En años recientes ha ido creciendo la llamada literatura concentracionaria, mostrando historias reales que se vivieron durante el nazismo en campos de concentración y exterminio. Vivencias concretas tras los grandes y fríos números en aquellos infernales espacien los que, como se sabe, no se documentó apenas en imágenes el dolor, aunque sí con cartas que a veces se conseguían enviar en cautiverio, arrojadas desde los trenes con la esperanza de que la generosidad los llevara a manos de su destinatario. Después vinieron los escritos, diarios, novelas o poemas que empezaron a publicarse creando un género literario en sí mismo, el de los campos de concentración. Si esto es un hombre de Primo Levi, Memorias de la casa muerta de Dostoyevski, El hombre en busca de sentido de Viktor E. Frankl o el célebre cómic Maus, de Art Spiegelman. En español, las editoriales Errata Naturae, Salamandra y, sobre todo, Periférica han hecho un excelente trabajo a favor de este tipo de textos. Justo ahora que recala en Madrid una exposición sobre Auschwitz, básicamente enunciativa de la historia del Holocausto y expositiva de objetos asociados a aquel infierno, la editorial Galaxia Gutenberg publica Ya sabes que volveré, un pormenorizado y valiosísimo ensayo de la escritora y experta en literatura europa Mercedes Monmany, que no solo aporta un interesante contenido sobre la literatura de los campos de concentración y la pérdida de intelectuales que estos implicaron, entre otros horrores. También es una gran aportación a las posibilidades que ofrece el ensayo como género.

Tres escritoras fallecidas en campos de concentración

Con una magnífica introducción sobre la literatura que suscitaron los campos de concentración y exterminio, Monmany ofrece un acercamiento a la obra, vida y los textos vinculados al Holocausto de tres conocidas autoras que murieron en campos de exterminio: Etty Hillesum (1914-1943), escritora de diarios; Getrud Kolmar (1894-1943), poeta y narradora; e Irène Némirovsky (1903-1942), cuya literatura, tras un silencio que ha durado décadas, se ha recuperado recientemente. Una de sus obras, Suite francesa, la terminó de escribir muy poco antes de ser apresada e ingresada en Auschwitz, a pesar de saer ya en aquel momento una figura literaria de prestigio inmensamente reconocido en todo el ámbito internacional. Son textos testimoniales de tres escritoras judías que sufrieron la deportación, reclusión en campos y pérdida de seres queridos, antes de su propia vida a manos de los nazis. Sus letras ofrecen reflexiones de urgencia sobre la terrible época que les tocó vivir, y elevan la experiencia a la categoría de literatura. Solo unas pocas líneas, vivencias y descripciones sirven para retratar y evocar el genocidio de seis millones de seres humanos en una Europa supuestamente civilizada.