El vidrio es uno de esos materiales que siempre tenemos cerca, que lleva toda nuestra vida con nosotros y que no somos tan conscientes de su importancia. Quizá eso sea la clave, lo cotidiano, lo de toda la vida... debe ser bueno y efectivo si ha continuado siendo útil.

Pero... ¿desde cuando usamos el vidrio? ¿es un buen material? ¿es ecológico? ¿reciclamos bien? Y, sobre todo, ¿es lo mismo vidrio que cristal? Son grandes preguntas que nos surgen. Trataremos de explicarlas.

La historia del conocimiento y comienzo del uso del vidrio tiene un origen, según se cree, por pura casualidad; como muchos de los grandes avances de la humanidad. Porque el vidrio, como tal, ya se encuentra con frecuencia en la naturaleza. Es un material inorgánico y amorfo (pobrecito). Con calor (unos 1.500ºC), algo de arena de sílice (SiO2), caliza (CaC3), minerales y carbonato de sodio (Na2CO3) ya lo tenemos. Son todo componentes muy frecuentes en la naturaleza.

Aunque ya se usaba en su estado natural desde la prehistoria en zonas volcánicas donde se producía la obsidiana al enfriarse rápidamente la arena que previamente había estado a grandes temperaturas. Además, en las fundiciones de metal se comenzaron a usar las escorias. La primera referencia del descubrimiento de su proceso de fabricación y comienzo de su historia nos la ofrece el bueno de Plinio el Viejo (siglo I), en su Historia Natural, nos cuenta que se descubrió por unos mercaderes a orillas del río Belus, en Fenicia. Se dirigía a Egipto para vender nitro (nitrato potásico) y cansados decidieron parar a cenar. Pusieron sus ollas sobre el propio nitro para hacer fuego y apoyarse. Por la mañana vieron que se habían fundido, reaccionado con la arena y habían creado un producto duro y brillante, el vidrio. Aunque hay restos de vidrio usado de hasta 12.500 años A.C. Existe un cierto consenso en que su uso comienza en mayor escala en diversas partes del mundo hace 5.000 años.

Los vidrieros pasaron a ser unos profesionales tan valorados que cada gran imperio trataba de tener a los mejores y el monopolio de ellos. El mejor ejemplo es el del famoso vidrio Veneciano y, más en concreto, el de Murano, donde se “concentra” a todos los mejores y se convierte en secreto de estado la técnica. Pero pronto ese conocimiento se expande. Llega la globalización del vidrio.

Otro hito muy interesante es que lo planteó Napoleón para poder transportar comida a lo largo de sus conquistas. Realizó un concurso que ahora diríamos de I+D y ganó la invención del “baño María”. Gran avance.

Posteriormente, Pasteur promueve la pasteurización que lleva su nombre. El vidrio sigue siendo un gran envase. La evolución avanza con la ciencia y con la ciencia de uso militar, por desgracia.

Hoy lo encontramos en todas partes, hablamos de los cristales de las gafas, cuando en realidad son vidrios. Pensamos que un cristal de ventana o de un marco es vidrio y dudamos si tirarlo al contenedor de vidrio...

La diferencia desde el punto de vista estructural es clara: el vidrio es un material cerámico inorgánico,duro,frágil y transparente. El cristal en cambio tiene óxido de plomo, a mayor cantidad de óxido de plomo mejor calidad de cristal obtenemos, pero no se puede fundir en los mismos hornos donde se producen los envases de vidrio. El cristal tiene unas características muy diversas e interesantes para una multitud de usos, pero en función de ese óxido de plomo u otros componentes.

Así si depositamos cristal en el contenedor de vidrio estaremos estropeando o perjudicando la fabricación o reciclaje de un nuevo vidrio de características similares.

En líneas generales, al contenedor de vidrio, el famoso iglú de ECOVIDRIO, deben ir las botellas, frascos de alimentación y de otros usos en general. No debe ir ni los cristales rotos, loza o cerámica. Las tapas metálicas se pueden separar en el proceso de planta, pero sería mejor depositarlas en el contenedor amarillo, por ejemplo. No es necesario limpiar previamente el envase de vidrio, porque en el horno de fundición se eliminará todo. Si, por higiene y civismo, no debería tener líquido o resto porque mancharía la calle y daría olores, especialmente en verano.

El vidrio se recicla triturando ese vidrio, calentándolo y produciendo nuevo vidrio con las mismas características y de forma infinita. Pero ahorrando una gran cantidad de agua, emisiones y energía frente a producir vidrio nuevo. La otra forma no ya de reciclar, sino de rehusar es la de recuperar las botellas de la hostelería y así simplemente con un proceso de limpieza muy fuerte, volver a ser usado. Son esos botellines que tienen en su borde un cierto raspado, consecuencia de pasar por una cinta de la factoría.

Hace 30 años que en España entró el primer contenedor iglú, en Madrid su Alcalde Tierno Galván se hizo la primera foto con este nuevo mobiliario urbano y rápidamente se extendió por toda España. Sabemos usarlo y lo usamos muy bien.

Nuestras cifras son bastante buenas. En España reciclamos más de 7 de cada 10 envases de vidrio que se ponen en circulación, es decir unos 65 envases por habitante al año o 19 kilos por cada uno de nosotros. Nos falta algo para el 100%, pero vamos bien. Incluso durante el confinamiento hemos seguido haciendo las cosas bien.

Hay futuro para un material con unas características muy útiles, una sociedad que recicla y una capacidad de nuevos usos tremenda.

Desde los que recogían cosas brillantes cerca de volcanes, los que calentaban ollas, los que comenzaron a hacer piezas de cristal para ricos y hasta ahora, es un material noble en todos sus sentidos.