Dentro de la sección “Sinais de la (S8) Mostra de Cinema Periférico ha ofrecido una retrospectiva del cineasta Xacio Baño (Lugo, 1983) a través de cinco trabajos en apariencia diferentes entre sí pero que responden a un búsqueda por parte de Baño en torno a la imagen. Cinco cortometrajes para acercarnos a un cineasta inquieto.


Estereoscopia, de 2011, nos presenta ante un hombre que, tras un accidente de coche, necesita el trasplante de un ojo. Tras conseguirlo, su visión se dividirá en dos (como la pantalla cuando la cámara asume un punto de vista subjetivo), viendo por su ojo su realidad y, con el otro, el pasado de su dueño anterior. Así, el hombre verá convertida la mitad de su visión en una proyección en la que una vida ajena, acaso una ficción, se contrapone a su mirada. Pasado y presente, ficción y realidad. Finalmente, el hombre decidirá quedarse con el pasado y la ficción, quizá como respuesta personal a un futuro que le atemoriza, refugiándose en esa vida que aunque, otrora, fuera real, ahora ha quedado en una colección de imágenes/recuerdos de la que se acabará apoderando en un acto casi vampírico que, junto a algunas imágenes, Estereoscopia recuerda en determinados momentos a Arrebato de Iván Zulueta. Y en esa elección, un hombre que vive en un mundo gris, descubre que en la vida hay mucho más que aquello que le ha rodeado. Un cortometraje magnífico que nos recuerda la atracción del cine para contar historias y la posición del espectador para hacerse con ellas, para acabar integrándolas en la vida propia como hace el personaje del corto, cuya cabeza acaba convertida de manera metafórica en un proyector de cine (interno).


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Anacos (2012), piezas, Baño lleva más allá lo propuesto en el anterior al dividir la pantalla en cinco fragmentos. Su primera imagen, un bizcocho partido en cinco, sirve como arranque para una historia sobre una mujer, una madre. Cada pantalla muestra un instante diferente del mismo momento, o bien simplemente divide una imagen en cinco, creando en cualquier caso la sensación de un tiempo y de un espacio partido. La narración, ayudada por una voz en off, nos conduce a través de la vida de esa figura materna cuya presencia en el mundo cada vez parece menos necesaria cuando su labor como madre termina. Una forma femenina cada vez más erradicada pero que sirve a Baño para hablar del paso del tiempo, de la importancia de los pequeños momentos, del detalle, de ahí que la división de la pantalla no quede como simple recurso visual o estético, sino que posea también la cualidad de centrar la mirada en cinco direcciones. Un cortometraje que condensa en apenas seis minutos una vida, un tiempo, un lugar, todo mediante una mirada melancólica ante el curso del tiempo.


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Ai Capitán, pertenece al Proyecto NIMBOS del blog Acto de Primavera, una serie de cortometrajes inspirados en los poemas del libro Nimbos del poeta Xosé María Díaz Castro. Rodada en 2014, en apenas cuatro minutos, Baño crea un poema visual en el que palabra e imagen crean un magnífico diálogo en el que la imagen elegida supone la perfecta traslación a pantalla del sentido del poema antes que de sus palabras.


En Ser e voltar, también de 2014, el cineasta llega a casa de sus abuelos, una localidad rural de Galicia, con la intención de realizar con ellos un video-retrato. Si en Anacos Baño llevaba a cabo un trabajo formal que podía verse como una reflexión sobre el acto de filmar y qué se filma (o qué ser filmado), en Ser e voltar, lleva a cabo un trabajo de autoficción cinematográfica sobre hacer cine. Y sobre la vida. Hay en Ser e voltar un cierto aliento de derrota, porque al mostrar la tramoya de la creación, de la postura del artista, Baño se desnuda, máxime cuando sus abuelos, sobre todo ella, le increpan por la carrera profesional que ha tomado en la vida. Cuando intenta indagar en los recuerdos, primero, y, después, construir una pequeña ficción, el cineasta se adentra en una reflexión personal sobre el cine y sobre él como persona, también como parte de una generación.


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Solpor, rodado en 2014 dentro del programa “Chafaina’Lab” a partir del encuentro entre cineastas en San Sadurniño, gira alrededor de un director en busca de su unicornio, del momento revelador del rayo verde. Baño lleva a cabo un trabajo en el que combina imágenes de archivo y filmaciones del campo en el que se establece, como en otros trabajos de cineasta gallegos dentro de este proyecto, un diálogo entre imágenes pasadas y presentes.