Lunes 4 de julio del año 2022. Nos encontramos ante la aberrante circunstancia de tener que recordar que los políticos, en especial los ministros de un Gobierno, realizan viajes institucionales con agenda pública. Pese a que forma parte de su trabajo, en los últimos días la ministra de Igualdad, Irene Montero, ha sido objeto de afiladas críticas por su visita a Nueva York. Una fotografía en Times Square junto a su equipo ha sido el detonante. Usuarios de redes sociales, azuzados por la derecha política y mediática, han cargado contra el desplazamiento de Montero, acusándola de poco menos que financiarse una suerte de excursión de fin de curso con su grupo de amigas a costa del erario público. Una lectura que no hace sino confirmar la visión patrimonialista de la política que atesora la derecha: cuando son ellos los que hacen estos viajes, todo bien, son de trabajo y en pro de los intereses del país; pero si lo hacen otros, fatal de los fatales. Claro que tuvo una apretada agenda, pero algunos sectores siguen sin asumir que sea ministra, cuando menos que utilice las herramientas del Gobierno para desplegar una agenda feminista.

Sirva este artículo para ratificar la más absoluta de las evidencias: Irene Montero no se fue de vacaciones, sino que viajó a Estados Unidos con una agenda cerrada. En total, una decena de actos, eventos y reuniones (dos de ellas en la Casa Blanca) en menos de tres días que ponen de manifiesto que lo que molesta a la derecha no es la visita, sino el fondo de la misma.

Irene Montero claro que tuvo una apretada agenda de trabajo, pero la derecha sigue sin asumir que sea ministra, cuando menos que utilice las herramientas del Gobierno para desplegar una agenda feminista

Tal y como informó el Ministerio de Igualdad, la gira de Irene Montero -quien acudió acompañada de la secretaria de Estado de Igualdad y contra la Violencia de Género, Ángela Rodríguez-, tenía por objeto “reforzar la agenda feminista”. En concreto, pretendía abordar aspectos relacionados con la nueva Ley de Interrupción Voluntario del Embarazo y de salud sexual y reproductiva española en un marco convulso como consecuencia de la sentencia del Tribunal Supremo que tumbó el derecho al aborto en EEUU.

La ministra de Igualdad tuvo días de reuniones y eventos, desde el miércoles 29 de junio al viernes 1 de julio. El primer día se reunió con Andrea Gillespie y David Stacey, abogada de políticas internacionales y director de Asuntos Gubernamentales del Human Rights Committee respectivamente. Después, se vio en la Casa Blanca con Chiraag Bains,asistente adjunto del presidente y director adjunto del DCP para la Justicia Racial y la Equidad. Ya por la tarde, a las 17:00 hora local, mantuvo un encuentro con Jennifer Klein, directora Ejecutiva del Consejo de Políticas de Género de la Casa Blanca; a las 18:15 estuvo con periodistas en la Embajada de España y a las 19:30 horas participó en la recepción de honor organizada por la embajadora de representantes de España ante la Organización de los Estados Americanos (OEA), Carmen Montón.

El segundo día, charló con Gloria Steinem, histórica feminista estadounidense; luego, tras el almuerzo, se reunió con la directora Ejecutiva de ONU Mujeres, Sima Bahous y cerró la jornada con un encuentro con la directora de Asuntos de la Mujer del Estado de Nueva York, Emily Kadar.

El viernes, su último día, aprovechó para visitar el Centre for Reproductive Rights y reunirse, después, con Maria Sjödin, directora Ejecutiva de Outright Action International. En total, 10 actos en menos de tres días que salpimentó con canutazos y demás acciones para medios de comunicación.

Sí, Irene Montero se retrató en Times Square junto a su equipo (por cierto, una estampa bastante parecida a la de Isabel Díaz Ayuso junto a Miguel Ángel Rodríguez y compañía). Y no, fotografiarse en uno de los lugares más emblemáticos de Nueva York no es incompatible con un viaje de trabajo. El maremágnum de reproches y vituperios contra la dirigente de Unidas Podemos no fueron provocados por que no tuviera agenda. Todo lo contrario. Escuece que simplemente que sea ministra y actúe en consecuencia, pues después de todo, la derecha entiende que la gestión de los recursos de todos les corresponde únicamente a ellos. Según su visión patrimonialista de la Moncloa, la izquierda no debe recurrir al Falcon, mucho menos para reforzar y desplegar su agenda feminista.

Fuentes del Ministerio de Igualdad consultadas por ElPlural.com lamentan que lo que “debiera ser un orgullo”, como es que en la Casa Blanca sitúen a España “a la vanguardia de los derechos feministas” y reciban a una ministra, ha sido utilizado como arma arrojadiza.

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, estuve el pasado septiembre en Estados Unidos. Una gira que resultó ser un bluf porque únicamente recibió cobertura de medios madrileños, la práctica totalidad de los congresistas le plantaron y uno de los eventos más destacados fue la reunión con una organización acusada de interferir en las elecciones estadounidenses (Globa Americans, un think tank de NED, grupo fundado en 1983 para la lucha anticomunista). Pese a todo esto, Ayuso ha utilizado su viaje para cargar contra Montero: “Cuando el gobierno de la Comunidad de Madrid viaja, lleva una agenda política”. Como si la ministra de Igualdad no la tuviera. La tuvo, pero no le gustó, como tampoco aprueban que sea ministra.