Esta pregunta que nos hacemos algunos, comienza a tener tímidos avances. Los grandes equipos de fútbol son posiblemente las marcas más conocidas en todo el planeta, junta a Cruz Roja y algún refresco de cola. No hay rincón en el planeta, por pequeño que sea, que si dices que eres del Madrid, Barcelona, Sevilla… te contesten con el equipo de fútbol más conocido de esa ciudad. Tienen un potencial de difusión y percepción altísimo. Pueden ayudar con su ejemplo y sus mensajes en muchas causas.

Es conocido el papel que algunos jugadores famosos y que provienen de entornos muy pobres hacen en sus países de origen con fundaciones a su nombre. Son una gran ayuda y un buen ejemplo. Motivan y ayudan.

Pero si consideramos que la crisis climática es el gran riesgo y problema conjunto para todo el planeta, ¿por qué no tener un papel de liderazgo desde esos grandes equipos de fútbol? Aún no se está aplicando, pero llegará, seguro.

Desde mi desconocimiento del futbol, no soy un gran seguidor, si conozco algunos casos de equipos que comienzan. Considerar estos temas como algo importante en sus objetivos: el Betis, Alcorcón, Leganés… pero quedan muchos.

No es un caso solamente de España, en otros lugares con mucho peso social del fútbol los ranking de equipos “verdes” no se corresponden con las clasificaciones de la liga.

En el reino Unido, la BBC difundió la que denominó como The Green League (clasificación de equipos por sus acciones y compromisos ambientales). Con 21 puntos ganó esta liga el Tottemham Hotspur, le siguieron con 20 puntos equipos como el Arsenal, Brighton & Hove Albion y el Manchester United. Todos ellos muy por encima de equipos conocidos como el Everton, West Han United, Chelsea, Southampton o el propio Liverpool.

Se valoraron criterios para esa clasificación otorgando puntos por el uso de energía limpia en sus estadios, eficiencia en el uso, movilidad sostenible, reducción del uso de envases de plástico, gestión del agua, acciones de reducción de la huella de carbono y acciones de comunicación y concienciación.

Además se valoró un aspecto que resulta muy interesante: la capacidad de comunicación, concienciación y reporte de lo logrado a los socios, es decir, la implicación de todos los que forman parte de ese equipo.

Volvamos a España. A priori, realizar un ranking de este estilo resultaría complejo porque no todos los equipos registran esa información. Pudiera ser que aquellos que han renovado sus estadios o construido nuevos sus consumos sean más eficientes, por pura lógica; son más nuevos. Pero no sean conscientes de ello o no lo consideren parte de una política ambiental. Ya comentábamos que algunos equipos estaban haciendo cosas muy interesantes, pero nos faltan muchos de los grandes.

Cuando un equipo de fútbol se compromete en materia de sostenibilidad logra varias cosas, todas ellas vitales:

Logra ser más eficiente en su acción y trabajo día a día con su consiguiente ahorro económico y, más importante con una reducción de su impacto ambiental. Simplemente usar sistemas eficientes de iluminación del campo y de las instalaciones es un gran salto. La reducción del consumo y de las emisiones de CO2 del Atlético de Madrid cuando pasó de su viejo estadio al nuevo Wanda Metropolitano ha sido tremenda, sin duda. Pero no lo han contado.

Son un ejemplo para los ciudadanos de todo el mundo. Dado que lo son en muchos aspectos, también en este pueden resultar un gran modelo positivo, especialmente en los más jóvenes.

Y, casi el más importante, si son un referente conocido en el planeta, sus mensajes llegan con mucha más fuerza y capacidad de incidir. Si se lanzan mensajes de compromiso cierto, medidas e iniciativas ambientales, tienen que tener una repercusión tremenda.

Si todos los grandes equipos españoles lanzasen durante una semana mensajes para no abandonar residuos en la naturaleza, por ejemplo, estoy seguro que se podría apreciar de forma clara. Es solo un ejemplo, pero puestos a soñar…