Que Canarias es un auténtico regalo a todos los niveles -histórico, paisajístico, monumental, cultural, gastronómico- no lo vamos a descubrir ahora, pero aprovechando que estamos en agosto y que mucha gente utiliza estos días para volar fuera de la Península, cabe recordar que hay una isla para muchos todavía desconocida que, sin embargo, forma parte como una más del conjunto isleño y se trata de un auténtico paraíso natural; lo mismo que sus compañeras.

Nos estamos refiriendo a La Graciosa, reconocida como la octava isla habitada de Canarias por unanimidad en 2018 tras el voto favorable de la Comisión General de las Comunidades Autónomas, en el Senado. Pese a que no fue hasta entonces cuando fue reconocido como tal, hay que señalar que el primer asentamiento en la isla se dio en Pedro Barba, en el año 1867, cuando siete familias poblaron este lugar con motivo de la construcción de una fábrica de salazón, aunque en la actualidad toda la vida y los restaurantes, así como la zona de ocio de la isla se encuentran en Caleta de Sebo, la capital de La Graciosa.

Isla de playas y volcanes

La octava isla del archipiélago canario destaca principalmente por sus playas vírgenes de aguas cristalinas, aunque es también un lugar ideal para los amantes del senderismo y del ciclismo, ya que la isla no dispone de carreteras asfaltadas y para recorrerlo hay que hacerlo a través de sus caminos, ya sea a pie o a dos ruedas. Una de las rutas más recomendables es la que llega desde Caleta de Sebo hasta las faldas del volcán, donde se encuentra la Playa de la Cocina, un enclave ideal para practicar deportes de agua.

Dentro de las playas, la más reseñable -al menos considerada la mejor- es la de Las Conchas, situada a una hora a pie desde Caleta de Sebo y con más de 600 metros de arena playa. Pero no es ninguna barbaridad señalar que ‘La Graciosa’ son playas; y es que te recomendamos pasar un día -o varios, si prefieres ir con más tranquilidad, porque bien lo merece- de joya natural en joya natural. Nombres como la Playa del Salado, la Playa la Francesa, la Playa Montaña Amarilla o la Playa Lambra, son nombres que no pueden faltar en estas líneas. En esta última podrás disfrutar de los arcos de los Caletones, una auténtica obra de arte de rocas de lava en la que el hombre no ha mediado y en la que se va quedando el agua proveniente del mar. Se encuentran a escasos diez minutos a pie de la mencionada playa.

Arco de los caletones
Arco de los caletones. La Graciosa.
 

Además, su fondo marino forma parte de la Reserva Marina del Archipiélago Chinijo y el volcán de Montaña amarilla, este último de 172 metros de altura y uno de los cuatro conjuntos volcánicos que esconde la isla. Por otro lado, la primera cuenta con el honor de ser la Reserva Marina más grande de Europa.

Solo dos municipios, uno de ellos habitado

La Graciosa es además un ejemplo más de que no hace falta ser grande en dimensiones para serlo en belleza. Prueba de ello son la inmensa mayoría de pueblos de los que este medio se hace eco, y esta vez no iba a ser diferente. La Graciosa tiene 27 kilómetros cuadrados y contiene tan solo los dos municipios mencionados anteriormente: Caleta de Sebo y Pedro Barba.

Cómo ir a La Graciosa

La Graciosa se encuentra al norte de Lanzarote y forma parte del Archipiélago de Chinijo. Si antes decíamos que no había carretera, es lógico que tampoco haya aeropuerto, por lo que solo se puede acudir a ella por mar. El trayecto se puede realizar desde el mismo Lanzarote y se tarda únicamente una media hora desde el Puerto de Órzola, desde donde los ferrys se desplazan a Caleta de Sebo.

Espectacular gastronomía

Lo más común si acudes a La Graciosa es comer su pescado fresco o el arroz. Eso sí, te advertimos de que se llena en seguida, sobre todo en temporada alta, por lo que lo aconsejable es que reserves con antelación en uno de sus restaurantes de Caleta de Sebo, donde se encuentran los locales en los que degustar esta espectacular gastronomía.