Poco se sabía al principio de Alice Wonder salvo su presencia creciente en Instagram, donde compartía versiones caseras de canciones con una voz que estremecía. Detrás de ese alias se encuentra Alicia Climent Barriuso (Madrid, 11 de octubre de 1998), hija de un baterista y una cantante/actriz, lo cual colocó la música desde niña en su horizonte. Aquellas versiones melancólicas fueron el germen de una voz que fue ganando presencia: en 2017 publicó su EP Take Off, y al año siguiente, su primer álbum Firekid, con una mezcla de temas en inglés y español, que introdujo la figura del “niño de fuego” como símbolo íntimo del talento interior latente.

Con el tiempo, Alice evolucionó hacia un lenguaje más directo y propio: en 2022 lanzó Que se joda todo lo demás, su segundo álbum, esta vez enteramente en castellano y con una mirada introspectiva más madura. En 2023 dio un paso más visible: participó en el Benidorm Fest con la canción Yo quisiera. Aunque no logró alzarse con la candidatura para Eurovisión, su paso por el certamen le otorgó visibilidad y un escenario de aprendizaje frente al gran público. Aquella experiencia la confrontó con las exigencias externas y la presión mediática, pero también le reafirmó su deseo de conservar autenticidad.

Hoy, Alice se encuentra en una etapa de renovación profunda. Con su próximo proyecto, busca reunir su fuego interior con una narrativa que atraviese dolor, duelo y renacer. En esta conversación exclusiva, nos adentra en el proceso de composición, los miedos que ha tenido que enfrentar, sus contradicciones artísticas y lo que espera entregar con lo que viene.

Pregunta (P): Tus últimos temas hablan mucho de la idea de renacer, de cambiar. ¿Has tenido que romper con algún miedo, hábito, o con alguna relación para poder renacer de verdad? 

Respuesta (R): He roto con muchísimas cosas. Creo que he roto con personas y con hábitos. Pero hay ciertos hábitos que van tan intrínsecos en ti que más que romperlos, es como dejarlos ser y decidir hacer otra cosa. Es decir, integrar que eso forma parte de lo que a tu alma le gusta, pero entender por qué y decidir hacer algo que te beneficie un poco más al espíritu.

Y sí, es un episodio gordo de este disco. Mientras lo he ido haciendo, lo he vivido en persona. Ha sido un viaje bastante transformador. Justo el renacer me ha pillado ahora. Mientras sacaba Ave, estaba en un proceso de cierre de ciclos, se diría.

P: ¿Ha habido algún libro, película o cuadro que te haya cambiado la mirada este año, o ha sido más bien un momento vital concreto que te hizo decir “hay que cambiar”?

R: Creo que ha sido mi propia necesidad de decir “algo no está funcionando”. No desde fuera, aunque el exterior siempre es reflejo del interior, sino en mí. Sentía una sensación constante de estar llegando tarde, de arrepentirme. Y esa sensación ha sido muy agónica durante el proceso del disco. Ha sido como un parto muy incómodo, y eso es lo que me ha hecho clic real.

P: Has ido soltando canciones sueltas, piezas que apuntan al concepto del disco en general. ¿Cómo has ordenado ese relato? ¿Tienen un orden concreto?

R: La realidad es que salieron como pudieron. Acabé de mezclar el disco hace dos días, sabiendo que no quería desvelar una parte grande, que es La Droga Más Suave del Mundo.

P: Llevo desde 2023 esperando a esa canción, escuchando mi vídeo grabado en La Riviera y pensando “ya saldrá, será la primera”, y no había manera.

R: Había una estrategia inicial para sacarla primero y aprovechar ese hype, pero como no estaba convencida con la versión, hice dieciséis, diecisiete versiones distintas. Me volví loca hasta volver a la energía de la primera, que era la correcta. Pero claro, la primera ya no existía, los archivos se habían perdido, así que tuve que rehacerlo todo. Y esas cosas son duras.

Como no pude sacar La Droga Más Suave del Mundo, decidimos empezar con Ali Despierta, para que la gente entendiera el personaje. El disco tiene tres clics. Primero salió Ali Despierta, luego Tormenta y después Ave y Fake Alas. Y aunque no fue el orden planeado, simbólicamente tiene sentido: Tormenta fue el caos, Ave el renacer y Fake Alas la muerte previa. Todo cierra el ciclo.

P: ¿Qué canción del disco ha sido la más difícil de terminar?

R: La Droga Más Suave del Mundo, sin duda. Ha sido muy hardcore. Hay otra, My Dying Sun, que también me ha costado muchísimo. Tuvo tres versiones de producción y fue un parto. Soy muy dudosa en los finales, me cuesta cerrar. También tuve dudas con Beso, otra de las grandes, aunque esa la hicimos en un día y medio.
A todas las canciones les he dado vueltas, pero La Droga Más Suave del Mundo y Fake Alas se llevan la palma. Si me tuviera que quedar con una hoy, quizá sería My Dying Sun, Frictionless Tu Alma o Jazmín. Y El Despertar, que cierra el disco, es muy especial porque la produje yo sola, con un coro de cuarenta personas. Es full producción mía, y me llevó casi un año. Le tengo muchísimo cariño.

P. Han pasado casi tres años desde el Benidorm Fest. Si te ofrecieran volver, ¿lo harías?

R: No. No volvería. Si volviera, lo haría con La Droga Más Suave del Mundo, porque era la canción que debía haber llevado. Pero pasó como tenía que pasar. En ese momento estaba muy delicada personal y emocionalmente.

No volvería porque la tele no es para mí. Me da ansiedad estar observada por cámaras. Soy una persona muy intensa y a veces digo cosas raras. Si me conoces, lo entiendes. Pero me da miedo la opinión, la exposición. No me arrepiento: fue una etapa y ya está. 

El formato encasilla a los artistas. Parece unos Juegos del Hambre. Entiendo que hay que vender, pero los parámetros son anticuados. Solo volvería a Eurovisión si pudiera hacer algo con un mensaje verdaderamente universal. No por fama, sino por algo que merezca la pena.

P: El 24 de enero vuelves a La Riviera. ¿Qué tiene esa sala para ti? ¿Y cómo será ese show?

R: La Riviera tiene un significado enorme. La última vez que toqué allí fue antes del Benidorm Fest. Me había caído de la bici, me partí el labio, casi no podía cantar y estaba fatal anímicamente. Fue un momento chungo, personal y familiar.
Tengo un recuerdo agridulce: la gente estaba entregadísima, pero yo estaba disociada. Me costó conectar durante casi todo el concierto, hasta La Droga Más Suave del Mundo, donde por fin sentí esa conexión. Volver ahora es transformar ese recuerdo.
Con este disco quiero cambiar las tornas. Será un show totalmente nuevo, con una narrativa que invite al público a vivir el viaje del disco: atravesar la muerte y el valle para llegar al renacer. Va a ser un concierto muy catártico.

P: Si tuvieras que resumir el disco en una sola imagen, ¿cuál sería?

R: Una gran sombra de un gigante y, detrás, una luz cegadora. Esa dualidad: la oscuridad y la claridad coexistiendo. Es lo que me representa ahora.

P: ¿Y qué titular te gustaría leer al día siguiente de tu concierto en La Riviera?

R: Que la gente vivió un viaje catártico. Que entraron de una manera y salieron de otra. Que se lo pasaron bien, pero sobre todo que sintieron algo profundo.
Para mí, hay conciertos que te despiertan, que te cambian. Si logro eso, ya está.

Con Soulost, Alice Wonder cierra una etapa de oscuridad y abre otra llena de propósito. Un trabajo sin colaboraciones, sin artificios, con letras directas y honestas.
El disco se presentará en directo el 24 de enero en La Riviera (Madrid), en un show diseñado como una experiencia emocional completa.
Tras el fuego, la tormenta y la caída, llega el renacer: la nueva Alice Wonder está lista para mirar a la luz de frente.

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