Beatriz Roger y Luiso Soldevilla son los autores de ‘Marismas’, una novela negra cuyo punto de partida es la desaparición de una niña en plenas fiestas navideñas. La acción transcurre en apenas cinco días en Llafranc y la desembocadura del Ter, unos escenarios idílicos de la Costa Brava que, al llegar el invierno, se envuelven de bruma. Beatriz y Luiso, que también son madre e hijo, quisieron ambientar allí su primera novela juntos porque es un territorio que conocen muy bien y, además, les proporciona el ambiente de misterio que querían.

'Marismas' está protagonizada por Nico Ros un complejo detective que arrastra un duro pasado. Es una versión rejuvenecida y adaptada a los tiempos modernos de otro investigador mítico que apasionaba tanto a Beatriz como a Luiso, voraces lectores de novela negra. Se trata del inspector Kurt Wallander, creado por Henning Mankell, “que no es agresivo, pero sí un tío duro”. Lo que más les preocupaba, a la hora de dar vida a su personaje, es que fuera verosímil y muy humano. "El superhéroe no nos va y el traumatizado tampoco", nos explican en una entrevista. Ambos han coseguido dar vida a un investigador del que dan ganas de saber más y seguir acompañándole en sus aventuras. 

"Tuvimos que dejar los egos de lado, eso está claro, y entender los dos que participamos al 50%"

 

PREGUNTA.- ¿Cómo ha resultado la experiencia de escribir un libro a cuatro manos?
BEATRIZ ROGER.- Muy ilusionante. Fue Luiso quien me lo propuso de forma espontánea y no dudé ni dos segundos, en seguida me lancé. Aunque en algunas cosas somos muy diferentes, ha sido súper fácil entendernos. Estamos muy acostumbrados a estar juntos, tenemos buen humor y aunque hemos discutido, nunca ha llegado la sangre al río. Tuvimos que dejar los egos de lado, eso está claro, y entender los dos que participamos al 50%. 

P.- Luiso, parece lógico, dada la formación de tu madre en Derecho y Criminología, que la consultes como experta, pero ¿cómo se produce ese paso en el que le propones escribir juntos?
LUISO SOLDEVILA.- Si leo y escribo es gracias a mi madre, porque desde pequeño la he visto con un libro, fue ella quien me animó a leer y realmente me enganché. Esta novela sin mi madre no existiría, he aprendido un montón de ella -también de nuestra editora, Lola Gulias-, y espero seguir escribiendo con ella.

P.- ¿Es 'Marismas' el primer volumen de una saga detectivesca protagonizada por el detective Nico Ros?
B.R.- Ojalá. Sí, tenemos la idea en mente y, de hecho, estamos con la siguiente. Lo que pasa es que aquí tenemos que ser humildes y por muy ilusionante que sea el proyecto, depende del interés del lector. 

"Es como si entre los dos se hubiera formado una tercera persona y esa es la que escribe"

P.- Escribir a varias manos parece haberse puesto de moda después de que la entrega del Premio Planeta a Carmen Mola desvelase que detrás de este pseudónimo estaban tres guionistas de televisión. ¿Cómo conseguís unificar el estilo?
B.- Es como si entre los dos se hubiera formado una tercera persona y esa es la que escribe. Nos repartimos el trabajo absolutamente a la mitad. Los dos escribíamos capítulos a partir de una escaleta y dimos forma a los personajes. Nos repartimos el trabajo por capítulos y una vez hechos los intercambiábamos para opinar sobre lo que había escrito el otro, qué cambios quería y qué no le gustaba.

A veces, por ejemplo, le decía: 'En este capítulo Nico me está resultando un poco bestia'. O al revés, él me decía que había salido un poco cursi. Al final somos un hombre y una mujer y eso era para nosotros lo más importante, que pareciera un solo estilo. Luiso le ha dado la forma, porque tiene una visión muy cinematográfica del dónde, el clima, todo lo que envolvía la novela y yo le he dado más un giro literario. Lo digo humildemente, porque no creo que seamos dos literatos. Sí somos dos personas que nos gusta plasmar historias. 

"Cuando escribo lo visualizo como si fuera una película, me imagino las escenas, los planos, los personajes, la climatología..."

P.- Luiso, vienes del mundo del cine y la televisión. ¿La novela está escrita con la idea de que se convierta en un guión de cine o serie televisiva?
L. S. Me encantaría que algún día se llevase a la pantalla este proyecto. Es verdad que cuando escribo lo visualizo como si fuera una película, me imagino las escenas, los planos, los personajes, la climatología... Pero en este caso, mi ilusión y mi sueño era que el proyecto fuera una novela. Si gusta y alguien la quiere plasmar en la gran pantalla, yo estaría encantado. Tiene una localización maravillosa, unos personajes muy interesantes y ese halo de misterio que hoy en día en el mundo de las series o películas se lleva mucho. 

P.- Tú ya trabajas en el sector audiovisual, ¿cómo es tu trabajo en A Contracorriente Films?
L.S.- Soy el manager de marketing digital y solo puedo decir cosas, cosas buenas, porque he aprendido un montón de la gente que trabaja allí. Son una especie de visionarios. Todos los que trabajan en esta empresa aman el cine, que es lo que a mí me encanta. 

P.- ¿Cuál es tu trabajo habitual, Beatriz?
B.R.- Ya de adulta, después de haber tenido a los niños, estudié Criminología y me encantó. Me especialicé en drogodependencias y hace 18 años abrí mi propio centro ambulatorio de ayuda a drogodependientes. Ese es mi trabajo, que es una maravilla. Voy a aprovechar para lanzar un mensaje de esperanza. El tema de la adicción a sustancias está muy mal explicado y se enfoca como un trastorno de la personalidad, cuando en realidad es un enganche neuronal respecto al cual, la persona nada puede hacer. Pero con buenos tratamientos las personas se ponen de bien que nadie se imagina. Y eso también hay que decirlo claro. 

"Queríamos conseguir un detective que, si bien había pasado pruebas muy duras, no era un amargado"

P.- ¿Qué podemos encontrar en Marismas?
B.R.- Encontramos principalmente un misterio, pero algo más. La idea base es la desaparición de una niña y toda la angustia que supone. Otro de los pilares, es el detective Nico Ros, el protagonista: su personalidad, todo lo que arrastra del pasado, cómo se convirtió en investigador privado. Queríamos conseguir y espero haberlo logrado, un detective que, si bien había pasado pruebas muy duras, no era un amargado. Aunque lleva vinculada cierta melancolía provocada por su pasado, también está vinculado al amor, a las ganas de vivir y a la naturaleza. Nico es una persona que adora al mar, le gusta nadar, le gusta correr por la playa, o sea, un espíritu libre, incapaz de estar en un cuerpo policial sometido a un orden. Es un anárquico, muy leal y a veces un poco hosco, pero con un cariño firme a los suyos.

Quisimos rodearle también de personajes casi tan importantes como él y que cada uno reflejara un aspecto de la humanidad dando un poquito de luz a toda esta especie de oscuridad que se desarrolla en las Marismas.

La trama es trepidante porque de hecho discurre en unos cinco días. Arranca la noche más larga del año y todo sucede muy rápido. 

"Los dos hemos intentado huir de cosas inverosímiles: el superhéroe no nos va y el traumatizado tampoco"

P.- Nico Ros aúna las características de un detective clásico al que habéis dado un toque moderno, de la época que nos ha tocado vivir.
B. R.- Nosotros leemos mucha novela negra y ambos estamos enamorados de Henning Mankell y su personaje, el inspector Kurt Wallander, que no es agresivo, pero sí un tío duro. Tampoco es alguien que vaya hablando de amor, pero sí ves cómo sufre por los suyos, su familia, su padre, su exmujer, su hija... Esa es la idea que tenemos de un detective, colocada en otro tiempo, en un momento más moderno y un personaje mucho más joven. 

Los dos hemos intentado huir de cosas inverosímiles: el superhéroe no nos va y el traumatizado tampoco.

P.- ¿Cuál es el papel de los escenarios en la novela, de esa naturaleza salvaje que describís?
L.S.- Las marismas son un personaje en sí mismo. Es como si observara al lector y a los personajes, alguien vigilante. Me gusta mucho el contraste. Nosotros veraneamos por la zona y los paisajes son súper bucólicos en verano, pero cuando llega el invierno se vuelven peligrosos y hostiles. Lo encontramos muy atractivo para ambientar la novela. 

B. R.- A nosotros nos gusta mucho ir a Llafranc en invierno. Es otro aspecto de la Costa Brava más sombrío y solitario. Nos encanta pasear por la playa tranquilos cuando no hay nadie. No ha sido una novela complicada a nivel de rigor porque ya conocíamos el escenario. Es una novela bastante espontánea y nuestra labor ha sido más de encontrar horas para escribir juntos, comprendernos entre los dos y conseguir una unidad.

P.- Habláis madre e hijo con una conexión muy especial, ¿ha levantado susceptibilidades en el resto de la familia?
L.S.- Si en alguna comida familiar sacábamos el tema, ha habido algún resoplido por parte de mi mujer, mi padre o mi hermana. (Beatriz se ríe) Están todos muy orgullosos, pero quizás sí que hemos sido algo intensos. Nos han apoyado desde el primer momento y ha sido más difícil para ellos que para nosotros.

B.R.- Estamos todos muy unidos y pasamos juntos los fines de semana en Llafranc. Han tenido y tienen mucha paciencia, pero también ha sido un proyecto ilusionante para ellos.

"He disfrutado mucho viendo su pasión y cómo se ha convertido en un hombre"

P.- ¿Qué supone para ti, Beatriz, trabajar junto a tu hijo justo en el momento en que se va de casa?
B.R.- Ha sido un regalo, un regalazo. Esta aventura, pase lo que pase, la llevo ya en mi corazón para siempre. Ha sido mágico. Yo he sido madre educadora, nunca he sido madre colegui. He disfrutado mucho viendo su pasión y cómo se ha convertido en un hombre.

P.- ¡Qué bonitas palabras te dice tu madre, Luiso! 
L. S. No sé qué decir, me ha emocionado. Llevaré siempre conmigo esta experiencia y doy gracias de que se sumase al proyecto. La novela, sin ella, no existiría. 

B.R.- Voy a ponerme sentimental con un último comentario. A mí solo me ha faltado que mi padre, que murió de coronavirus el febrero pasado, hubiera podido leer esta novela. Por eso se la he dedicado. Es la única pequeña tristeza que tengo.