La periodista, presentadora de televisión y escritora Elisenda Roca (Barcelona, 1963), es una superviviente de malos tratos por parte del que fuera su marido. No son muchos los rostros conocidos que se atreven a dar el paso de contarlo públicamente, pero ha querido compartirlo a través de su primera novela para adultos, 'Animales heridos' (Planeta). Lo hace en el momento en que, por fin, ha conseguido superar los efectos de esa relación tóxica. Aunque tiene mucho de ella, no es una novela autobiográfica y cree que muchas mujeres pueden verse reflejadas en Nora, su protagonista. "Creo que hay que hablar y decir en voz alta: alguien que te menosprecia constantemente, que te insulta, que no te golpea, pero golpea paredes o puertas en un ataque de ira, es un agresor", nos cuenta en una entrevista concedida a ElPlural. 

Pese a lo sórdido del tema, Elisenda Roca consigue hablar de los malos tratos psicológicos casi con belleza y siempre desde la superación. La protagonista se rodea de otros 'animales heridos' (su madre víctima del alzhéimer y un viudo con dos niños pequeños que acaban de perder a su madre víctima del cáncer). Con estos mimbres construye una atractiva fábula, protagonizada por personajes entrañables que permiten a la protagonista recuperar la confianza en la naturaleza humana. Todos ellos se refugian en una casa en medio del bosque creando una nueva y extraña familia, que les proporcionará una segunda oportunidad. La autora nos hace reflexionar sobre nuestra capacidad de superarnos y nos obliga a revisitar nuestro pasado para cerrar heridas, por muy dolorosas que sean. 

"En general, vivir, convivir, relacionarte... es arriesgarte a una traición, a que alguien te hiera, a sufrir una pérdida vital. Eso es vivir, pero eso también es lo bonito"

PREGUNTA.- ¿Qué es 'Animales heridos' y qué significa para ti?

RESPUESTA.- Después de 25 años escribiendo para niños y adolescentes es mi primera novela para adultos y mi segundo libro para lectores mayores de edad, digamos. El primero, que fue el que me dio la fuerza, el coraje, el empuje, fue en 'Dos mujeres desnudas', que coescribí con María Ripoll, un conjunto de cuentos cortos dedicados a distintas mujeres de la A a la Z, 27 relatos como letras hay en el en el abecedario, protagonizados por mujeres con distintas realidades. Me di cuenta entonces de que aparecían cosas que yo tenía en una carpeta y que era un poco el aviso de que tenía algo pendiente.

P.- El propio título 'Animales heridos' dice mucho, ¿no?

R.- Hay muchos tipos de heridas en esta novela, Vivir en sí mismo ya es arriesgarse. En general, vivir, convivir, relacionarte... es arriesgarte a una traición, a que alguien te hiera, a sufrir una pérdida vital. Eso es vivir, pero eso también es lo bonito. ¿Qué no es bonito? ¿Qué heridas no son bonitas? Hay de dos tipos: la que no se puede curar, como es el caso de Ana, que tiene alzhéimer, y es un proceso degenerativo progresivo. Y el otro tipo de herida, para mí terrible, es la que de manera muy sibilina se empieza a ejercer y va creciendo hasta que la tienes abierta de par en par. Es un tipo de maltrato del que se habla menos, que es el maltrato psicológico. Ahora le ponemos nombre y apellidos, antes lo maquillamos con 'tiene mal carácter', 'grita mucho', 'es un poco agresivo a veces', 'es iracundo'. Con un '¡no! A mí no me ha pegado nunca. Da golpes en la puerta, da golpes en la mesa, descascarilla una pared. Pero a mí no'. Es un tipo de maltrato que escondes. es el caso de Nora, la hija de Ana, y la gran protagonista de la novela.

"El 99,9% de las personas mayores no quiere ir a una residencia, quiere vivir y morir en su casa"

P.- Además de los malos tratos, abordas uno de los grandes retos a los que se enfrenta la sociedad actual, como el cuidado de los mayores. 

R.- El tema de las residencias daría para otra novela. El 99,9% de las personas mayores no quiere ir a una residencia, quiere vivir y morir en su casa. Lo que ocurre es que a veces necesitas cuidados las 24 horas del día y no todas las economías familiares se lo pueden permitir. Hay algunas residencias que dan mucha penita. Entre otras cosas, se crea un ambiente en el que falta la energía de la juventud. Es como un moritorio en el que se aparcan a los mayores. 

P.- ¿Deberíamos plantearnos un nuevo modelo de cuidados?

R.- De pequeña me fascinó la película de Horizontes Perdidos, con ese Shangri-La, donde nadie moría y todo el mundo era feliz. Quise poner ese nombre a la residencia donde está Ana para que se viera ese microcosmos dentro de una gran ciudad, con sus propias normas. Ella es una privilegiada que tiene la suerte de tener jardines para tomar el aire, pero la residencia no es un hogar.

"Cuando tú estás como Nora, viviendo una situación a la que no pones nombre, de la que no te sientes víctima, ni reconoces a tu pareja como agresor y la maquillas, no puedes salir sola"

P.- ¿Qué hay de ti en Nora, la protagonista víctima de malos tratos? 

R.- Nora tiene parte de mí y también de otras 'Noras'. Cuando me separé y conseguí liberarme, escribí casi con escritura automática y lo tuve que dejar porque necesitaba coger perspectiva. Doce años después lo rescaté y salió esta novela. Era importante dejarlo reposar, porque cuando tú estás como Nora, viviendo una situación a la que no pones nombre, de la que no te sientes víctima, ni reconoces a tu pareja como agresor y la maquillas, no puedes salir sola. Alguien tiene que ponerle nombre y apellido, como en este caso, una amiga que le dice que el marido es un maltratador. Mientras tanto, tú no dices nada y te vas haciendo diminuta.

Me interesaba mucho reflejar también la repetición. La primera maltratada fue Ana, la madre de Nora, que tiene la fuerza suficiente para crear una especie de gineceo para sus niñas y protegerlas de ese marido autoritario y maltratador. A veces las hijas repiten las elecciones de las madres y me interesaba que hubiera esa analogía de repetición de roles. No es mi caso, pero por eso te digo que tiene mucho de mí, pero tiene también de otras 'Noras'.

"Hay gente que cree que la tierra es plana, que el hombre nunca pisó la luna y que las vacunas no sirven para nada. También hay gente que piensa que el maltrato psicológico es una invención"

P.- Sigue habiendo mucho tabú en torno a los malos tratos psicológicos y resulta complicado demostrarlos. ¿Por qué crees que se ha avanzado tan poco en este sentido?

R.- Hay gente que cree que la tierra es plana, que el hombre nunca pisó la luna y que las vacunas no sirven para nada. También hay gente que piensa que el maltrato psicológico es una invención y las propias víctimas, a veces, no se reconocen como víctimas. Creo que hay que hablar y decir en voz alta: alguien que te menosprecia constantemente, que te insulta, que no te golpea, pero golpea paredes o puertas en un ataque de ira, es un agresor. Sin fuerzas y con la autoestima por el suelo, solo logras ponerte la máscara y sonreír. Por eso, mucha gente niega el maltrato psicológico victimizan a las mujeres que lo sufren. 

"Rocío Carrasco se pasó 20 años aguantando que su exmarido dijera unas barbaridades terroríficas"

P.- ¿Qué piensas del caso de Rocío Carrasco, en el ojo del huracán tras denunciar malos tratos psicológicos?

R.- Es una cuestión de sensibilidad jurídica y especialización. El problema es que la persona que debe dirimir y proteger a la víctima esté suficientemente formada. Ahora ya empieza a haber especialistas en violencia de género. ¿Qué pruebas hay? Tu palabra contra la mía no hay más testigos. Estamos en el siglo XXI y no hemos avanzado apenas. Esta señora se pasó 20 años aguantando que su exmarido dijera unas barbaridades terroríficas. Yo estoy muy de acuerdo con Anais Bernal, Ana García Bernal, que estuvo en alguno de estos programas. Lo seguí con mucho interés porque no es habitual en esa cadena, acostumbrada a montar espectáculos, que se abordara este tema de forma seria. Ella, que lleva muchos años especializada en violencia de género, empezó a analizar la situación y ahí es cuando empezaron a verse reflejadas muchas mujeres.

P.- La protagonista de tu novela, como Rocío Carrasco, nunca se refiere a su ex por su nombre.

R.- Fíjate dónde llega el machismo que me hacen entrevistas y el titular es: 'Mi ex me maltrataba'. Es decir, le pones a él en el centro. Esta persona para mí está desaparecida y borrada. No quiero que aparezca ni como mi ex. Por otro lado, en la novela es un recurso que he utilizado porque ese 'él' tiene muchos nombres, igual que hay muchas 'Noras'.

"Tú tienes la familia biológica y después la familia elegida, con los amigos de verdad"

P.- La novela habla también de amistad, sobre todo entre mujeres.

R.- Sí, es bueno que exista una red de amigas con las que entenderte. Los amigos son los que no tienen que preguntarte cuando están en tu casa dónde está el baño o cómo hacerse un café. Saben perfectamente dónde está el vaso y la cafetera. Son los amigos íntimos y, además, tenemos muchos conocidos, pero a mí me interesa la amistad de verdad. Cada vez hay más sororidad, ese hermanamiento. A mí me ha pasado con un grupo de amigas que nos hemos ido conociendo y me gusta que nos veamos. Es como una red que hemos tejido de manera muy natural y me doy cuenta de que es muy necesaria. Tú tienes la familia biológica y después la familia elegida, con los amigos de verdad. 

P.- ¿Cómo estás ahora?

R.- La vida es arriesgarse y yo lo hago. Sólo hay una cosa en la que no pienso arriesgar más y es en aguantar, ni malos tratos, ni que me quieran destruir, ni ver que están destruyendo a alguien. Saltaré como una loba. Pero te lo digo desde la fortaleza que tengo ahora. 

P.- ¿Te ha costado mucho salir?

R.- Afortunadamente, después de liberarme -que no separarme-, no tardé mucho en recomponerme. Entre otras cosas porque había un chiquitín.

"La gente se cree que los agresores y las víctimas siempre pertenecen a un estadio en el que no hay cultura, no hay profesiones liberales, personas en riesgo de exclusión. No es verdad, es totalmente transversal"

P.- Sorprende mucho que una persona tan popular como tú reconozca de esta manera haber sufrido malos tratos.

R.- La gente se cree que los agresores y las víctimas siempre pertenecen a un estadio en el que no hay cultura, no hay profesiones liberales, personas en riesgo de exclusión. No es verdad, es totalmente transversal. Estoy incluso convencida de que el maltrato psicológico, la luz de gas, el insulto o el desprecio ocurre más en clases digamos acomodadas, entre gente con aparente educación, criterio y profesionalmente relevante que en otros ámbitos.

P.- Hay políticos que niegan la violencia de género, es el caso de VOX e incluso parte del PP.

R.- Tenemos a políticos que lo que quieren es mantenerse en un lugar muy cómodo, que les da buen dinero a final de mes y que sabe que eso les dará ciertos votos, pero que evidentemente no entienden ni quieren entender, ni tienen la suficiente inteligencia para entender una realidad que es cierta y muy dura. Son ellos y ellas, porque el machismo y las pocas luces, son transversales. Creo que son indignos del cargo que ocupan. Pero es mi opinión.