Entre las montañas nevadas y los verdes paisajes del prepirineo oscense se encuentra Roda de Isábena, un bello municipio prácticamente escondido que, a pesar de su reducida población de 238 habitantes según los últimos datos en 2018, es un lugar que desborda historia, espiritualidad y un encanto inigualable. El mayor atractivo turístico de esta localidad ubicada al noreste de Huesca es su Catedral de San Vicente Mártir, la cual le otorga a Roda de Isábena el título del pueblo más pequeño de España con una catedral.

El origen y la historia de Roda de Isábena

Situado en la comarca de Ribagorza, Roda de Isábena tiene sus orígenes en un asentamiento íbero, previo a la llegada de los romanos, aunque fue durante su ocupación de la península ibérica cuando el lugar terminó por establecerse. Tras la caída del Imperio Romano, la región en la que ahora se encuentra Roda de Isábena fue invadida en repetidas ocasiones, convirtiéndose en un asentamiento clave de varios pueblos, incluidos los visigodos.

Durante la invasión musulmana de la península, Roda estuvo bajo su dominio. No obstante, a medida que avanzaba la Reconquista, las fronteras entre los reinos cristianos y musulmanes fueron cambiando, hasta que en el siglo X, Roda de Isábena fue reconquistada bajo el reinado del rey Sancho el Mayor de Navarra.

El siglo XI fue un periodo crucial para la región, ya que Roda se estableció como la sede episcopal, lo que aumentó la importancia religiosa y administrativa de la localidad. Es en este contexto que se construyó la Catedral de San Vicente Mártir, dando a Roda el distintivo de ser la localidad más pequeña de España con una catedral.

A lo largo de los siglos que duró la Edad Media, la pequeña localidad mantuvo su relevancia, especialmente en el ámbito religioso, gracias a su posición estratégica y a ser un punto e interés para diferentes culturas. Sin embargo, con el paso del tiempo y debido a diversos acontecimientos históricos, como la unificación de los reinos de Aragón y Cataluña y la posterior formación de España, la importancia administrativa y religiosa de Roda fue disminuyendo.

Desde entonces, y a pesar de haber perdido su estatus episcopal y ver notablemente reducida su población, Roda de Isábena ha conservado su patrimonio histórico y arquitectónico; y gracias a ese trabajo de preservación y a su encanto medieval, el pueblo se ha convertido en un gran atractivo turístico. Llegando a formar parte de los pueblos más bonitos de España según la Asociación de nombre homónimo.

La Catedral de San Vicente Mártir

La Catedral de San Vicente Mártir es, sin duda, el corazón latente de Roda de Isábena. Fundada en el siglo XI, este templo vio pasar épocas de esplendor y decadencia, reflejando en su estructura las distintas corrientes artísticas que marcaron su evolución. Esta magnífica edificación románica, con influencias góticas y mudéjares, posee un claustro que es una auténtica joya del arte medieval. Sus capiteles labrados, el refectorio y la sala capitular, son testimonios de un pasado próspero y de un arte exquisito.

Catedral de San Vicente Mártir, ubicada en Roda de Isábena. Turismo Ribagorza

Catedral de San Vicente Mártir, ubicada en Roda de Isábena. Turismo Ribagorza

En 1924, en reconocimiento a su importancia y belleza, fue declarada Monumento Nacional, convirtiéndola en un punto de referencia para los amantes de la historia y la arquitectura. Posteriormente, con los cambios en la legislación y la categorización de los bienes protegidos en España, su estatus fue ajustado a Bien de Interés Cultural en 2003 por el Departamento de Educación, Cultura y Deporte de Aragón.

La Catedral de San Vicente Mártir dejó de ser sede episcopal en el siglo XII, ya que la sede de Roda fue trasladada a Lleida en 1149, una situación que se consolidó formalmente durante el siglo siguiente. Desde ese momento, la catedral de Roda de Isábena perdió su función catedralicia y pasó a ser considerada una iglesia colegiata. Sin embargo, sigue siendo conocida como "catedral" debido a su importancia histórica y arquitectónica.

Cripta de la Catedral de San Vicente Mártir de Roda de Isábena, Huesca. Turismo Ribargoza

Cripta de la Catedral de San Vicente Mártir de Roda de Isábena, Huesca. Turismo Ribargoza

Es preciso destacar que, en su interior, además de un arte inigualable, descansan los restos de San Ramón, obispo de Roda en el siglo XII, un personaje venerado en la región que promovió la construcción y la mejora de la Catedral de San Vicente Mártir. Al morir en 1126 fue enterrado en dicha catedral y fue canonizado como santo.

Las leyendas de Roda de Isábena

Las paredes de Roda susurran historias de tesoros escondidos, de campanas que resuenan solas, de misteriosos túneles que conectan puntos clave del pueblo, y de fenómenos luminosos que iluminan el templo. Estas leyendas, más allá de su veracidad, enriquecen la experiencia de los visitantes, otorgando un halo místico al lugar. Estas son las leyendas más repetidas de generación en generación en Roda de Isábena:

  • El tesoro de la catedral: cuenta la leyenda que, en algún lugar oculto de la catedral, se encuentra un tesoro escondido. Durante los tiempos de las invasiones y los saqueos, se dice que los habitantes y el clero ocultaron riquezas en el edificio para evitar que cayeran en manos equivocadas.
  • La campana que despidió a San Ramón: el obispo de Roda en el siglo XII, San Ramón, fue una figura muy respetada en la localidad. En torno a él, existe una leyenda que asegura que, tras su muerte, una campana del campanario de la catedral comenzó a sonar por sí sola como señal de luto. 
  • Túneles secretos: algunos relatos hablan también de un túnel que conecta la catedral con otras partes de la localidad o incluso con lugares más alejados. Estos túneles, presentes en muchas leyendas de pueblos antiguos, solían ser vías de escape en tiempos de asedio o invasión.
  • El milagro de la luz: se dice que, en ciertos días y a determinadas horas, cuando el sol incide de una manera particular en los vitrales de la catedral, se pueden observar fenómenos luminosos inusuales en su interior, como si el edificio estuviera impregnado de una energía especial.

Propuesta de recorrido para visitar el pueblo

La Plaza Mayor de Roda de Isábena se presenta como un punto de inicio perfecto para aquellos deseosos de sumergirse en la magia y la historia de este pueblo. Sus edificios de arquitectura tradicional cuentan historias de tiempos pasados y ofrecen al visitante la sensación palpable de la vida local que late en cada rincón. A unos pasos de distancia, la imponente Catedral de San Vicente Mártir se alza, invitando a todos a descubrir sus orígenes y arquitectura, además de las leyendas que se esconden entre sus piedras.

Tras vivir esta espiritual experiencia, puede resultar agradable dar un paseo por el casco histórico, que brinda una perspectiva más íntima del pueblo, donde cada callejuela desemboca en un nuevo descubrimiento. Ascendiendo entre las calles empedradas, el Mirador de Roda promete y cumple con unas vistas panorámicas que te dejan sin aliento al contemplar la inmensidad del paisaje montañoso que rodea a el municipio.

Tras un día de recorrido por este pequeño, aunque histórico pueblo, nada mejor que recargar energías en el Restaurante La Catedral. Y para aquellos con un espíritu más aventurero, las rutas de senderismo cercanas presentan la oportunidad de conectar con la naturaleza. Por último, recomendamos volver al punto de partida al caer la tarde, cerrando el ciclo en la Plaza Mayor, desde la cual se pueden ver gran parte del pueblo iluminado. 

¿Qué más se puede visitar en los alrededores del pueblo?

En las inmediaciones de Roda de Isábena encontramos la majestuosidad del Pirineo Aragonés, una cadena montañosa que es un paraíso para los amantes de la naturaleza y el deporte al aire libre. Ya sea invierno o verano, se pueden realizar rutas de senderismo y ciclismo de montaña y en los meses más fríos hay opciones de esquí en las estaciones cercanas. Los paisajes que podemos observar desde esta región varían desde bosques verdes y prados, hasta picos nevados y valles profundos: la naturaleza en estado puro.

Al sur, a tan solo 30 minutos en coche, el Embalse de Joaquín Costa, un oasis acuático rodeado de naturaleza, cuenta con una gran oferta de actividades acuáticas como el kayak, el paddle surf o simplemente nadar en sus refrescantes aguas. Además, sus orillas son ideales para hacer picnic y descansar mientras se observa el horizonte y se disfruta del sonido del agua.

Al norte del municipio, a menos de 20 minutos en coche, encontramos el Monasterio Románico de Obarra una joya arquitectónica, testimonio del arte románico en Aragón. Y al oeste, a 45 minutos se erige otro de los pueblos más bonitos de nuestro país, la villa medieval de Aínsa. Un pueblo que, con sus calles empedradas, plazas, y edificaciones antiguas transportan al visitante a la Edad Media.