El pasado martes 30 de enero fue una jornada especial para los amantes de la bollería, y más concretamente de los fans de un dulce hecho a base de hojaldre que es una de las señas de identidad de los desayunos del país vecino: el croissant (dulce que, por cierto, la RAE también permite escribir como cruasán). Efectivamente, el 30 de enero se celebra el Día Internacional del Croissant, el irresistible pastel de hojaldre de origen francés (un origen que, como veremos más adelante, es relativo) que ha conquistado paladares de medio mundo gracias a su clásico exterior durado y crujiente y su interior tierno y esponjoso.

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Sin duda, estos delicados manjares son el acompañamiento perfecto para un desayuno indulgente o una merienda reconfortante. Ahora bien, a pesar de la sencillez de esta bollería, tiene una historia muy fascinante.

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Origen y evolución del croissant

Aunque los croissants son inseparablemente asociados con la panadería francesa, su historia tiene raíces que se remontan mucho más allá de las fronteras de Francia. Se cree que su predecesor, el "kipferl", era un panecillo de forma similar que se originó en Viena, Austria, durante el siglo XIII (de hecho, incluso a día de hoy se denomina a la bollería en francés como “viennoiserie” (es decir, a la vienesa).

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Este "kipferl" fue una de las creaciones que los panaderos vieneses fabricaron en el siglo XVII (junto con el kaisersemmel o “panecillo imperial”) para celebrar la paz tras la ocupación otomana de la ciudad en el siglo XVII. Y es que fue gracias a los panaderos que evitaron que el Imperio Otomano conquistara la ciudad, ya que como estos trabajan por la noche fueron los que se dieron cuenta de lo que los invasores planeaban y pudieron avisar a las tropas austriacas y polacas, que en septiembre de 1683 pudieron derrotarles.

Es muy típico tomarte el croissant en el desayuno

Este "kipferl" viajó por toda Europa y llegó a Francia, donde los panaderos franceses lo hicieron suyo dándole un nuevo nombre y dotándolo de una masa más esponjosa, hecha a base de hojaldre. En concreto, se cuenta que fue cuando el pastelero August Zang, de origen austriaco, abrió un local de pastelería vienesa en el número dos de la calle Richelieu en 1839 fue cuando empezó a hacerse tremendamente popular. Por otro lado, hay otros investigadores que afirman que fue la reina María Antonieta, también de origen austriaco, fue la que mandó traerlo a Francia porque echaba de menos la bollería vienesa.

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La receta secreta

Aunque la receta básica del croissant parece simple, su ejecución requiere habilidad, paciencia y atención al detalle. Los ingredientes fundamentales son harina, mantequilla, levadura, azúcar, sal y agua. La clave de su distintivo sabor y textura reside en la técnica de laminado, que implica alternar capas de masa con capas de mantequilla para crear múltiples estratos de hojaldre.

La receta del cruasán es de origen francés

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Ingredientes

  • 1 masa de Hojaldre rectangular ya hecha (puedes hacer la tuya propia, pero el proceso es más largo y menos económico)
  • 10 g de azúcar
  • 1 huevo batido
  • 20 gramos de mermelada de melocotón
Así se parte la masa de hojaldre para hacer croissant | YouTube

Paso a paso: cómo hacer el croissant

  1. Precalienta el horno a 200ºC.
  2. Extiende la masa de hojaldre sobre una bandeja en la que hayas extendido un papel apto para el horno.
  3. Corta la masa en 6 triángulos del mismo tamaño. Una vez que lo hayas hecho, debes hacer un corte en la base de cada uno de esos triángulos.
  4. Separa un poco los bordes y enróllalos desde la base hasta el pico para darles la forma de croissant.
  5. Dobla ligeramente los picos hacia adentro para que queden más redondos.
  6. Pinta los croissants con huevo batido y espolvorea un poco de azúcar por encima.
  7. Hornéalos durante unos 15-16 minutos, hasta que estén dorados.
  8. Sácalos del horno y ¡a disfrutar!

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Versatilidad y popularidad

Aunque los croissants tradicionales son simplemente deliciosos por sí solos, su versatilidad los hace ideales para una variedad de preparaciones. Desde croissants rellenos de chocolate o almendra hasta croissants salados con jamón y queso, las posibilidades son infinitas. Además, los croissants se han convertido en un elemento básico en cafeterías y panaderías de todo el mundo, sirviendo como acompañamiento perfecto para café o té.

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Hay muchas variedades de la receta del croissant

En resumen, el croissant es mucho más que un simple pastelito: es una obra maestra de la pastelería que combina técnica, tradición y sabor en cada bocado. Ya sea disfrutado como un lujo matutino o como un tentempié indulgente, el croissant continúa deleitando a los amantes de la buena comida en todas partes, manteniendo viva una tradición culinaria que ha perdurado a lo largo de los siglos.

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