El número dos de Gürtel, Pablo Crespo, ha negado las acusaciones de la Fiscalía, amparándose en que él se limitaba a seguir las órdenes de su jefe, Francisco Correa, y en la ilegalidad de las escuchas que autorizó el exjuez Baltasar Garzón.

Durante el interrogatorio de la fiscal anticorrupción Concepción Sabadell, Crespo ha asegurado que todo lo que hacía era previamente autorizado por Correa. Según ha dicho, él era sólo un "transmisor de órdenes" de su jefe, no llevaba la contabilidad y no entraba al detalle, y también ha negado cualquier relación con políticos a los que Correa dijo que pagó comisiones a cambio de adjudicaciones, como el exalcalde de Majadahonda Guillermo Ortega.


Nada de la contabilidad B y pagos a políticos
"Mi relación con la contabilidad era firmar las cuentas anuales y punto", ha dicho sobre las empresas que administraba, ya que él venía de la política y su experiencia como empresario era "nula".

"Sí tenía (experiencia) como gestor en el PP, pero como empresario era cero; por lo tanto mi frecuencia de petición de instrucciones de Correa era continua" y diaria, ha explicado después de aclarar que ni sabía que existía una contabilidad B en la trama, ni tampoco de los supuestos pagos a políticos del PP a cambio de adjudicaciones”, ha añadido.

Crespo ha reconocido que a la sede del partido de la calle Génova acudió "hasta 30 veces" para reclamar pagos de una campaña electoral que organizaron las empresas de Correa, sin embargo, se ha desmarcado de la gestión de sus empresas después de 2005, cuando entró en juego el exdirectivo de Repsol Ramón Blanco Balín, que construyó un entramado de empresas en paraísos fiscales para mantener "opaco" a Correa. A partir de ese momento, él dejó de llevar el día a día de las sociedades, ha dicho Crespo, que seguirá declarando ante la fiscal mañana a partir de las diez de la mañana.


Reniega de sus declaraciones anteriores
El que fuera secretario de organización del PP gallego (1996-1999) ha insistido en no ratificar sus declaraciones ante los jueces Baltasar Garzón y Antonio Pedreira, tras su arresto en 2009.

En el primer caso porque no estaba en condiciones anímicas después de tres días detenido en unos calabozos que parecían una "mazmorra de la Edad Media", y en el segundo porque después de declarar conoció que sus conversaciones en prisión fueron "grabadas y escuchadas con la aquiescencia, con perdón, de la Fiscalía para la que usted trabaja", ha dicho dirigiéndose a Sabadell.

"Conversaciones grabadas y escuchadas por la Fiscalía, Garzón y los policías que aquí van a declarar como peritos", ha reiterado Crespo, al observar que las preguntas que le hicieron entonces estaban "dirigidas por las conversaciones que se habían escuchado" y que finalmente fueron descartadas de la investigación al ser declaradas ilícitas.

Crespo ha vuelto a mencionar los rumores que supuestamente escuchó sobre que el caso Gürtel se inició "desde el despacho de Rubalcaba", entonces ministro del Interior.  "Se había organizado con policías amigos y gente de confianza una operación que realmente iba dirigida contra el PP", en la que estaba involucrado Correa "por su relación con el yerno de Aznar", Alejandro Agag, según afirmó el número dos de la Gürtel.

Los periodistas siguen desde la sala de prensa de la Audiencia Nacional en San Fernando de Henares la declaración de Cr
Originales, no documentos digitalizados
Crespo no ha reconocido ni sus iniciales ni su firma en documentos en los que se verifican pagos de miles de euros hacia otros acusados como el exalcalde de Pozuelo de Alarcón, Jesús Sepúlveda o su homólogo en Majadahonda, Guillermo Ortega, alegando que no contesta preguntas si no se ponen sobre la mesa los originales de las pruebas.

El abogado de Crespo, Miguel Durán, ha mostrado su protesta por tener que desarrollar la vista con material digitalizado y pide que se anule una hipotética sentencia condenatoria por posible violación del Derecho de Defensa.