En 1996 tanto CiU como PP presentaron su acuerdo como un gran triunfo común, mientras que ahora ha sido únicamente el PP catalán, a través de su presidenta, Alicia Sánchez-Camacho, y su portavoz parlamentario, Enric Millo, quienes han capitalizado casi en exclusiva la firma de este nuevo acuerdo. Y es que el Pacto del Neri se basa en una serie de importantes cesiones que CiU ha hecho a cambio de que el PP facilite con su abstención la aprobación de los Presupuestos de la Generalitat para 2012.

Un trágala para CiU
Con una política de clara orientación populista, el PP ha impuesto a CiU rebajas sustanciales en nuevas tasas que el Gobierno presidido por Artur Mas consideraba imprescindibles para ajustar sus cuentas de este ejercicio: la tasa turística, el copago sanitario, las tasas de la administración de justicia y de los mataderos, el canon del agua … Y al mismo tiempo el PP ha obligado a CiU a presentar una ley de apoyo a los emprendedores con la introducción en los planes educativos de contenidos lectivos sobre emprendeduría, un aumento sustancial de la dotación de capital del Instituto Catalán de Finanzas para las pequeñas y medianas empresas, mayor poder de control y fiscalización para la Oficina Presupuestaria, la aprobación de una ley de Transparencia, la fijación de un límite del gasto no financiero, la mejora de la dotación presupuestaria del Fondo de Cooperación Local, la reducción del 25% de las entidades públicas y otras medidas del mismo signo.

El poder del PP
En el Pacto del Neri se hace muy evidente el gran poder actual del PP. El escenario político de 2012 tiene muy poco que ver con el de 1996, cuando Jordi Pujol firmó el Pacto del Majestic con José María Aznar en lo que en definitiva fue un intercambio de cromos entre CiU y PP, ya que ambas formaciones gobernaban pero no contaban con mayorías absolutas que les garantizaran la necesaria estabilidad parlamentaria. Hoy, en cambio, CiU sigue sin tener mayoría absoluta en el Parlamento de Cataluña pero el PP dispone de una amplísima mayoría en las Cortes Generales y cuenta asimismo con un poder poco menos que absoluto en el mapa político español, también a nivel autonómico y municipal.

Adiós al notario
Nadie recuerda ya que Artur Mas protocolizó ante notario, cuando por vez primera fue el candidato de CiU a la Presidencia de la Generalitat, que bajo ningún concepto pactaría de nuevo con el PP. Nadie parece recordar tampoco que fue el PP el partido que, con su recurso ante el Tribunal Constitucional, impidió que Cataluña pudiese contar ahora con un Estatuto de Autonomía como el que, tras haber sido aprobado por las Cortes Generales, fue refrendado por la ciudadanía catalana. Tampoco nadie parece recordar ahora que CiU se fijó como principal objetivo de esta legislatura la obtención del concierto económico, presentado ahora como pacto fiscal, como primer paso de la llamada “transición nacional”, en clave soberanista.

Adiós a la “geometría variable”
Aunque desde las filas de CiU se insiste en hablar de la “geometría variable” como su opción para alcanzar acuerdos con varias fuerzas políticas en el Parlamento de Cataluña, está claro que el Pacto del Neri va mucho más allá que el Pacto del Majestic y convierte al PP en el socio preferente y prácticamente exclusivo de CiU, que le necesita asimismo para gobernar en otras importantes instituciones catalanas, en especial en el Ayuntamiento y la Diputación de Barcelona. Y ello en una situación en nada favorable a CiU, que no puede presionar al PP ni ofrecerle nada a cambio, ya que el Gobierno de Mariano Rajoy cuenta con una muy amplia mayoría absoluta.

“El Día de los Enamorados”
Casualidad o no –y en comunicación política nada suele ser casual-, el Pacto del Neri se firmó a altas horas de la madrugada del pasado 14 de febrero, festividad de san Valentín, esto es “el Día de los Enamorados”. ¿Están realmente enamorados CiU y PP? ¿Se trata de un matrimonio de conveniencia? ¿Habrá algún día divorcio entre estas dos formaciones políticas? Por ahora sólo está claro que quien manda en este matrimonio es el PP.