Las plataformas digitales se han convertido sin duda en una de las grandes aliadas del mundo actual, y es que son muchas las personas que se ponen una serie o una película de Netflix, Movistar + o HBO cuando llegan de clase o del trabajo. Esto, relacionado al turismo, puede ser toda una bomba de relojería en el buen sentido de la expresión, pues no es de extrañar que los más cinéfiles y los amantes de las series recurran a visitar en su tiempo libre lugares que han inspirado alguna de sus producciones favoritas, sobre todo si el escenario se encuentra cerca de casa.

Es algo muy habitual y en ElPlural.com hemos expuesto algunos ejemplos, mientras que hay otros que hemos descubierto hace relativamente poco, concretamente durante las vacaciones del redactor de estas líneas. Este último es el caso de Calpe, en Alicante.

El lugar es de sobra conocido y cada verano atrae a miles de visitantes, pero lo que puede que muchos no sepan es que en la famosa -y recomendable, dicho sea de paso- localidad mediterránea se dice que se inspiró nada menos que El Juego del Calamar, una de las series más exitosas de Netflix. El thriller de origen asiático psicológico que mantuvo a un sinfín de espectadores pegados a la butaca del salón, aunque lo de “pegados” es solo poco menos que una expresión en este caso, pues la agonía se apoderó de quienes no podían dejar de ver capítulos, cumpliendo así, por otro lado, con la intención de sus guionistas.

El edificio de España que inspiró a ‘El Juego del calamar’

Por si todavía hay quien no ha visto la serie o no sabe de qué trata, esta se encuentra basada en un mundo de fantasía y de juegos infantiles que, paradójicamente, provocan la muerte de los concursantes. Para hacerse una idea, como si el aparentemente inocente juego del escondite tuviera una versión en la que, si te pillan, mueres.

Para acceder a pruebas similares, los concursantes deben subir unas escaleras de colores que son las que se inspiraron, dicen, en el edificio que se expone en estas líneas. Nos estamos refiriendo a la Muralla Roja, un edificio de apartamentos de costa localizado en la urbanización La Manzanera, en lo alto de un pequeño acantilado.

Antes de que alguien se haga ilusiones si está pensando en acudir al municipio alicantino, debe saber que por regla general no es posible su visita. ElPlural.com estuvo allí este mismo verano y fue incapaz de acceder al tratarse de un área residencial. Así las cosas, y aunque lo interesante sería poder subir arriba -además desde aquí las vistas de la ciudad son increíbles- no deja de ser curiosa su historia ni merecedor de una visita, aunque sea rápida desde fuera. ¡Ah! Y, por supuesto, siempre cabe la posibilidad de alquilar un apartamento si te vas a quedar unos días en el municipio.

Se encuentra a pie de playa y fue un proyecto del arquitecto catalán Ricardo Bofill en 1968, cuya construcción duró cuatro años. Desde ese momento pasó convertirse en un referente por su estética y sus colores azules y rosas dentro del mundo de la arquitectura y, parece ser, que más adelante también del cine. El lugar se concibe como cubos en el espacio unidos entre sí que crean una serie de escaleras, patios y puentes, cuyas raíces se encuentran en la arquitectura árabe. De puertas para fuera ofrece una imagen fortificada, como si de un edificio casi medieval se tratara, mientras que el interior es una especie de laberinto a partir de luces, patios y muros.

Muralla Roja de Calpe
Muralla Roja de Calpe. Imagen de Wikipedia.
 

Qué más ver en Calpe

Calpe es uno de los destinos más visitados cada año por españoles y extranjeros. Lo cierto es que uno de los motivos es que forma parte de ese elenco de pueblos mediterráneos que siempre resultan atractivos, como Altea o Benidorm, pero mentiríamos si dijéramos que no brilla por sí solo.

Su casco antiguo, sus calas -como la cala el Racó- su Torreón de la Peça -que rodeaba la villa en la época que la protegía de los ataques musulmanes y en la actualidad alberga el Museo del Coleccionismo- o, por supuesto, su Peñón de Ifach, el cual puedes apreciar desde la playa misma, tomando algo en una terraza de alrededor o en barco al atardecer -una experiencia más que recomendable-; también sus salinas, son otros de los motivos que tiene Calpe para caminar cada uno de sus rincones al menos durante un día.