Viajamos al noroeste de La Rioja, muy cerca del límite con la provincia de Burgos, para conocer uno de los pueblos más bonitos de España, Sajazarra, un municipio medieval de apenas 124 habitantes que sorprende con un cuidado patrimonio histórico y un entorno natural único, rodeado de viñedos. Integrado en la comarca de Haro, en plena Rioja Alta, este pueblo ha sabido preservar su legado sin renunciar al arte contemporáneo ni al atractivo del enoturismo. Desde 2017, forma parte de la asociación de los Pueblos más Bonitos de España.
Aunque el nombre Sajazarra procede del euskera —probablemente de Saja zaharra, 'Saja la vieja', para diferenciarse del municipio vecino Saluela, 'la pequeña Saja'— y su primera mención documental data del año 1075, su historia se remonta a mucho antes. En los alrededores del municipio, especialmente en el paraje de Los Cascajos, se han encontrado restos arqueológicos que apuntan a un asentamiento celtíbero de la Edad del Hierro. Esas huellas sitúan a Sajazarra en una larga línea de ocupación humana que conecta el mundo prerromano con el paisaje actual.
Durante la Edad Media, el lugar fue adquiriendo relevancia estratégica como enclave de paso entre los reinos de Castilla y Navarra. De esa época se conservan algunos de sus elementos más distintivos, como la muralla, el castillo y la iglesia.
El castillo de Sajazarra, uno de los más bonitos de La Rioja
Uno de los emblemas de Sajazarra es su castillo-palacio, una construcción del siglo XV levantada sobre los restos de una fortificación anterior. Pertenece a la Casa de los Velasco, una de las familias nobles más influyentes de la Castilla medieval. Aunque en la actualidad es de propiedad privada y no se puede visitar por dentro, el edificio se mantiene en un excelente estado de conservación y puede admirarse desde varios puntos del casco urbano.
Castillo de Sajarraza, en La Rioja (Foto: Oficina de Turismo del Ayuntamiento de Sajarraza)
El castillo tiene planta cuadrada, con torre del homenaje central y cuatro torreones octogonales en las esquinas. Está rodeado por un jardín y parte de las antiguas defensas. El conjunto conserva el aire señorial de los grandes linajes castellanos, y su volumen impone respeto en un pueblo de calles recogidas y casas de piedra.
Muy cerca del castillo se alza la Iglesia de Santa María de la Asunción, declarada Bien de Interés Cultural. Su origen se sitúa en el siglo XII, aunque fue objeto de sucesivas ampliaciones y reformas que la dotaron de elementos góticos, renacentistas y barrocos. Inicialmente fue un monasterio cisterciense fundado por Alfonso VIII de Castilla. Se mantuvo dominado por estas comunidad religiosa hasta que en 1253 fue adquirida por Alfonso X el Sabio.
El edificio, restaurado en 1994, destaca por su imponente portada, su torre campanario y, en el interior, por el retablo mayor del siglo XVI, de estilo renacentista, presidido por una imagen de la Virgen de la Antigua, patrona de Sajazarra.
Recinto amurallado
Sajazarra conserva restos significativos de su antigua muralla medieval, erigida entre los siglos XII y XIII. Aunque hoy muchas de sus estructuras están integradas en viviendas o han sido parcialmente modificadas, todavía conserva una de las cuatro puertas de entrada, la denominada El Arco, de estilo gótico, que data de los siglos XIV o XV.
Puerta El Arco, de estilo gótico (Foto: Oficina de Turismo Ayuntamiento de Sajarraza)
Este legado defensivo da al conjunto urbano una estructura cerrada y coherente, con calles estrechas, casas solariegas y escudos heráldicos en muchas fachadas. Destaca la casa de los Martínez de Salinas, una vivienda barroca de finales del siglo XVII con un escudo de armas cuartelado en cruz con la inscripción Alonso Loma Osorio.
El pueblo ha conseguido mantener una estética homogénea sin renunciar a la vida contemporánea. Sus espacios están cuidados, y cada rincón parece responder a una intención estética. Lejos de una reconstrucción artificial, Sajazarra muestra un equilibrio entre conservación y autenticidad.
Un pueblo de tradición vitivinícola
El entorno de Sajazarra está marcado por el cultivo de la vid, los campos de cereal y los ríos Ea y Aguanal, que se unen a escasa distancia del núcleo urbano. El ayuntamiento ofrece rutas guiadas para recorrer la zona, descubriendo un paisaje cambiante con milenios de historia. Para hacer este recorrido es necesario hacer una reserva previa a través de la Oficina de Turismo de la localidad. Además de viñedos y bosques de encinas y robles, el visitante descubrirá la historia de castillos, eremitorios e iglesias románicas, arte contemporáneo y las tradiciones de esta tierra vinculada al vino.
Barrio de las Bodegas (Foto: Oficina de Turismo del Ayuntamiento de Sajazarra, en La Rioja)
El municipio es un enclave vitivinícola privilegiado y forma parte de la Denominación de Origen Calificada Rioja. Las principales bodegas de la localidad ofrecen visitas guiadas. Dentro del casco urbano, el Barrio de las Bodegas conserva antiguas construcciones subterráneas excavadas en la tierra, que antiguamente eran utilizadas para elaborar y almacenar vino. Muchos de esteos edificios son ahora viviendas privadas, pero algunas ofrecen catas y visitas. Es posible adquirir vino local en pequeñas producciones familiares. Incluso el propio castillo acoge en su interior una bodega privada, lo que convierte la experiencia enoturística en algo singular.
Un museo al aire libre
Además del vino, Sajazarra apuesta por el arte como forma de expresión contemporánea. A través del proyecto SamArt trata de recuperar una época en la que la localidad riojana se convirtió en un centro de atracción para artistas. Durante 23 años, cada verano se celebraban encuentros artísticos y un Festival de Música antigua, pero dejaron de hacerse en 2012.
El objetivo de SamArt es ecuperar esa tradición y convertir el pueblo en una galería de arte al aire libre, donde esculturas e instalaciones conviven con la arquitectura tradicional. Esta propuesta busca renovar la mirada sobre el patrimonio sin alterar su esencia.
Para los amantes del senderismo, el pueblo ofrece rutas como el Sendero de la Laguna, ideal para paseos familiares, o caminos más largos que permiten descubrir las Peñas de Gembres, dos peñascos que sobresalen en los Montes Obarenes, o las zonas ribereñas. El paisaje de la Red Natura 2000, con aves, vegetación autóctona y vistas a los Montes Obarenes, aporta un valor añadido a cualquier escapada.