Si hiciésemos un estudio en profundidad de los titulares de prensa- radio y televisión en los dos últimos años o del lenguaje de muchos políticos, nos daríamos cuenta de los  contenidos catastrofistas con los que convivimos.

Es obvio que los poderes económicos y políticos deberían sentir vergüenza ante los millones de parados que han ido dejando por el camino, de los millones de familias que lo están pasando muy mal, otras mal y muy poquitos incluso mejor.

Pero resulta desconcertante y además engañoso ver lo que los medios de comunicación, de todas las tendencias, han ido comentando recientemente. Esas informaciones van creando una opinión que se transmite a la sociedad y que a medida que pasa de boca en boca, va aumentando su dramatismo. Y de tanto decir que estamos ante la boca del lobo, la sociedad comienza a pasar de todos nosotros.

Algunos se han cansado de decir que Zapatero no trasmitía confianza, que el tema era echarlo de la Moncloa y poner a Rajoy, que quizás acertase en algo. Bueno, eso está todavía por ver, pero Rajoy está entrando en silencio, despacito y mirando de reojo en los jardines de la Moncloa y las encuestas ya están diciendo que los españoles dicen que nada va a cambiar.

¿En qué quedamos? Se preguntarán algunos ingenuos. ¿No era un problema de confianza?... Pues va a ser que no.

Mucho me temo que  esas leyes laborales que está preparando el PP, teniendo a Joan Rosell, presidente de la CEOE, de telonero, no van a dejar de enviar españolitos al paro. Lo que sí va a conseguir es que los despidos sean más baratos para los empresarios. Y como muy bien decía el martes Gabilondo, el señor Rajoy y el señor Monti, aunque elegidos de diferente forma, van a ser los contables a nivel nacional de los mercados.

Nadie niega la gravedad de nuestra economía  pero ahora que ya ha terminado la campaña electoral, en donde todo está permitido desgraciadamente, tendríamos que reflexionar y comenzar a hablar con rigor.

Explicar a la población lo que va a hacer la derecha, a quién va a beneficiar y a quién a perjudicar. Qué va a hacer el partido socialista o los nacionalistas del PNV o CiU.

En una palabra, quizás es el momento de hacer pedagogía, de darle herramientas a la sociedad para que piense y saque sus propias conclusiones, pero desgraciadamente las elecciones andaluzas están al caer y ya estamos oyendo que Rajoy se va a reservar las políticas más duras para después de los comicios andaluces.

A pesar de dicha convocatoria, pienso que es el mejor momento para hablar en serio de Europa, de lo que hace la señora Merkel y por qué, de lo que harán los socialdemócratas cuando le ganen en las urnas y lleguen al poder. Explicar los egoísmos británicos o los intereses franceses.

Comenzar a decir las cosas por su nombre. Desenmascarar a los mercados y a los políticos y periodistas que los defienden. Y dejar de utilizar palabras como abismo, catástrofe, situación límite o precipicio.

Porque el resultado de éste léxico es que ya no nos creemos nada. Que el escepticismo, el desengaño, la falta de compromiso personal aumenta.

Tenemos que aprender quién es un experto o quién un charlatán. Quién analiza sobre la marcha o quién se ha informado adecuadamente. Porque a base de inundar los medios de comunicación con personajes sin formación que hablan de todo y de todos, los ciudadanos nos vamos volviendo más autistas. Y reaccionamos callando, respirando hondo y nos auto animamos para salir al día siguiente a la calle a pelear, a que nos presten dinero, a presentar la declaración del IVA, a conseguir algún cliente que nos alivie el mes o simplemente a ingeniárnoslas para que cincuenta euros duren algo más que tres minutos en un supermercado.

Veremos qué nos espera en el 2012. Pero algo que nos vendría bien a todos serían análisis más serios, más rigurosos, sin medias verdades para que los ciudadanos de a pie sepamos dónde estamos.

Mercè Rivas Torres es periodista y escritora