Tiene algo de mágico: su cara y su nombre suelen pasar desapercibidos, pero su voz cuenta con millones de seguidores. Carlos Ysbert, actor de doblaje, nieto de Pepe Ibsert (El verdugo, El cochecito) e hijo de María Isbert (Viridiana, Amanece que no es poco), es la voz española de Homer Simpson desde hace doce años, y actualmente dirige el doblaje de la serie que protagoniza este personaje. También dobló a James Gandolfini en Los Soprano, y solemos escucharlo como John Goodman y Dean Norris.
¿Ves la temporada entera de Los Simpson antes de doblarla? Te lo pregunto por si puedes confirmar eso de que Marge y Homer se separan en la veintisiete… Nosotros estamos todavía grabando la temporada veintiséis, aunque los americanos ya hayan terminado de emitir la veintisiete. Supongo que será cierto lo de la separación, si lo han dicho por allí… Aunque creo que luego se vuelven a juntar. Pero nosotros no vemos la temporada entera antes de ponernos a grabar. Antena 3 nos va facilitando material al estudio de doblaje, según lo va teniendo y según nuestro ritmo de trabajo. Esta semana, por ejemplo, los capítulos que vamos a grabar los tengo desde hace unos quince días, y el guion traducido, desde hace tres o cuatro. El proceso que seguimos empieza con el visionado del capítulo original teniendo ya el guion traducido. Luego, yo, que dirijo el doblaje de la serie, hago el reparto de las voces, se organiza la producción, hago la adaptación del guion para que cuadre bien en boca, y se convoca a los actores ya para grabar.
Es decir, en Los Simpson, nosotros vemos capítulos de menos de media hora, pero ha llevado días doblarlos… Sí. Solamente hacer el reparto, me lleva un mínimo de tres horas. Esto implica ver el capítulo con el guion traducido y elegir a los actores y actrices que van a doblar (y eso que la mayoría de los personajes de Los Simpson están asignados a actores fijos, aunque en todo capítulo aparecen secundarios nuevos). Y con la adaptación de cada capítulo para que el texto se ajuste a los movimientos de la boca, me tiro diez o doce horas.
¿Estudias a los actores que doblas? Sí, claro. Son como la partitura, tienes que estudiarlos. Además, cuando son actores buenos, como James Gandolfini en el caso de Los Soprano o Dean Norris en el caso de Breaking Bad, te lo dan todo con la cara. Solo tienes que preocuparte de la sincronía. Si está bien ajustado, lo cual quiere decir que el trabajo que ha hecho el director previamente es bueno (no siempre es así), das una par de pasadas al trozo de película para medir, y luego te dedicas a la interpretación: pausas, gestos… Eso sí, las películas no se doblan en orden, es decir, no se empieza por el principio y se continúa seguido hasta el final. Tú llegas al estudio, te dicen quién es tu personaje, te explican cómo es (en mi caso suelen darme personajes de cabrones), te cuentan lo que nosotros llamamos "el concreto” (que son las características interpretativas), ves al actor original, escuchas su voz y prentendes imitar lo que él hace interpretándolo. No se trata de hacer una traducción simultánea del texto, sino de darle la intención del actor original. A veces tienes que cambiar su tono, su "cantinela", porque es muy diferente la entonación francesa o inglesa de la nuestra en muchas expresiones.
¿Dices que te dan papeles de cabrones, sobre todo? Sí, debo de tener voz de malo (risas). Pero te advierto que son más difíciles de interpretar porque tienen más matices, más textura, más contenido interpretativo que los buenos. El bueno es mucho menos histriónico. Los malos tienen cambios de humor, son más sibilinos… En cualquier caso, he doblado a grandes actores, como a Woody Allen en Granujas de Medio Pelo, John Goodman en varias pelis como El Gran Lebowski, a Groucho Marx en Una novia en cada puerto… Y aprendes muchísimo de todos ellos.
Cuando empezaste con Gandolfini, todavía no se sabía lo mucho que iba a significar Los Soprano como serie, ¿no? Yo conseguí el papel de Gandolfini porque me presenté a una prueba, y ya se sabía que era una buena serie al comprarla Canal Plus. Cuando las series vienen de Estados Unidos, suelen venir ya con un “macuto”, con un carta creativa e información sobre su repercusión allí. Al llegar aquí, Los Soprano ya llevaban una temporada en Estados Unidos. Por cierto que entonces teníamos más margen de tiempo, íbamos más desahogados en las grabaciones. Ahora, series como Castle, cuyo doblaje yo dirijo, o como The Bridge o La Cúpula, en las que intervengo como actor, se graban en paralelo a su emisión en Estados Unidos, para evitar el pirateo. Aunque hay gente que se las descarga ya sin la parte doblada. En el caso de Castle, los americanos la emiten el lunes y nosotros la doblamos el jueves. Es una tensión añadida.
Hay muchos espectadores que prefieren la versión original subtitulada. ¿Qué tal os sienta eso a los actores de doblaje? Bueno, es una elección, cada uno es libre. La tecnología permite elegir lo que se quiere, y yo creo que hay que facilitar opciones a la gente para promover el acceso a los productos culturales. A veces, la gente descubre la versión doblada tras conocer la original, y le gusta más. Pasa mucho en Castle, por ejemplo, gracias a que Iván Muelas hace un fantástico trabajo, dándole un punto más gracioso al protagonista. Sí me gustaría añadir que es erróneo considerar versión original la versión original subtitulada. La versión subtitulada es tan poco original como la doblada, porque te cargas la imagen poniéndole un letrero. ¡Crear el cuadro de la película es un trabajo artístico que te estás cargando con el subtítulo! Además, no puedes incluir todo el texto, y no puedes traducir todas las conversaciones que aparecen simultáneamente en la imagen. La comúnmente llamada VOS debería llamarse VS (versión subtitulada a secas). Y la nuestra, VD (versión doblada).
¿Hay buen doblaje en España? Lo hay bueno, excelente, malo, regular, pésimo y vomitivo. De todo tipo. Depende del precio y del propietario del producto, porque las grandes distribuidoras, las majors, cuidan mucho su producto, sobre todo el que es estrella: series prime time, películas de gran distribución… Pero en todo hay clases, y hay pelis en las que, por abaratar costes, la traducción es mala, no hay adaptación, o es muy mala, y no se cuidan detalles como que quede en boca el doblaje, y la calidad de los actores también deja bastante que desear, en estos casos. Ese doblaje es vomitivo, y se puede cargar una peli, de la misma manera que un buen doblaje puede mejorarla.
¿Se vive bien como actor de doblaje en España? Pues no, la verdad. Para vivir de esto tienes que trabajar mucho. Y no se trata de un trabajo fijo. Sí hay algunos estudios contratan a actores fijos en plantilla, que se dedican a hacer takes en distintas producciones el mismo día. Los takes son los trocitos de medio minuto o un minuto en los que se secuencia la película. El contratado hace takes como el que hace chorizos o tornillos. Por ejemplo, puede hacer de policía 2 en una serie, de marido cornudo en otra, etc. Lo que le echen. Pero este trabajo no está pensado para eso. Es propio de profesionales liberales. Lo que solemos decir es que en esta profesión, o te mueres de sueño, o te mueres de hambre.
Tú reivindicas que se os llame “actores” de doblaje. Sí. Los dobladores son de sábanas o de sobres, por ejemplo. Nosotros somos actores, aunque la gente pueda tomarnos por una especie de traductor simultáneo. Y es que las emociones se transmiten por la voz. La voz da mucha información. Cuando un personaje llora, el actor de doblaje también llora en el atril. Y lo que llega al público es esa emoción. Interpretas un papel.
Entonces, ¿no está suficientemente bien valorado el trabajo del actor de doblaje? Pasa una cosa: a nivel de calle, el público sí valora nuestro trabajo. Yo lo he comprobado sobre todo a raíz de Los Simpson. Jamás habría imaginado que un personaje como Homer Simpson pudiera generar lo que genera en mi vida. Los compañeros de mis hijas se vuelven locos cuando ellas les dicen que soy la voz española de Homer. Y los tengo que llamar por teléfono, para demostrárselo… También te llaman muchísimo para dar conferencias o similar. Hace poco hemos estado en Gijón, en Metrópoli, una fantástica feria de cómic, porque unos chicos amantes del doblaje de Los Simpson nos invitaron a participar dando una charla sobre él. Nos trataron genial, y fue un éxito de asistencia e incluso tuvimos que firmar autógrafos... ¡Y eso que no se nos conoce!! La gente sí aprecia nuestro trabajo. Los que no lo aprecian son los propietarios del producto. En el trato personal son correctos, pero no te invitan a un estreno, no te llevan de promo de una peli, te sustituyen sin ningún criterio…
Los actores corren el peligro de encasillarse. ¿También los de doblaje? ¿Tú temes encasillarte como Homer? Sería una faena. Ya me pasó: las dos últimas películas de James Gandolfini, que eran de Fox, no me dejaron doblarlas, después de haber doblado a este actor durante ocho años en Los Soprano. Tuve la oportunidad de hablar con el responsable, y me explicó que temían que lo identificaran con Homer. Y le dije que era una faena porque me gustaba mucho ese actor. El compañero que lo dobló, lo hizo de manera fantástica, pero si solo puedo hacer a Homer, me moriré de hambre. Además de que ya he doblado a muchísimos actores y nunca se han confundido con la voz de Homer. Afortunadamente, la versatilidad interpretativa, y la posibilidad de "jugar" con la voz, te abre un mayor abanico de posibilidades para poder hacer distintos personajes.
¿Y es bueno que a un actor lo doble siempre el mismo actor de doblaje, en todos los papeles que haga? Antes se cuidaba mucho eso. Pero últimamente ha cambiado por necesidades de producción. Hay casos como el de Bruce Willis, al que, en cualquier película, dobla Ramón Langa. Son actores cuya voz ya no se puede cambiar. Pasó también con Clint Eastwood, al que dobló Constantino Romero hasta que éste falleció. Y ocurre en algunos casos más. Pero esto, últimamente, ha cambiado debido a los tiempos de producción. Yo doblo mucho a Alfred Molina, pero si algo me lo impide, por fechas u otros compromisos, como las producciones van tan apretadas de tiempos, se lo encargan a otro.
¿Has conocido alguna vez en persona a los actores que has doblado? No he tenido esa oportunidad, y mira que he doblado a actores que admiro y me gustaría conocer. Sí te advierto que no a todos les gusta conocerte, y es que, si te pones en su lugar, tú has hecho un trabajo, y quieres que se mantenga con calidad, por lo que te dará miedo que puedan alterarlo. Pepe Mediavilla se encontró con Morgan Freeman, al que dobla siempre, algo por lo que incluso ha recibido premios, y Freeman quedó encantado. Pero Jaleel White (Steve Urkel), cuando se enteró de que en España lo doblaba una chica, parece ser que montó en cólera, aunque luego escuchó el doblaje y quedó muy satisfecho.
¿Te reconocen por la voz? No es muy habitual. Te reconoce más la gente que está en contacto con el público. Te cazan mucho los taxistas, por ejemplo, porque están de espaldas a la gente y se acostumbran a escuchar solo sus voces, aunque lo que te suelen preguntar es si trabajas en la tele. También el personal de hotel. Una vez un chaval que trabajaba en un hotel me reconoció por Los Simpson, que ya es difícil porque yo no voy poniendo la voz de Homer… Pero tal vez fue por alguna de sus expresiones, que yo a veces utilizo, y porque él era muy friki de la serie. Fue un encanto, le dije que tenía un oído tremendo, y luego no paraba de invitarme a cosas.
¿No estás harto de que te pidan la voz de Homer a todas horas? Para nada, te acostumbras. El doblaje no te da la fama que da la televisión, afortunadamente. Y te esfuerzas por agradar a la gente que te trata con tanto cariño.
¿Se elige ser actor de doblaje? En parte sí y en parte no. La profesión de actor toca muchos palos. Yo empecé en el teatro, hice un poco de cine, un poco de tele… Vas donde puedes. Aunque el doblaje es un sector dentro de la profesión que está un poco aparte, porque requiere unas cualidades especiales, no todos pueden hacerlo. Muchos lo han intentado y no lo han conseguido. De ahí ese divorcio entre los actores de directa (así los llamamos nosotros) y los de doblaje. Son pocos los que simultanean ambas cosas. Y los actores de directa lo pasan fatal si tienen que doblarse a sí mismos. No les gusta el resultado.
Hay casos como el de Leonor Watling, que sí se ha doblado a sí misma en películas de Isabel Coixet, por ejemplo, originalmente grabadas en inglés. Pero es que ella ha hecho doblaje, y aun así la han doblado en muchas ocasiones. Hay actores españoles que, cuando trabajan en inglés, piden que los doblen otros actores en las versiones en español. Por ejemplo, Antonio Banderas, a quien dobla habitualmente Patxi Aldeguer. Penélope Cruz también pide que la doblen, no se dobla a sí misma. Suele hacerlo Mar Bordallo. Luego, estos nombres de doblaje no aparecen en los títulos de crédito. Y es una pena.
Es como ser un héroe anónimo. Sí, en parte es una magia que se viene cultivando desde hace mucho tiempo. No se habla mucho de los actores de doblaje, ni se pone nuestro nombre en los títulos de crédito, para que el espectador crea que el actor tiene esa voz. Aunque en otros países esto no ocurre, se los considera estrellas. Fue triste el caso de Félix Acaso, que dobló a Rafael Alonso en El abuelo porque el pobre murió durante el rodaje. Acaso lo hizo muy bien, imitó la voz de Alonso, que se doblaba en todas sus películas. Pero nadie supo que lo había hecho, porque no figuró en ninguna parte.
Fíjate, tú eres actor de doblaje, y tu abuelo, el grandísimo Pepe Ibsert, tenía también una voz muy característica… Sí, la tuvo desde siempre, aunque se hizo particularmente especial cuando contrajo cáncer de garganta. De hecho, en El verdugo lo tuvieron que doblar en alguna secuencia, cosa que la gente, en general, desconoce. Fue Julio Alymán el que lo hizo, y de maravilla. Era un momento en el que se doblaban todas las películas, y los directores aprovechaban para, si el actor no les gustaba mucho, coger a otro que los doblase. A veces, cuando el actor no se sabía el guion, el director le pedía que dijera lo que fuera pero con la intención, porque como luego se iba a doblar... Y el actor se ponía a decir, por ejemplo: “sesenta, setenta, noventa, ochenta…”, pero con cara de estar diciendo algo con sentido.
Y tú, viendo a tu abuelo y a tu madre, María Ibsert, despertarte tu interés por la actuación, ¿no? Bueno, fue algo que mamé. Yo he esperado a mi madre muchas veces en el teatro, entre cajas. Mi madre fue la única hija de mi abuelo que se dedicó a actuar, pero tanto mis seis hermanos como yo nos hemos vinculado a este mundo. Mi hermano Tony ha sido el más reconocido, porque era muy rubio y tenía aspecto nórdico, y como eso era un contraste con la apariencia de muchos de los actores españoles, desde muy pronto le dieron papeles protagonistas, de guapete.
¿Y tú madre eligió ser cómica? Te respondo lo mismo que antes, no es una cuestión de elegir sino de ver dónde te sale trabajo. Y fíjate que la comedia es mucho más difícil de hacer que la tragedia. Para la comedia hay que tener vis cómica, y mucho aguante para decir algo con lo que la gente se despipopa sin reírte tú, porque el mejor humor es el que se hace en serio.
Pero vamos, que tu familia recorre la historia del cine español. Bueno, sí. Y el cine ha cambiado mucho en estos años. Para mí, uno de los mayores cambios está en los actores. La generación de mi abuelo entró en el cine después de haber hecho mucho teatro, yendo de gira con repertorio por los pueblos de España. Eso daba una formación muy buena, eran todos espléndidos.
Por cierto, ¿por qué te cambiaste “Isbert” por “Ysbert”? No, ¡el original es Ysbert! Y mi abuelo inicialmente se ponía Ybsert en los carteles, pero alguien le dijo que vendía más la “i” latina. Y a mí, un día, al renovarme el DNI, me pidieron la partida de nacimiento y vi el apellido primario, decidí conservarlo, porque soy un purista.
Oye, pero qué maravilla trabajar en una serie como Los Simpson… Pues sí. Tiene tanto contenido, tantos detalles y niveles… Desde la cabecera de cada capítulo, que suele ser un homenaje al cine, hasta las referencias a la literatura que hacen (que yo respeto en la adaptación por muy desconocidas que sean, porque seguro que hay quien las identifica), pasando por esos personajes tan geniales. Me gusta particularmente Maggie, que me da la sensación de que han inspirado en Harpo Marx.
Homer Simpson saluda a los lectores de Playtime. ¡Escúchalo en este enlace!