El Festival de San Sebastián ha vuelto a situarse en el mapa del cine internacional con un anuncio de enorme resonancia: Jennifer Lawrence recibirá uno de los Premios Donostia de su 73ª edición. Con tan solo 35 años, la actriz estadounidense se convierte en la intérprete más joven en recibir el galardón honorífico que desde 1986 distingue a grandes figuras del cine. La entrega tendrá lugar el viernes 26 de septiembre en el Auditorio Kursaal, en una gala en la que se proyectará su última película, Die My Love, dirigida por la cineasta escocesa Lynne Ramsay y producida también por la propia Lawrence.
El reconocimiento a Lawrence no llega por casualidad. Desde que en 2012 se alzara con el Oscar a la mejor actriz por El lado bueno de las cosas, la intérprete se ha consolidado como una de las grandes estrellas de su generación. Su papel como Katniss Everdeen en la trilogía juvenil Los juegos del hambre la convirtió en un icono global y, durante varios años, lideró el ránking de actrices mejor pagadas del mundo. Su carrera, sin embargo, no se ha limitado a los grandes éxitos de taquilla: ha sabido alternar proyectos comerciales como la saga X-Men con películas de prestigio como La gran estafa americana, Joy o la sátira apocalíptica No mires arriba, confirmando un talento versátil y una ambición artística poco común en Hollywood.
Die My Love supone un nuevo giro en su carrera, un paso decidido hacia el cine de autor que podría marcar un antes y un después en su trayectoria. El filme, estrenado en el pasado Festival de Cannes, adapta la novela Mátate, amor de la escritora argentina Ariana Harwicz. La historia, trasladada de la campiña francesa original a los paisajes de Montana, sigue a una mujer atrapada en una depresión posparto que desgarra su vida familiar y personal. Lawrence interpreta un papel extremo, físico y emocional, en el que arrastra cuerpo y alma en una espiral de aislamiento y furia incomprensible para quienes la rodean. La acompañan en el reparto Robert Pattinson, LaKeith Stanfield, Nick Nolte y Sissy Spacek, conformando un elenco de altura que refuerza la ambición del proyecto.
En la cinta, su personaje se traslada junto a su pareja —encarnada por Pattinson— a una casa familiar para criar a su primer hijo mientras escribe una novela. Lo que comienza con efervescencia sexual y vitalidad pronto se torna en un descenso hacia la tristeza y la incomunicación. Ramsay, reconocida por títulos como We Need to Talk About Kevin o En realidad nunca estuviste aquí, aprovecha la naturaleza del medio oeste estadounidense para construir un relato sensorial que explora la fragilidad de la mente y la crudeza de la maternidad en circunstancias límite.
Con esta película, Lawrence no solo demuestra su compromiso artístico como intérprete, sino también su consolidación como productora. En 2018 fundó Excellent Cadaver, compañía con la que ha impulsado proyectos tan aclamados como Causeway, Sin malos rollos o documentales de fuerte calado político como Bread & Roses, premiado con un Peabody. En colaboración con su socia Justine Ciarrocchi, la actriz ha apostado por obras arriesgadas, muchas de ellas alejadas del molde hollywoodense, que buscan abrir nuevas conversaciones y visibilizar realidades poco representadas.
El Premio Donostia a Lawrence se suma al ya anunciado para Esther García, productora clave en la historia reciente del cine español. Con ello, el festival consolida un palmarés que combina figuras internacionales y nacionales, y que este año refuerza su vocación de reconocer tanto a intérpretes de enorme influencia global como a profesionales imprescindibles en la producción cinematográfica.