La historia de una ciudad también está escrita por sus bares y cafeterías, puntos de encuentro de algunos de los personajes más célebres del municipio y, por supuesto, protector de sus mayores secretos.
Y en el caso de la ciudad de Madrid, uno de esos establecimientos no es otro que Embassy, una cadena de cafeterías que comenzó solo con un local, el más mítico, en 1931 en la esquina entre Castellana y la Calle Ayala.
Posteriormente se abrieron en Aravaca, Goya, Chamberí, O'Donnel, Santa Engracia y La Moraleja. Desafortunadamente, esta historia en la que hay desde lucha contra el fascismo hasta una postura abiertamente feminista por parte de su creadora ha llegado a su fin.
Así, tras el cierre del primer local anteriormente mencionado, se ha sumado la total bajada de persianas del resto de locales que tenía la cadena. Este cierre tuvo lugar el pasado mes de marzo, aunque no ha sido hasta ahora cuando no se ha dado el cierre definitivo, tal y como ha informado ABC.
Según el mencionado medio, este cierre definitivo se produce por la "falta de liquidez que atraviesa esta sociedad que no habría podido recuperarse del impacto en sus cuentas que tuvo la pandemia del Covid-19 y la subida del coste de las materias primas y la energía".
Por su parte, una de las dependientas de uno de los locales, asegura en declaraciones recogidas por Gran Madrid, que "en los últimos tiempos pagaban fatal y siempre te faltaban unos 100 o 200 euros. Tampoco nos daban las pagas extras de verano y, a veces, nos abonaban la nómina en tres entregas. Llevamos sin cobrar desde marzo y lo estamos pasando muy mal".
Margarita Kearney: la misteriosa vida de la fundadora de Embassy

Conocer la historia de Embassy es bucear por el pasado no solo de nuestro país sino también de toda Europa. Una historia en la que hay una clara protagonista, Margaret Kearney Taylor, una inglesa de ascendencia irlandesa cuya vida es, definitivamente, de película.
Esta mujer, que se había enamorado de un español, a quien lo dejó todo para irse con él a vivir a París y con quién tuvo una hija, se traslada a la capital en 1928 tras fracasar su relación para trabajar en la General Motors.
Pero en 1931, tras conseguir un dinero con unos socios franceses, consigue alquilar el local del que fue el primer Embassy de la historia en el número 12 del paseo de la Castellana. Precisamente por la ubicación en la que se encontraba, próxima a algunas embajadas, se le puso el nombre de Embassy, pero esto es solo una de las versiones.
La idea de fundar Embassy era replicar el modelo de salones de té inglés que Kearny Taylor había visto en Londres y París y que en la capital española no había encontrado. Toda una hazaña la de esta increíble mujer inglesa, sobre todo teniendo en cuenta que en aquella época las tertulias en los bares y coctelerías no estaba bien visto qu hubiera mujeres.
Esto era sobre todo porque no estaba bien visto que las mujeres tomaran bebidas espirituosas ya que era algo reservado solo para los hombres. Pero esto era algo que no iba con Margarita -sí, en la capital todo el mundo la llamaba por su nombre en español-, que no dudaba en servir alcohol a sus clientas escondido en una tetera que contenía un "té especial".
La lucha contra el nazismo: Embassy salvó a más de 30.000 judíos

Pero sobre todo si algo por lo que debe ser recordada tanto Margaret Kearney Taylor como su Embassy es por su lucha contra el nazismo y, en concreto, en la persecución de los judíos durante la Segunda Guerra Mundial. Y es que, aunque en la teoría España fue neutral durante esta gran contienda, lo cierto es que Paul Winzer, jefe de la Gestapo, y Hans Lazar, jefe de propaganda nazi en España con la colaboración del dictador Francisco Franco, llevaron a cabo la persecución nazi en España.
Por este motivo, Kearney en colaboración con el entonces embajador británico en España Sir Samuel Hoare, convirtieron al local en un refugio para cualquier persona perseguida por los nazis. Y pese a la presión de las autoridades alemanas que visitaban el local, consiguieron evitar el arresto y deportación a campos de concentración de más de 30.000 judíos, calculan los historiadores.