Durante décadas, el krupnik fue una sopa habitual en los hogares de Polonia. Hoy vuelve a ganar popularidad gracias a sus propiedades nutritivas y su sencillez. Esta receta tradicional, elaborada con caldo de pollo y cebada perlada, ofrece un perfil nutricional que se ajusta a los actuales hábitos de alimentación saludable.

Una sopa polaca que ayuda a recuperarse

El krupnik comparte algunas propiedades con el caldo de pollo, conocido por aliviar los síntomas del resfriado o la gripe. Sin embargo, su combinación de ingredientes aporta un valor añadido. Además de favorecer la recuperación, es fuente de vitaminas del grupo B y antioxidantes que fortalecen el sistema inmunológico.

Uno de sus componentes clave es el betaglucano, una fibra presente en la cebada que contribuye a mantener las defensas en buen estado. Esta sustancia también mejora la salud intestinal y ayuda a regular el tránsito.

Beneficios para el cuerpo de esta sopa

La cebada, base del krupnik, contiene fibra soluble que actúa como alimento para las bacterias beneficiosas del intestino. Este tipo de fibra ayuda a evitar el estreñimiento y la sensación de pesadez. A pesar de su contenido en fibra, la sopa sigue siendo fácil de digerir, por lo que suele recomendarse tras una enfermedad o un tratamiento con antibióticos.

Uno de los motivos por los que el krupnik ha vuelto a las cocinas es su bajo contenido calórico. Preparado con carne de pollo, aporta entre 34 y 45 kilocalorías por cada 100 gramos. Aun así, resulta saciante por la combinación de verduras, proteínas y carbohidratos complejos.

Gracias a su bajo índice glucémico, puede incluirse sin problema en dietas de adelgazamiento. Proporciona energía sostenida, controla el apetito y ayuda a mantener estable el azúcar en sangre.

La sopa Krupnik es típica de Polonia

Aunque pocas veces se considera, el krupnik también contribuye a mantener una buena hidratación. Su alto contenido en líquido se combina con minerales como potasio, magnesio y sodio, lo que favorece el equilibrio de los electrolitos del cuerpo. Por eso resulta útil durante enfermedades, después del ejercicio o en días fríos.

El krupnik puede acelerar la digestión y mejorar el metabolismo gracias a sus ingredientes naturales. Hierbas y especias como el laurel, el eneldo o el perejil estimulan el hígado y favorecen la eliminación de toxinas. De este modo, el organismo aprovecha mejor los nutrientes y mantiene un ritmo metabólico más activo.

La cocción lenta del caldo permite liberar colágeno del pollo y minerales de las verduras, lo que beneficia tanto la piel como las articulaciones. Además, las propiedades antiinflamatorias de la cebada ayudan a mantener un aspecto saludable y retrasar la aparición de signos de envejecimiento.

Tradición y actualidad en el mismo plato

El krupnik encaja con varias tendencias actuales: alimentación natural, comida reconfortante y aprovechamiento de ingredientes. No lleva productos procesados ni aditivos, y puede prepararse con lo que haya disponible en la despensa.

Después de años de considerarse una sopa pasada de moda, el krupnik vuelve a ganar espacio en las mesas. Es una opción económica, nutritiva y fácil de hacer, ideal para los meses fríos, para reforzar las defensas o simplemente para disfrutar de un plato casero que sienta bien.

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