"Padre, se acabó"
La hija de Ernest Lluch, asesinado en noviembre de 2000 por ETA,acudió al cementerio para visitar la tumba de su padre tras conocer elanuncio de ETA: "“Más que para decirle algo, porque no creo que despuésde la muerte la gente pueda escuchar o saber, ni que vaya al cielo oalguna parte, he sentido la necesidad simbólica de ir al cementerio ydecirle: 'Padre, se acabó'. Básicamente lo he hecho por mí misma. Parapoder decir bien alto que ya está, que se acabó y que, además, deberánhacer lo que él ya proponía hace once años”. “Ellos –añade Eulàlia- nohan pedido concesiones y eso es una diferencia. Pero sí que habría queacercar a los presos, que es algo aprobado en el Congreso desde los añosochenta, es un derecho”.
Eulàlia, Mireia, Ernest i Rosa Lluch (Foto: Fundación Ernest Lluch)
Ante las numerosas peticiones que han llegado a nuestro correo reclamándonos que recuperásemos el artículo de Enric Sopena, reproducimos a continuación el texto completo:
Cabos SueltosEulàlia, hija de Ernest Lluch: “Yo perdono a ETA; no puedo vivir con resentimiento , odio y venganza”
ENRIC SOPENA
Va a hacer pronto once años desde aquellanoche aciaga del mes de noviembre, cuando terroristas de ETA mataron enBarcelona, en el parking de su casa, al ex ministro socialista ErnestLluch. Te la tenían jurada, querido Ernest. No te perdonaron lostalibanes de turno -esos que se amontonaron un día en las calles de SanSebastián, tu ciudad del alma-, que les replicaras con la fuerza de larazón, mientras ellos te ahogaban a gritos y pitando como energúmenos.Pero tú, apreciado amigo, les respondiste con un gran valor, también agritos, no tenías otro remedio, estabas tú solo, y les dijistereiteradamente: “¡Gritad bien fuerte, gritad, gritad, que, mientrasgritáis aquí, no estáis usando las pistolas!”
Pero usaron las pistolas el 21 de noviembre del año 2000 yacabaron vilmente con la vida de Lluch, que era, por encima de todo,como un humanista del renacimiento, o del siglo de las luces, y sin dudaalguna un demócrata sin fisuras, un luchador de siempre por lalibertad. Me permitirás que te diga que tu hija Eulàlia me ha conmovido,mientras leía una entrevista que le han hecho en el diario Público.Tal entrevista fue difundida ayer. Puedes estar orgulloso, Ernest. Surelato es admirable, sensato, mesurado, rebosante de virtudes y desentido común.
“Padre, se acabó”
Explica el por qué fue hace unos días a la tumba de su padre,en el pueblo de Maià de Montcal, en la provincia de Girona, dondeveraneais: “Más que para decirle algo, porque no creo que después de lamuerte la gente pueda escuchar o saber, ni que vaya al cielo o algunaparte, he sentido la necesidad simbólica de ir al cementerio y decirle:“Padre, se acabó”. Básicamente lo he hecho por mí misma. Para poderdecir bien alto que ya está, que se acabó y que, además, deberán hacerlo que él ya proponía hace once años”. “Ellos –añade Eulàlia- no hanpedido concesiones y eso es una diferencia. Pero sí que habría queacercar a los presos, que es algo aprobado en el Congreso desde los añosochenta, es un derecho”.
Todos tenemos que ser generosos
Ernest apostó por el diálogo y ETA lo mató. Su hija subraya, noobstante: “Si no lo acabamos hablando, ¿cómo vamos a acabarlo? ¿Cómoacabó la Segunda Guerra Mundial? Sentados en una mesa. Los dos bandos¿Cómo acaban los conflictos bélicos? Hay que sentarse a hablar, serpacientes, prudentes y generosos”.Comprende Eulàlia que “las víctimastambién deben ser generosas. Todos tenemos que serlo. Todos tenemosnuestros puntos de vista, nuestros dolores, pero también el mismo deseode que esto se acabe”.
“Mataban y ponían bombas”
No elude algo que no le gustó del comunicado etarra: “Hay unacosa que no me gusta y es que sólo hablan de sus víctimas. Y habría quedecirles: “Perdonen, es que ustedes mataban y ponían bombas”. Aunqueentiendo su mentalidad. Acaban de aceptar una derrota. No les ha servidode nada su lucha porque no han conseguido sus objetivos. Lo único quehan conseguido es matar a 829 personas. A mí personalmente, que me pidanperdón me sirve de muy poco si no lo refrendan con actos. Pedir perdónes fácil, lo difícil es demostrar que te has equivocado y quieresrectificar.”
No nos confundamos
Eulàlia insiste, querido Ernest, en que “no olviden que elloshan matado a mucha gente y que han provocado mucho dolor (…) En esteproceso (…) no tenemos que intervenir, las víctimas somos siempresubjetivas. Este proceso hay que afrontarlo con la cabeza bien fría ysiendo objetivos (…) Yo los perdono [a ETA] porque no puedo vivir todala vida con resentimiento, con odio, con ganas de venganza, porque esome va a matar a mí también, aunque entiendo que haya otras víctimas quenecesiten que les pidan perdón. Lo que no podemos es confundir, comocuando la AVT hacía esas manifestaciones donde se llamaba asesino aZapatero. No, eso no, no nos confundamos”
Ha ganado la democracia
“Nadie –prosigue la hija de Lluch- se ha arrodillado ante ETA.Pero si ¡hemos ganado! Ha ganado la democracia. Llevan más de cuarentaaños matando ¿y qué han conseguido? Matar. Hemos sufrido durantecuarenta años una lacra sin concederles lo que ellos querían por lasarmas (…) En mi caso pienso en mi padre, que quería que todo estoterminara. Por lo tanto, por su memoria, seré todo lo generosa que seanecesario, porque el objetivo final es que, para mi hija, que ahoratiene siete años, ETA sea un pasado y no un presente”.
La voz que clama en el desierto
¡Ojalá la voz de Eulàlia y de otras víctimas del terror no seala voz que clama en el desierto! Querido Ernest, los nobles argumentosempleados por tu hija, cuyo pensamiento de fondo es muy similar al tuyo,tendrían que asumirlos el conjunto de la sociedad española. De lo quese trata es que ETA sea, en efecto, “un pasado y no un presente.”
Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM