Durante este verano 2025 un 80% de los españoles tiene planeado viajar por vacaciones en esta temporada estival, y una gran parte de ellos irá a su destino en coche, que es el medio de transporte principal por excelencia. Pero el coche no solo se puede utilizar para viajar al destino, también es habitual que haya personas que, aunque viajen a destinos lejanos de Asia, África y Oceanía, alquilen un coche para moverse por su destino.
Esto supone una gran ventaja porque te da más libertad y poder acceder a destinos alejados de los puntos turísticos, que no tienen tanta facilidad de acceso; sin embargo, tiene la complicación de que las normas de tráfico, e incluso las señales, puedan ser algo distintas, lo que complica ligeramente la circulación del conductor. Y uno de esos países en las que hay algo ligeramente distinto es el color de los semáforos: en este artículo te vamos a explicar qué es lo que cambia y la razón que hay detrás de ello.
Un sistema de señales que parece universal
En la mayoría del mundo, el significado de los colores del semáforo es fácil de entender: rojo para detenerse, amarillo para estar atento, verde para avanzar. Esta convención internacional se creó con el objetivo de facilitar la circulación y aumentar la seguridad, y está inspirada en las señales ferroviarias británicas del siglo XIX.
Sin embargo, este sistema no es completamente uniforme en todos los países. Un ejemplo claro se encuentra en Japón, donde el color del semáforo que indica que se puede continuar no es exactamente verde.
En Japón, el “verde” del semáforo es azul
Quienes viajan a Japón por primera vez suelen notar una diferencia llamativa: el color que da paso en los semáforos no es un verde brillante como en otros países, sino un azul claro. Esta diferencia no se debe a un error técnico ni a una decisión reciente, sino que tiene su origen en la lengua y la tradición cultural japonesas.
En el japonés antiguo, la palabra “ao” se usaba para describir una amplia gama de colores fríos, entre ellos el azul, el verde, el gris e incluso el negro. La palabra específica para el color verde, “midori”, apareció más tarde y no empezó a usarse de forma común hasta después de la Segunda Guerra Mundial. Por eso, aunque los primeros semáforos japoneses de los años 30 ya usaban luces verdes, muchas personas seguían refiriéndose a ellas como “ao”.

Un ajuste cultural para evitar confusiones
En 1973, el gobierno japonés decidió que la luz del semáforo debía ser oficialmente verde. Sin embargo, para respetar la percepción popular y facilitar su identificación, se permitió que ese verde tuviera un tono que se acercara al azul. El objetivo era que resultara aceptable tanto para la normativa internacional como para la forma en que la mayoría de los japoneses describían ese color.
Hoy en día, en muchas ciudades del país, la luz que indica que se puede avanzar sigue viéndose azul o ligeramente azul en algunas zonas para quienes vienen de otros lugares del mundo. Aunque en términos legales sigue siendo “verde”, se trata de un caso en el que el idioma y la cultura han influido directamente en una señal que, en teoría, debería ser universal.
La historia del color de los semáforos en Japón muestra cómo las convenciones internacionales pueden adaptarse a la realidad lingüística y cultural de un país. En este caso, la solución fue mantener el significado funcional de la luz verde, pero con una tonalidad visual que encaja mejor con la tradición local. Una diferencia sutil, pero que llama la atención de quienes visitan el país por primera vez.