¿Dónde quedaron aquellos años en los que Mariano Rajoy criticaba al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero su irrelevancia en Europa? El actual presidente del Gobierno aprovechaba cada vez que tenía un micrófono delante para reprochar a Zapatero que no cogiera el timón y situara a España a la cabeza en Europa, cuando lo cierto, es que el país tenía figuras muy relevantes como Joaquín Almunia y Pedro Solbes. Pero lo cierto es que, ahora, casi en el ecuador de la segunda legislatura de Rajoy, la presencia de España en Europa es mínima y su influencia, irrelevante. A pesar de que al presidente del Gobierno le gusta compararse con “los países del entorno” o “las democracias europeas”, países como Portugal o Italia han ganado peso en la Unión, mientras España, con Rajoy en la cabina de mandos, ha ido perdiendo trascendencia y ha desperdiciado la oportunidad del Brexit.

A lo largo de esta semana se prevé que el Gobierno anuncie la candidatura de Luis de Guindos como nuevo vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE). Un eventual nombramiento que, de concretarse, lo hará sin la aprobación de la oposición española y la incomodidad del propio BCE, ya que ambos piden otro perfil (desde el PSOE reclaman que sea una mujer). De Guindos entraría para relevar al portugués Vítor Constancia, que deja el cargo el próximo 1 de junio, sin embargo, ni con esas España recortaría influencia en Europa con respecto a Portugal.

El ministro de Economía español perdió la carrera para liderar el Eurogrupo. Fue derrotado, de hecho, por el portugués Mário Centeno, presidente de dicho órgano desde el pasado 5 de diciembre. Con este golpe de efecto, Portugal ostenta la presidencia del Eurogrupo; la vicepresidencia del BCE (sería el sillón a ocupar por De Guindos) y la secretaría general de la ONU, con António Guterres.

Dejando a un lado la frontera del oeste, si España mira al este, Rajoy puede ver como la sombra de Italia por Europa se expande, mientras la suya, mengua. Mateo Renzi tiene a Antonio Tajani como presidente del Parlamento Europeo, a Mario Draghi al frente del BCE y a Federica Mogherini como Alta representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad.

El Brexit ofrecía una oportunidad a España para recuperar el peso político perdido. Existe un pacto tácito y no escrito por el que las cuatro potencias económicas de la Unión Europea tenían un sillón en el Consejo de Gobierno del BCE. Zapatero lo mantuvo, pero Rajoy lo perdió. La salida del Reino Unido de la UE podría relanzar la presencia de España, pero son Italia y Portugal quienes están ganando impulso en detrimento de España. ¿Se pondrá Rajoy al timón o se reducirá a continuar con el seguidismo de las políticas de Angela Merkel?