Al margen de que el 26J se dirimirá quién y quiénes ostentan y ejercen el poder de la Nación durante ´los próximos cuatro años, se ventila también la hegemonía de la izquierda en una partida sin igual desde que se iniciaron el restablecimiento de las libertades en 1977.

Pablo Iglesias –casi individualmente, utilizando su enorme capacidad comunicativa y su gestión de los espacios televisivos- ha conseguido lo que no lograron Santiago Carrillo, Gerardo Iglesias ni Julio Anguita. Esta es la verdad. Y la verdad es siempre la verdad.

¿Sorpasso?

Iglesias –que en su día fue empleado de rango menor en IU- se ha comido en escaso tiempo a Izquierda Unida (incluido en esta coalición al histórico Partido Comunista de España (PCE) y, según algunos sondeos, amenaza también la hegemonía del Partido Socialista Obrero Español (PSOE).

Sin duda, en los actuales análisis que se realizan a tal propósito hay mucho interés creado. Negar la fuerza con la que viene pegando Pablo Iglesias y su “Unidos Podemos” sería tan absurdo como ocultar que en España hay mucho detritus social. Pero olvidar que el PSOE es una formación con 138 años de historia y que representa por derecho propio a la socialdemocracia español que durante los 14 años de gobierno de Felipe González cambió la faz del país.

No creo que el socialismo democrático en España pueda desaparecer de un mordisco. Porque fundamentalmente asienta sus reales sobre muchas voluntades que desean continuar teniendo voz y percepciones propias.

Si Sánchez consiguiera formar gobierno ya ha adelantado los nombres que conformarían su Gabinete. Gabilondo, Robles, Borrell, Sevilla, son nombres que tienen mucho valor político acumulado. A nadie pueden asustar si no todo lo contrario.

La izquierda

De modo y manera que estamos ante una partida de singular importancia y como tal se estima entre todos los observadores. Lo único que en ese debate por el liderazgo no puede permitirse es que se entronice la demagogia y las promesas que saben no se pueden cumplir. Crean falsas expectativas que al evaporarse producen dolor y desesperación. Nadie en su sano juicio puede pensar que la cuarta potencia de Europa se puede entender sin una izquierda fuerte que para serlo tiene que ser esencialmente realista, moderada y posible.

Se equivocará Iglesias si piensa que puede barrer sin más al PSOE y los dirigentes del PSOE cometerán un grave error si no entienden que las nuevas generaciones quieren partidos políticos renovados, distintos y menos distantes.