En España hay más de 2.500 castillos que durante todo el año atraen a miles de turistas de todo el mundo. En ElPlural.com hemos destacado algunos de ellos a través de varios artículos, pero en la presente ocasión traemos a colación uno a propósito del Día de Todos los Santos o Halloween, una cita de lo más terrorífica que mucha gente aprovecha para conocer sitios paranormales.

Antes de nada, cabe destacar que no es el único castillo que se caracteriza por historias sus historias negras, pero sí que llama especialmente la atención, tanto que programas como Cuarto Milenio se hicieron eco de él.

La fortaleza se encuentra cerca de Sigüenza y recibe el nombre Riba de Santiuste. Desde fuera llama la atención por su aspecto, especialmente antes de su remodelación, dado que se encontraba prácticamente en ruinas y está conformado por estratos de arenisca roja y amarilla, con cristales de sal y una especie de ondulaciones fruto de una playa que se encontraba aquí millones de años atrás. Ha sido lugar de reunión de la organización internacional Nueva Acrópolis y tiene, según la leyenda, fantasmas con nombre propio como Manuela, a la que el programa de Iker Jiménez dedicó uno de sus espacios.

Leyendas de fantasmas

La fortaleza cuenta de varias leyendas relacionadas con aspectros. Más allá de la historia y la arquitectura del castillo -que se puede consultar a continuación-  se dice que Manuela merodea por los pasillos y las estancias y que asoma a las almenas de la fortaleza. Asimismo, hay testimonios de personas que aseguran haber sentido e incluso visto presencias inexplicables, además de escuchar sonidos a los que, dicen, no han encontrado respuesta.

¿Cómo es el castillo de Riba de Santiuste?

La página web de turismo de Castilla-La Mancha señala que el edificio ha sido recientemente restaurado, por lo que ya no se ve en ruinas y que debió levantarse sobre los siglos XII y XIII. 

En lo que se refiere a los aspectos del edificio propiamente dichos, cabe destacar sus 90 metros de largo por catorce de ancho obedecen al estilo de las fortalezas castellanas altomedievales. El acceso queda defendido por dos torreones y la web emplaza a fijarse en el camino que va hasta la puerta, lo cual dificultaba sobremanera los ataques enemigos, más allá del terreno en el que se asienta. Los espacios se dividen en un patio de armas de dimensiones reducidas, al que se accede entre un complejo de cuatro torres y estancias varias, que desembocan en un nuevo patio destinado a las cuadras y está remachado en una torre pentagonal que defiende el extremo norte.

La primera noticia del castillo data de los tiempos de Alfonso VI, en el siglo XII, cuando dona al obispo de Sigüenza, Don Bernardo de Agén, tanto la fortaleza como la villa de la Rippa en sus inmediaciones. En el siglo XV lo asaltan las fuerzas navarras y los usan como base de operaciones para saquear Sigüenza y alrededores.

Después, el obispo Luján encargó al deán López de Madrid que lo recuperara, algo que consiguió tras un asedio de cinco meses. En el s. XIX las tropas francesas lo volarían durante la Guerra de la Independencia para que evitar que sirviera de refugio a los guerrilleros.

Como curiosidad, destacar que a López de Madrid se le subió la victoria a la cabeza y acabó autoproclamándose obispo. Asimismo, se mantuvo como señor de este terreno a pesar de estar excomulgado.