A pocos días de la convocatoria de investidura del presidente de Gobierno, los ciudadanos se decantan por un gobierno del PSOE a ser posible con Unidas Podemos y lejos de los apoyos independentistas. Esta es la síntesis del último estudio del Centro de Investigaciones Sociológicas. Dicho de otro modo, los sondeos ratifican lo que las urnas indicaron.

Lo que el CIS no cuenta es la profunda decepción que se está adueñando en el ánimo de hombres y mujeres ante las tensiones que los pactos y los desacuerdos están llevando al panorama político. La posibilidad aireada como evidencia por distintos medios de comunicación- algunos con más saña que otros - de hacer imposible la investidura del presidente del Gobierno está camino de transformar ese malestar en irritación. El líder de Unidas Podemos debería ser consciente de que ha tenido unos resultados electorales escasos y que si los ha conseguido es por la voluntad de los votantes de para que haya un acuerdo de izquierda que de estabilidad al país.

Como también debería entender Pablo Iglesias que a pesar de su insistencia en formar parte del Gobierno y de las cuestiones que pueda poner sobre la mesa en cuanto a reformas o leyes, el Ejecutivo en funciones está jugando una partida muy delicada.  La baraja la componen las exigencias europeas, las intrusiones norteamericanas, el tablero global nada sencillo de la economía internacional y, en terreno propio, la situación en Cataluña y la agresión constante de las fuerzas de la derecha y de la extrema derecha. Sin olvidar los problemas del día a día que exigen actuaciones urgentes difíciles de abordar con unos presupuestos prorrogados, insuficientes y en peligro de mantener su carácter exiguo dada la situación.

El disgusto de los ciudadanos se incrementa con escenarios como los que se están viviendo en Murcia y Madrid para formar sus gobiernos, por la avaricia de la derecha y la ultraderecha – Ciudadanos, PP y Vox- obviando la voluntad de los electores en cuanto al candidato más votado. Esa ansia de sillón despreciando el objetivo primero, que es lo que conviene a la comunidad, agudiza la mala impresión que provocan los apaños ensayados.

De ahí que unas nuevas elecciones no sean bienvenidas. ¿Para qué? ¿Para que de nuevo se ignore lo que la ciudadanía ha planteado? ¿Qué engaño es éste? Deberían reflexionar estos líderes de laboratorio y darse cuenta de que no están a la altura de la dignidad de su cargo y de las esperanzas que en ellos se han depositado. No son merecedores de confianza.

Solo cabe desear a todos buena suerte.

Enric Sopena es Presidente ad Meritum y fundador de ElPlural.com