Que el lunes será un día histórico, uno más en este ciclo infinito en el que todo se vive con una intensidad inusitada, cambiante y sin tiempo para el respiro, se sabía desde que el pasado miércoles el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunciase a través de una carta a la ciudadanía publicada en las redes sociales que cancelaba su agenda para meditar si merecía la pena seguir o no ostentando la presidencia después del último ejemplo de lawfare contra su mujer, Begoña Gómez.

Ha habido que esperar hasta este lunes, a las 8.45 horas, para que la Secretaría de Estado de Comunicación informase de la hora a la que Sánchez comparecerá en la escalinata del Palacio de La Moncloa. Esta imagen, por todos conocida de ocasiones como los cambios de ministros en el Gobierno o el adelanto electoral de julio de 2023, puede ser la última del presidente guardando las llaves de la residencia oficial del presidente. La decisión, analizada y desconocida por todos, muy meditada y guardada bajo llave, será anunciada a las 11.00 horas.

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Será entonces cuando el impertérrito presidente, galán de un aura de supervivencia hasta el momento, despeje la duda sobre su continuidad. Sobre la mesa hay distintos escenarios, que pasan, obligadamente, por su dimisión o su continuidad. En caso de que finalmente el socialismo haya conseguido persuadirle, habrá que analizar cómo lo hace, cómo lo anuncia, si se somete a una decisión de confianza o vuelve a citar a los españoles con las urnas con una convocatoria que debe postergarse de forma obligada por ley hasta el 30 de mayo.

A una hora de su comparecencia, en el momento en el que se está redactando este artículo, las quinielas apuntan en un porcentaje mayor a su dimisión. Voces cercanas creen que esta vez el presidente no aguantará a la presión, que se ha tocado su punto débil, que Sánchez, el del Manual de Resistencia, se apartará para proteger a su familia de las calumnias de la derecha política, económica y judicial de este país. A esto, se une que ahora mismo la vicepresidenta del Gobierno, María Jesús Montero, y el secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, se encuentran en Moncloa, donde esperan a que Sánchez haga público el anuncio. 

Se tratará de una declaración institucional, sin preguntas, a la que solo podrán acudir medios gráficos, como es habitual en este tipo de comparecencias. Máximo hermetismo ante una jornada que pone patas arriba el panorama político nacional, a la espera del anuncio del presidente. Nervios en el socialismo y en la oposición, que ensaya dos posibles respuestas. 

 

Cronología de un anuncio desconocido

Nueve minutos pasaban de las 19 de la tarde del miércoles, cuando el presidente, a través de su cuenta de Twitter, se dirigía a la ciudadanía para anunciar que dejaba aparcado su ejercicio en la agenda pública durante cuatro días para decidir si continuar al mando de la presidencia u optar por la dimisión. Detrás de esta decisión, “la gravedad de los ataques” que habían estado recibiendo tanto él como su mujer, Begoña Gómez, han mantenido al país en un halo de incertidumbre, pero que, en cambio, ha servido para reafirmar las posturas de muchos que han salido a las calles para mostrar su apoyo al todavía presidente del Gobierno y, sobre todo, contestar con rotundidad a una de las preguntas que el propio presidente se hacía en dicha carta: “Llegados a este punto, la pregunta que legítimamente me hago es ¿merece la pena todo esto? Sinceramente, no lo sé”. No fue uno, ni dos, quienes se dirigieron al presidente en un intento de sembrar claridad a su incertidumbre asegurando que sí que merece la pena.

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El primero de ellos fue el expresidente socialista José Luis Rodríguez Zapatero, quien en los micrófonos de la cadena SER respondió con un tajante “Absolutamente, claro que vale la pena, Pedro”, acompañándolo además de los principales hitos que el socialismo ha conseguido en los últimos tiempos: “Vale la pena, Pedro, tener un país que por primera vez tiene 21 millones de personas trabajando, ha subido el SMI como nunca, tiene el récord de inversión en becas, ha logrado una reforma laboral, es referente en crecimiento económico y social en Europa. Y vale la pena reconocer al Estado palestino, el grito por la paz y contra la barbarie en Gaza nos motivó y nos moviliza".

Al apoyo de presidente a otro presidente, se unieron multitud de militantes socialistas y miembros del PSOE que mostraron unidad y acuerdo para pedir al líder del Ejecutivo que se quede. Durante la mañana del sábado, la sede socialista situada en Ferraz fue testigo de una concentración histórica en la que políticos y socialismo llegado de todas partes del país tiñeron de rojo la céntrica calle de la ciudad y alentaron al presidente con multitud de cánticos entre los que el famoso “Quédate” de Quevedo fue el protagonista. 

Mientras en el exterior de la sede se continuaban concentrando progresivamente más y más socialistas, de puertas para adentro, donde se celebraba el Comité Federal, la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, tuvo la voz cantante. Se dirigió al presidente del Ejecutivo y, de manera similar al exlíder Zapatero, le contestó: “Querido Pedro, hemos leído tu carta. En ella te preguntas si merece la pena seguir. Merece la pena seguir avanzando para que haya más y mejores empleos, seguir subiendo las pensiones y el SMI, por la igualdad de las mujeres, para aumentar el gasto en becas y apostar por la ciencia, seguir defendiendo la cultural frente a la censura, para que los españoles tengan derecho a una vivienda vivan donde vivan, para dejarle un mundo mejor a nuestros hijos luchando contra el cambio climático, por la memoria democrática frente al negacionismo, por la paz en Gaza. Para eso te necesitamos. Sí, merece la pena que ganen los buenos”.

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Tras la intervención de la que ahora sería candidata a presidir la Moncloa en caso de que Sánchez opte por su dimisión, fueron pronunciado su apoyo diferentes miembros de la cúpula socialista.  El ministro de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, aprovechaba su intervención para poner el acento en los ataques que han llevado a Sánchez a tomar esta decisión y en “la cacería absolutamente injusta contra un Gobierno progresista, democrático y legítimo, por tanto, eso es lo que hoy nos convoca aquí en Madrid a todos los demócratas, a todos los progresistas, contra una jauría que no tiene límites”.

En la misma línea, Pilar Alegría, portavoz del Gobierno, aseguró que Sánchez puede contar con el respaldo de los socialistas que no darán un paso atrás “después del ataque indiscriminado” y que lleva sufriendo desde hace “más de diez años”.

De Ferraz hasta el Congreso

“Por amor a la democracia” fue el lema que este domingo volvió a llenar las calles de Madrid, donde unas 5.000 personas, según la Delegación del Gobierno en Madrid, se concentraron nuevamente en una marcha que finalizó a las puertas del Congreso y cuya misión fue pedir al líder socialista su permanencia al frente del Ejecutivo. En ella, estuvo presente la ministra de Sanidad, Mónica García, que solicitó paralizar “el bullying político” y añadió: “Ni nos doblegarán, ni, por supuesto, nos domesticarán. Aquí estamos para defender la política y para alzar la voz frente a ese acoso de la derecha que lleva años persiguiendo a las gentes progresistas”.

Pese a las evidentes muestras de respaldo a Sánchez este fin de semana en Madrid, la capital no ha sido la única donde el socialismo ha pedido con fuerza la continuidad del presidente. En Valencia, frente a la sede del Partido Socialista, también se concentraron unas 2.000 personas, al igual que en Zaragoza y en otros puntos del país donde aquellos que no se desplazaron hasta Ferraz, mostraron desde la distancia su defensa al presidente.