En la carrera política de Isabel Díaz Ayuso no hay puntada sin hilo. La presidenta de la Comunidad de Madrid fue nombrada hace unos meses como presidenta del partido en la región, un movimiento tan natural como esperado y que dejaba intuir que traería consigo ciertos cambios en el organigrama, estructura y estrategia de la formación.

Uno de los elementos clave de esta renovación a marchas forzadas era el relevo en las Nuevas Generaciones madrileñas. El deseo de Ayuso de controlar la sección joven del partido en su región surge al calor de la guerra interna con Pablo Casado, con el objetivo de construir un bastión de nuevas figuras que hiciera virar el futuro del partido hacia su orilla. “Quiero jóvenes del PP, no viejos de NNGG (…) Quiero un equipo que ceda el testigo sin caer en la decadencia”, declaraba la líder madrileña en su momento, lanzando un dardo a Ana Isabel Pérez Baos, quien fuera presidenta de Nuevas Generaciones desde 2013 hasta finales de 2022, y cuya prolongada permanencia en el cargo obedeció a diferentes intereses contrapuestos.

Este medio contactó en su día con el entorno de Pérez Baos. Dichas fuentes apuntaron que “no sabían desde dónde se vertía la animadversión hacia su legado, ya que lo único que habían hecho era remar por el partido”. “Nosotros, le gustemos o no a Sol, no hemos hecho más que trabajar en defender el proyecto del partido. Un claro ejemplo es la campaña electoral que hizo NNGG en la campaña autonómica de 2021, donde ninguno de la dirección íbamos en la candidatura y sin embargo nos dejamos la piel para su victoria electoral”, aseguraron.

A su vez, tampoco gustó que desde el entorno de Ayuso se acusara a la dirección de no querer renovar los espacios, dilatando los tiempos y poniendo trabasLlevan años tratando que Ana Isabel dimita para poner una gestora (a dedo) y no tener que convocar las urnas. Lo sano y democrático son las elecciones. Sabemos que nuestro mandato está agotado y lo que procede es convocar un Congreso, y eso es lo que, nosotros mismos, hemos pedido a Génova en innumerables ocasiones”.

Guerra interna y nueva línea, más radical

Paralelamente, otro de los aspectos relevantes de este choque de intereses está en la dimisión de Ángel Carromero, jefe oficioso de NNGG, asesor de Almeida y ‘casadista’ confeso que era, a su vez, el principal baluarte de Pérez Baos. Su marcha supuso una fluctuación muy fuerte en favor del entorno de Ayuso, y la eliminación de la expresidenta era el siguiente paso que necesitaban llevar a cabo para controlar por completo las NNGG.

La ‘ayusización’ de las Nuevas Generaciones ha quedado consolidada en el nuevo ciclo: las juventudes del PP han tomado una senda más radical y confrontativa, protagonizando actos a los que no acostumbraban. Tres ejemplos ilustran a la perfección este cambio de líneas: en primer lugar, la presencia de un grupo de estudiantes de la organización en la Facultad de Ciencias de la información de la Universidad Complutense de Madrid, el día en que Isabel Díaz Ayuso fue nombrada alumna ilustre. En el momento de la entrada de la presidenta, los estudiantes mostraron su apoyo a la presidenta madrileña a los gritos de 'Presidenta, presidenta', 'Mayoría absoluta', 'Libertad' y 'Comunista el que no vote’. Consignas que fueron respondidas por otros estudiantes con mensajes como ‘Fuera fascistas de la universidad’, desencadenando un pequeño conflicto verbal entre ambos grupos.

En segundo lugar, la convocatoria, por parte de las propias NNGG, de una manifestación contra la ley del ‘Solo sí es sí’ y contra la ministra de Igualdad, Irene Montero. Frente al edificio de esta misma cartera, las juventudes del PP pidieron “que se cambie esta ley y se rectifique de manera urgente”. Por su parte, la portavoz del PP, Cuca Gamarra, insistió en que “igual la ministra de Igualdad debería estar en la calle y no en el Ministerio”.

Y, en tercer lugar, cuando este miércoles, durante la manifestación del 8 de marzo por el Día Internacional de la Mujer, establecieron su propia concentración, llevando una pancarta que rezaba: “Que te vote Tito Berni”, en referencia a Juan Bernardo Fuentes Curbelo, diputado socialista ya apartado del partido por corrupción, y que contenía el logo del PSOE con una mujer tumbada.

Estos tres sucesos tienen un rasgo en común: Ignacio Dancausa, la persona encargada de encarnar el relevo de la presidencia de Nuevas Generaciones. Dancausa es un joven estudiante de la Universidad Complutense de Madrid que compagina este nuevo rol con su participación en Libertad Sin Ira, una organización universitaria de carácter derechista que lucha, en sus propias palabras, por “la libertad de expresión y la pluralidad de la Universidad”. ElPlural.com se ha puesto en contacto con él de para tratar un aspecto clave: la radicalización que ha sufrido la organización en los últimos meses, coincidente con su llegada al cargo y plasmada en estos ejemplos, pero hasta el momento de la publicación de este artículo, no hemos obtenido ninguna respuesta.