Tras varios días de jolgorio, fiesta, alegría y cierto descontrol el Carnaval termina el Miércoles de Ceniza dando paso al periodo de Cuaresma, marcado por su intachable solemnidad católica.

Es durante ese miércoles de transición entre dos extremos -los excesos y la devoción religiosa- que se celebra el Entierro de la Sardina, una tradición que mezcla la parodia carnavalesca con la sepultura fúnebre propia del catolicismo.

Se trata de una ceremonia que anuncia el final del Carnaval con un desfile que se caracteriza por el luto irónico que visten los asistentes y la quema final de la figura de una sardina. Es un entierro simbólico del pasado que permite renacer con mayor fuerza.

De origen incierto

El origen de esta curiosa costumbre de pasear la sardina antes de quemarla se suele relacionar con la España medieval, aunque desde entonces se ha extendido por los países latinoamericanos hispanohablantes.

Son varias las teorías que apuntan a que fue en el Madrid de Carlos III cuando esta celebración obtuvo cierta relevancia, convirtiéndose en una tradición anual para el pueblo llano. Se especula que debe su nombre a uno de los ministros del rey, Jerónimo Grimaldi, que apodaban ‘la sardina’ por su extrema delgadez y que abandonó el país un poco antes de comenzar la Cuaresma, despidiéndole toda la ciudad con una ‘mascarada’.

No obstante, desde la época prerromana, se habían celebrado en la península ibérica procesiones y quemas simbólicas en las fechas que asociamos al Carnaval, para despedir el invierno y su mal augurio y dar la bienvenida a los tiempos de abundancia propios de la primavera.

El simbolismo irónico del entierro

A pesar de no poder establecer un origen claro del Entierro de la Sardina, sí podemos asegurar cuál es su significado: es la broma final del Carnaval que lleva al absurdo un acto cargado de seriedad como es la procesión que precede al entierro. Así como es la manera de dejar atrás los vicios y excesos de las festividades carnavalescas para dar paso al resurgimiento de una sociedad noble y buena.

En Murcia tienen sus propias reglas

En contraposición a otras ciudades españolas donde el Entierro de la Sardina se celebra el Miércoles de Ceniza, Murcia organiza la procesión y la quema del pez una semana después de Semana Santa, el sábado siguiente al Domingo de Resurrección. Cambiando por completo el significado de la fiesta, ya que pasa de ser el final de los excesos y el comienzo de solemnidad cristiana, a representar el innegable triunfo de Don Carnal sobre Doña Cuaresma: la fiesta y la alegría frente al recogimiento y el orden.

Es tal la majestuosidad de este desfile pagano de fuego y carrozas con dragones y otras criaturas mitológicas, que la fiesta ha sido declarada de Interés Turístico Internacional.

Una vez terminada la procesión, se quema una gran falla con forma de sardina gigante y se prende un castillo de fuegos artificiales. Todo un espectáculo para recibir a la primavera como se merece.