Si tienes vitrocerámica en tu cocina, seguro que en más de una ocasión has encontrado una mancha nueva o un resto de quemado que no sabes cómo quitar. Y es que limpiar este electrodoméstico es una de las tareas del hogar más tediosas. Con el paso de tiempo y de los usos prácticamente a diario es fácil que las altas temperaturas y los recipientes dejen marcas, rayones o quemaduras en la superficie, sobre todo en la parte central de los fuegos.

En el mercado hay multitud de productos químicos para poder limpiarlo, sin embargo, no es necesario gastar mucho dinero ni tener muchos artículos para dejar tu placa como nueva. Si ya te contamos cómo acabar con las manchas en otros electrodomésticos como el horno de tu cocina o el microondas, en esta ocasión te traemos los trucos caseros definitivos para dejar tu vitrocerámica como el primer día.

Cómo limpiar tu vitro

Como decimos, limpiar la vitrocerámica puede ser una tarea tortuosa si no sabes unos sencillos trucos. El más extendido es utilizar una cuchilla o rasqueta para la vitro ya que esta levanta los restos que se hayan quedado incrustados con bastante facilidad. Sin embargo, hay una combinación de productos que seguro tienes en casa que sacará mucho más partido a este truco. Para ello solo necesitarás pasta de dientes, una bayeta, alcohol de limpieza, vinagre y tu rasqueta.

En primer lugar, asegúrate de que todas las fuentes de calor estén apagadas para evitar que te quemes o se estropee más aún. Tras comprobarlo, ya puedes ponerte manos a la obra. Primero, extiende el vinagre de limpieza por toda la vitrocerámica y pasa una bayeta un poco húmeda en agua templada, insistiendo sobre todo en las zonas en las que haya marcas o manchas. Enjuaga y repite el proceso un par de veces si ves que todavía quedan restos. Tras esto, pasa con suavidad tu rasqueta para ayudar al producto a retirar la suciedad.

Una vez hecho, aplica un poco de dentífrico en el área de los fuegos y déjalo actuar unos minutos. Pasado este tiempo, limpia con firmeza y en movimientos circulares con tu bayeta. Repite el proceso usando tu cuchilla hasta que no quede ningún resto de suciedad y vuelve a frotar la pasta con un trapo con movimientos circulares.

Ahora ya puedes enjuagar con un paño húmedo y retirar el producto sobrante. Cuando ya no haya restos de dentífrico, echa un poco de alcohol de limpieza en un spray con agua y pulveriza sobre toda la superficie. Cuando termines, seca bien con papel de cocina y ya estará listo. También puedes hacer una mezcla de bicarbonato de sodio y agua y repetir o sustituir el proceso de la pasta de dientes o usar un poco de zumo de limón o ácido cítrico.

El truco del papel de aluminio

Un truco algo desconocido, pero con cada vez más adeptos es usar papel de aluminio para tu vitro. Para ello solo tienes que poner tu limpiador sobre la superficie y, con una bola con papel de plata, frotar las zonas manchadas. Eso sí, ten cuidado de no rayar la placa. Tras esto, pasa un trapo limpio y seca todo el producto que hayas utilizado. 

Siguiendo estos sencillos consejos podrás tener en pocos minutos y solo unos cuantos productos caseros y sin esfuerzo tu vitrocerámica nueva y limpia como el primer día. Con todo, es importante tener en cuenta que lo mejor es llevar un mantenimiento continuo para evitar que se estropee y para mantenerla limpia durante más tiempo. De esta forma se alarga su vida útil y no te llevará tanto tiempo tenerla en buenas condiciones.