Las redes sociales hierven y no es por la ola de calor. La tercera y última temporada de El verano en que me enamoré, la adaptación televisiva de la saga de novelas de Jenny Han para Amazon Prime Video, se ha convertido en el gran fenómeno juvenil del verano. La ficción, que combina drama adolescente, triángulo amoroso y una cuidada selección musical, ha reabierto un debate clásico que parecía propio de otra era: ¿quién debe ser la pareja definitiva de Belly, la protagonista? ¿El reservado y complejo Conrad o el cariñoso y estable Jeremiah?

El estreno de esta temporada en julio marcó el regreso de los personajes tras cuatro años de historia. Belly y Jeremiah siguen juntos, comparten universidad en Finch y parecen avanzar hacia un futuro en común, mientras Conrad se encuentra en California estudiando Medicina. Sin embargo, la trama da un vuelco cuando un homenaje a Susannah, la madre fallecida de los hermanos, reúne a los tres en Cousins. Allí, en el mismo escenario donde comenzó todo, la pareja anuncia una decisión precipitada: casarse ese mismo verano. Lo que debería ser un reencuentro emotivo se transforma en un verano de dudas, tensiones y sentimientos a flor de piel.

El triángulo amoroso funciona como un imán para la audiencia. Ya lo demostraron en su día Crepúsculo, Crónicas vampíricas o Como conocí a vuestra madre, con bandos de fans enfrentados entre Jacob y Edward, Damon y Stefan, Ted y Barney. Ahora la división se renueva con Conrad y Jeremiah, los hermanos Fisher que se disputan el corazón de Belly. La diferencia es que esta vez el campo de batalla no está solo en la pantalla: TikTok, Instagram y X se han llenado de memes, encuestas y vídeos virales en los que los seguidores defienden con pasión a su candidato favorito.

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@elchecf ¡No lo hagas Belly! 🤧👊 #TeamConrad #TSITP #thesummeriturnedpretty #Viral #FYP ♬ tsitp intro - ashyrami
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No se puede pedir más 🙄

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La serie, además, ha conseguido algo que muy pocas producciones logran: trascender más allá de la propia ficción. Grupos de fans han organizado visionados colectivos, han creado playlists inspiradas en los personajes y escriben fanfics con sus propios finales alternativos. En ese universo paralelo construido en torno a El verano en que me enamoré, la historia no termina cuando acaban los episodios, sino que se prolonga en la conversación digital.

Uno de los grandes motores de este fenómeno es la música. Desde su primera temporada, la serie se ha caracterizado por un uso brillante de canciones pop que acompañan y potencian las emociones de los personajes. Jenny Han, productora ejecutiva y autora de la saga, ha confesado su devoción por Taylor Swift, cuya discografía funciona como auténtico sello de identidad de la ficción. A los ya icónicos Cruel Summer o Invisible String se suman en esta entrega temas como Daylight y Red, que simbolizan los dos amores de Belly: la luz sencilla de Jeremiah y la pasión complicada de Conrad.

Pero no solo Swift reina en la banda sonora. Justin Timberlake ha visto cómo su tema Summer Love volvía a sonar con fuerza gracias a una de las escenas más comentadas: un momento íntimo entre Belly y Jeremiah en el coche. Ariana Grande con i wish i hated you u Olivia Rodrigo con lacy completan una lista que convierte cada capítulo en un pequeño festival musical. El resultado es que muchas de estas canciones han experimentado un repunte notable en plataformas de streaming, confirmando la capacidad de la serie para marcar la agenda cultural juvenil más allá de la pantalla.

La temporada avanza con un ambiente cargado de nostalgia y expectativas. Faltan aún cuatro episodios para el desenlace, pero Jenny Han ya ha avisado: el final no será idéntico al de los libros. En declaraciones a Entertainment Weekly, la autora adelantó que habrá cambios sustanciales y sorpresas para los seguidores, lo que añade aún más emoción a la espera. En otras palabras, nadie tiene garantizado el final que imagina para Belly, Conrad y Jeremiah.

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