Fernando Falcó, José García Abad y Carlos Espinosa de los Monteros en la presentación del libro 'Don Juan. Náufrago de su destino'. LUIS MARCHAL



El de Don Juan es un caso único en la historia de España al ser hijo de rey y padre de rey pero no rey, sólo pudo serlo después de su muerte. Este hecho se recalcó ayer varias veces en la presentación en Madrid del último libro del periodista José García Abad, editor de El Siglo y El Nuevo Lunes y colaborador de ELPLURAL.COM: Don Juan. Náufrago de su destino (Esfera de los libros). En el evento, el autor señaló que el padre de don Juan Carlos “se sintió abandonado y solo y Mario Conde se aprovechó de esa soledad”. En 2013 se cumplen 20 años de la muerte del conde de Barcelona y 100 de su nacimiento.

García Abad contó con el empresario Fernando Falcó, marqués de Cubas, y con Carlos Espinosa de los Monteros, Alto Comisionado de la Marca España, para la presentación de Don Juan. Náufrago de su destino. Ambos le conocieron personalmente. Falcó subrayó que es destacable que un escritor y periodista “de izquierdas” haga un libro sobre don Juan. “Fue una persona que tiene un papel relevante en la historia, aunque fue injustamente tratado. Su propia existencia era incómoda para el régimen de Franco. Él creía en una España reconciliada”, describió. Los padres de Falcó cedieron su casa de la Castellana, en Madrid, “al rey”, en alusión a don Juan, con todo su servicio durante una temporada.

Mandó a su hijo a España para que reinara
A renglón seguido, Falcó defendió que don Juan trajo a su hijo a educarse en España por presiones de un grupo de Estoril. “Ellos le decían que si don Juan Carlos no se educaba en España, no podría reinar, porque se le consideraría español. Don Juan siempre tuvo una postura crítica frente al régimen. Lo cierto es que se sacrificó por estar cerca de España y por estar cerca de españoles”, manifestó. Asimismo, subrayó su capacidad de sacrificio por la causa de España. “Don Juan trataba a su hijo con un respeto excepcional. Él no abdicó de sus derechos hasta que no vio consolidada la monarquía. Fue una pena que no se le diera más trascendencia al acto de renuncia. En el libro de García Abad, en el que hace un retrato vigoroso y humano, queda reflejada esta capacidad de sacrificio”, concluyó.

‘El gran patriota’
Espinosa de los Monteros se expresó en la misma línea. “A Franco, don Juan le inquietaba, le molestaba la figura del pretendiente”, indicó. A su juicio, “no existe ningún libro que haga un análisis completo de la figura de don Juan y el de García Abad viene a llenar lagunas”. Eso sí, él, manifestó, habría puesto como subtitulo El gran patriota. “Dio siempre testimonio de su amor a España. Fue siempre generoso. Cuando renunció a sus derechos dinásticos, dijo ‘todo por España”, recordó.

Prioridad, restaurar la monarquía
El Alto Comisionado de la Marca España también trató el tema de los acuerdos para la educación del entonces príncipe Juan Carlos. “Fue un acuerdo que no gustó ni a los seguidores de un lado ni a los del otro. Había gente próxima al ámbito de Franco que se opuso, igual que desde el lado monárquico se vio como una trampa del gallego. La prioridad de don Juan era restaurar la monarquía”, explicó. Del libro de García Abad, Espinosa de los Monteros declaró que es “el fiel reflejo de la vida de una persona a la que no se ha hecho justicia”.

Licencia de Mario Conde
El capítulo 17 de Don Juan. Náufrago de su destino está dedicado a las relaciones de éste con Mario Conde. Falcó aseveró que quien las ha desvelado ha sido Conde y que esa cercanía con el Rey es una “licencia”. García Abad apuntó que don Juan “se sintió abandonado y solo y Mario Conde se aprovechó de esa soledad”.

Fernando Falcó, José García Abad y Carlos Espinosa de los Monteros en la presentación del libro 'Don Juan. Náufrago de su destino'. LUIS MARCHAL



Sentimientos tras el exilio
Precisamente, el editorde El Siglo y El Nuevo Lunes quiso resaltar los sentimientos de don Juan cuando volvió a España tras años de exilio. Ofreció una visión menos idealista que sus predecesores del protagonista de su obra. En la época de Franco se dio una visión distorsionada del personaje. Después, cuando llegó la monarquía parlamentaria, él se sintió “maltratado”. Cuando renunció a sus derechos, habría preferido que se hiciera en el Parlamento o en el Palacio Real, con solemnidad. En un momento dado, llegó a ironizar que habrían querido que renunciara “por teléfono”. “Fue evolucionando desde una visión de la monarquía con tintes absolutistas. Es un personaje que tuvo que buscarse el apoyo de tendencias muy diferentes y contradictorias”, relató García Abad.

Compró su tumba
Al principio de la democracia, a don Juan se le ninguneó hasta el extremo de que no tenía ningún puesto protocolario. Cuando murió, se le enterró en El Escorial con honores de rey. Eso él no lo debía de esperar, puesto que, como se recoge en el libro de García Abad, llegó a comprar su tumba. Por otro lado, el colaborador de ELPLURAL.COM dudó de que hubiera armonía entre padre e hijo. Sus relaciones fueron muy conflictivas en lo político pero también en lo personal. La muerte del infante Alfonso les “distanció mucho”. Fue un antes  y un después. Falcó replicó que “hubo sentimiento de tragedia en toda la familia, pero distanciamiento. Una de las cosas de las familias reales es que se consideran que esas cosas hay que sobrellevarlas de una manera digna”. A esto, el periodista Jaime Peñafiel, que estaba en la presentación, entre el público, lamentó que don Juan fuera “una persona maltratada incluso por su propio hijo, que llevó esa situación con dignidad”.