Cuidarse está de moda. Cada vez somos más quienes apostamos por una vida sana: mejorar el ejercicio físico, cuidar la alimentación, dejar de fumar, etc. Pues bien, para empezar, desde Maleta Mundi os sugerimos un rincón al que escapar que, aunque por sí mismo no hace milagros, nos ayudará y mucho con nuestros objetivos. Un destino lleno de magia y de silencio: la Sierra de Huelva.

Ubicada en el extremo occidental de Sierra Morena, está conformada por veintinueve pueblecitos, cada uno con un encanto especial. En la serranía onubense, además de disfrutar de un entorno libre de polución donde se respira aire sano y mucha paz, estaremos en pleno Parque Natural, rodeados de su maravillosa vegetación y de la fauna autóctona.

La zona, además de ser perfecta para el contacto con la naturaleza, también lo es para hacer algún deporte como el senderismo o alguna de sus variedades como el cada vez más popular Nordic Walking. Son innumerables las rutas que pueden practicarse de mayor o menor dificultad, así como trayectos para todos los gustos entre los distintos puntos de este mapa. Son muy recomendables asimismo las “rutas paisajísticas”: de las aldeas, de las ermitas rurales, de la arquitectura del agua, de los paisajes culturales, paseos por el techo de la Sierra, ruta del patrimonio de influencia islámica, de los castillos, de los lugares de culto, de las plazas y cosos taurinos o la ruta arqueológica y megalítica.

En los alrededores de este área existen muchas alternativas rurales para hospedarse. Una de las que ofrece un buen acceso a la carretera a la vez que comunica directamente con varias rutas a pie, es la Finca La Media Legua. Las habitaciones son cómodas y acogedoras, disponen de cocina y de chimenea, por si decidimos volver épocas del año más frías. Se encuentra ubicada entre Aracena y Los Marines y se accede desde la carretera N-433 Sevilla-Lisboa.

De la gastronomía de Huelva podemos hablar largo y tendido. En la zona los productos estrella son el cerdo y las setas, la miel y las castañas, pero la realidad es que la calidad y la variedad en toda la gastronomía onubense están garantizadas, no es casualidad que esta provincia haya sido Capital Española de la Gastronomía 2017.

Peña de Arias Montano (Alájar)

Un lugar imprescindible para visitar es la Peña de Arias Montano, retiro y descanso durante largas temporadas del humanista y escritor, también consejero del rey Felipe II, Benito Arias Montano. Cuentan los lugareños que este enclave, que sirvió en sus días como punto militar para vigilar las fronteras, es un lugar mágico quizás porque desde siempre quienes lo han visitado lo recuerdan como un punto de concentración de fuerzas telúricas, un motivo más para visitarlo.

Puede visitarse la Iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles, pequeña y coqueta. A unos metros se encuentra una espadaña soportada sobre imponentes columnas y coronada por tres campanas.

 

La zona cuenta con pequeñas tiendecitas en las que pueden adquirirse productos típicos de la zona como miel, castañas o artesanía. 

Las vistas que presenta este lugar, a unos 740 metros de altura, son espectaculares. Un verdadero balcón desde el que se puede contemplar la inmensidad de la serranía. En días despejados puede divisarse Riotinto e incluso el Océano Atlántico. Toda la zona inferior de la peña está repleta de cuevas conocidas como las Cuevas de Las Lapas. Entre ellas El Palacio Oscuro (sólo visitable con autorización administrativa),  habitada por colonias de murciélagos.

 Las Marines

Con casi diez kilómetros cuadrados, el municipio más pequeño de toda la provincia de Huelva, los Marines, da la bienvenida a sus visitantes con un monumento en cuya leyenda reza “Vida, amor y unión entre personas”.

La calle de entrada está decorada en uno de sus laterales por todos y cada uno de los municipios que conforman la sierra onubense sobre azulejo, es el llamado Paseo de los Murales.

 

En este tranquilo lugar, entre algunos de sus vecinos existe una importante afición a la astronomía. Y es que la sierra onubense forma parte de la Reserva Starlight de Sierra Morena,  la belleza nocturna de sus cielos la hace un destino idóneo para el astroturismo y la observación de las estrellas.

La arquitectura típica también nos da una pista de la vida de sus habitantes a lo largo de los años. Si hoy en día consideramos avances sociales la conquista de determinados derechos, en un momento de nuestra historia también lo fueron los lavaderos en los pueblos. Era un lugar habilitado para el lavado de la ropa que facilitaba a las mujeres realizar esta labor cerca de casa, sin la necesidad de acudir al curso del río. El Lavadero de Los Marines, restaurado en 1999, es uno de los mejores conservados.

A escasos metros se erige una preciosa escultura en homenaje a La Apañaora, un oficio muy tradicional en la zona que desempeñaban las mujeres y que consistía en la recogida de las castañas.

Merece la pena acercarse a la Plaza de Carlos III, la placita central del pueblo donde se ubica el Ayuntamiento y la Iglesia de Nuestra Señora de Gracia, cuyos orígenes datan del siglo XVII y que sufrió una importante remodelación tras el terremoto de Lisboa (1755) .

Antes de tomar alguno de los senderos de vuelta, recomendamos reponer fuerzas en la Taberna Bretones donde se sirven platos tan exquisitos como el revuelto de setas o la carrillera, ésta última con un original toque de canela a su receta que la hace sabrosísima.

 Si volvéis a finales de noviembre podréis disfrutar de la tradicional Feria del Mosto y saborear este vino bioecológico así como una gran variedad de productos artesanales que se exponen.

Aracena

Entre rústicos portones y bellísimos zaguanes se desarrolla la vida de este municipio que da nombre a la sierra en la que se encuentra ubicado.

Pasear sus calles y visitar sus pequeñas tiendecitas con productos de la tierra es un verdadero placer. Pero Aracena tiene además varias visitas ineludibles como la Gruta de las Maravillas, descubierta según cuentan por un pastor. O su Castillo que guarda entre sus muros la identidad de los distintos pueblos que pasaron por él. El Museo del Jamón es otro de los puntos de obligada visita. Allí conoceréis al detalle el proceso de elaboración de esta delicatesen que ha conquistado exóticos paladares y traspasado las más lejanas fronteras.  

 

 En la plaza central de este hermoso pueblo se encuentra el Casino Arias Montano, un edificio en cuya estética regionalista rápidamente identificaremos al arquitecto Aníbal González.

 Después de la excursión, es imprescindible la degustación de los sabores serranos. Para ello recomendamos una parada en el Café Bar Manzano, que ofrece unas exquisitas raciones de jamón y de caña de lomo o si lo prefieres, la especialidad de la casa: las setas, sabrosas cocinadas de cualquier forma, en revuelto, a la plancha o como un ingrediente añadido a un buen plato de arroz.

 

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