Tras enviar amenazas escalofriantes hacia los musulmanes, aludiendo incluso a una noche de cuchillos largos, la tensión ha ido aumentando. No hace muchos días, Anglada y sus secuaces echaron de su partido –Plataforma per Catalunya- a una edil, Juana Dolores Martínez, cuya pareja es un inmigrante subsahariano. ¿El ku Klux Klan opera también en Salt y sus alrededores?

Observación con lupa
Llama en todo caso la atención que tanto Plataforma per Catalunya como, en general, las actividades xenófobas, racistas o fascistas sean, en general, toleradas más o menos por la vía policial o por la vía judicial. Puede afirmarse que no son objeto de observación con lupa por los policías, por los fiscales o por los jueces. La legalización reciente de Bildu promovió, y sigue promoviendo, una especie de estado de alerta policial y judicial, acompañado de una avalancha mediática que responsabiliza de la legalización de Bildu al Gobierno actual.

Enorme gravedad social
En cambio, no se percibe apenas -o no se traslada adecuadamente a la opinión pública española- la enorme gravedad social que supone la legalidad del partido de Anglada y de sus satélites. ¿Por qué no se toman medidas severas y obviamente rigurosas por parte de las autoridades concernidas directamente, con el fin de parar los pies a los que persiguen de hecho a los inmigrantes, los tratan a muchos de ellos como si fueran delincuentes y pretenden volver así a la época de las Cruzadas o a las batallas entre moros y cristianos?

Fuego y bajas pasiones
La xenofobia proporciona votos a los partidos que no les importa ni jugar con fuego ni atizar las bajas pasiones de determinados sectores ciudadanos. En las elecciones del 22-M, la tercera ciudad de Cataluña, que es Badalona, pasó a tener de alcalde a un político del PP, Xavier García Albiol, que se ha especializado durante años en el acoso a los inmigrantes. Puede hacerlo además gracias al apoyo que obtuvieron los populares badaloneses de Convergència i Unió (CiU).

¡Cuidado!
No se trata la xenofobia de una cuestión marginal. Nos estamos jugando, y más en la coyuntura económica en la que nos encontramos ahora, el futuro de la convivencia pacífica en España. Y, por supuesto, nos estamos jugando el futuro de la democracia. La xenofobia y el racismo no son más que sinónimos del fascismo. ¡Cuidado!

Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM