En cuestión de horas, lo que se presuponía blindado y listo para la rúbrica final, saltó por los aires. El Partido Popular se aferró a una “nueva excusa” para suspender las conversaciones con el PSOE para renovar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), que vive bloqueado desde hace 1.423 días. Ferraz respondió a la maniobra mediante un durísimo comunicado, en el que achacaba a Alberto Núñez Feijóo su debilidad ante las presiones de la “derecha reaccionaria”. El delito de sedición es el enésimo pretexto utilizado por Génova para ahondar en la “crisis institucional” y así se lo han recordado los socialistas, mediante un crudo vídeo que recoge todos los subterfugios a los que han recurrido los conservadores para persistir en el bloqueo al órgano constitucional. “Excusas y más excusas. Bloqueo y más bloqueo”.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, inmerso en una minigira por África, daba por zanjadas las conversaciones y emplazaba al Partido Popular a estampar su firma en el documento final. “El acuerdo está listo a la espera del PP”, avanzó el jefe del Ejecutivo, minutos después de que la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, interviniera en el Congreso de los Diputados y verbalizara la intención de Moncloa de avanzar en la reforma del delito de sedición.

Tras esta concatenación de acontecimientos, los conservadores empezaron a dar marcha atrás desmintiendo al presidente del Gobierno. Desde Génova, deslizaron que su intervención fue inexacta. No negaron que los “avances” cosechados, pero fuentes del partido insinuaron que ni mucho menos estaba cerrado, sino que faltaban aún asperezas que, por mínimas que fueran, había que limar. Tras ello, llegó la suspensión de las negociaciones y la cruda reacción de Ferraz, que pivotó sobre la debilidad del liderazgo de Feijóo, a quien le achacan plegarse ante las presiones de la “derecha más reaccionaria”.

Las excusas del PP

Comunicado mediante, este viernes ha amanecido con un duro vídeo lanzado por el PSOE en el que dan cuenta de todos y cada uno de los pretextos a los que se ha aferrado el Partido Popular durante estos 1.423 días de bloqueo. Los socialistas han recurrido a los días en los que Pablo Casado aún reinaba en Génova y establecía las primeras excusas para negarse a negociar la renovación del órgano de gobierno de los jueces.

En aquel entonces, recién superada la fase más dura de la pandemia del coronavirus, el otrora líder de la oposición desechaba los ofrecimientos del PSOE para atornillarse a la silla a levantar el bloqueo al Poder Judicial. En esta ocasión, la justificación de Génova pivotó en aquellos días sobre los ataques de Podemos al Rey. “No hay pacto posible con quienes piden la abdicación del Rey, la independencia de Cataluña y el blanqueamiento de los batasunos”, explicó el líder de los populares.

Los subterfugios que ha puesto el Partido Popular durante todo este proceso han girado en torno al “respeto” a las condiciones que establecía Génova para iniciar las conversaciones, pero también con orillar a Podemos lejos de la mesa de negociación o la poca confianza que tenían en el presidente del Gobierno. “Para acordar con Sánchez hay que fiarse de Sánchez”, argumentó en su momento un Javier Maroto que también justificó la cerrazón de su partido en base a la condición sine qua non de que “los jueces elijan a los jueces”.

Las “puertas giratorias”, en su momento, también ayudaron al PP a construir su argumentario para justificar su rechazo a desbloquear el Poder Judicial. “Que nunca más un político dé el salto del Congreso al Poder Judicial”, sugirió quien fuera secretario general del Partido Popular, Teodoro García Egea.

El cambio de regente en Génova no ayudó a tender puentes con el PSOE para acometer una renovación que, finalmente, forzaría el presidente del CGPJ con su dimisión hace unas semanas. Entonces, Sánchez telefoneó a Feijóo, quien también negó la mayor a negociar por las elecciones andaluces o los pactos del Ejecutivo con Esquerra Republicana.

Superada la línea roja de las puertas giratorias, todo apuntaba a un acuerdo inminente. Sin embargo, la “excusa” ahora es la reforma del delito de sedición, algo que no ha cambiado en estos cuatro años de legislatura. De hecho, destacados miembros socialistas se han encargado de transmitir este compromiso tanto en público como en privado. No obstante, la intervención de Montero en sede parlamentaria desató el estado de nerviosismo en Génova 13, a pesar de que tanto Feijóo como su número 2, Cuca Gamarra, se encargaron de desvincular la reforma del Código Penal de la negociación por el Poder Judicial.