En abril de 2022, Feijóo se presentaba para liderar el PP y se comprometía en su primer discurso a llegar a pactos de Estado, a separarse de Vox y a sacar a la política española del enfrentamiento y de la hipérbole permanente. Dos años después, todo lo que dijo el líder del PP fue falso. Sus mentiras permanentes, sus amenazas, su discurso de odio, su falta de propuestas y su mediocridad caracterizan su gestión.

Hace unos días, Feijóo decía que “la clase política es la peor de los últimos 45 años”, a lo que habría que añadir, empezando por él mismo. No tiene nivel. El que venía como un “mirlo blanco” de la política nacional se convirtió muy pronto en “pájaro de mal agüero”. Sus continuos deslices, sus permanentes meteduras de pata, su falta de preparación de los discursos, demostraron muy pronto que no era el líder que necesitaba el PP ni que precisa la oposición en nuestro país.

El expresidente gallego en dos años no ha sido capaz de hacer una sola propuesta para mejorar la vida de la gente. Ha convertido al PP en el partido del “no permanente”. Ha votado no a subir y dignificar las pensiones. No a aumentar el salario mínimo. No a mejorar la educación y la sanidad públicas. No a bajar los precios de los alquileres y el precio de las viviendas a las familias. Pero ha dicho sí a los planteamientos de la ultraderecha, sobre todo en lo que supone recortar derechos y libertades en España.

Feijóo, el que dijo que se separaría de Vox, mintió. Ha permitido la entrada de la extrema derecha en los gobiernos de 140 municipios y de cuatro ejecutivos autonómicos. Y cada día el líder del PP está más encantado de dicha unión. Tanto que compite a diario con la ultraderecha en bulos, barbaridades, negacionismo, sectarismo y en dividir a los españoles.

Tampoco cumplió la promesa de llegar a Pactos de Estados. Por no respetar no respeta ni la Constitución e incluso tiene dudas a la hora de respetar la democracia. El PP lleva cinco años incumpliendo la Carta Magna. El expresidente gallego sigue negándose una y otra vez a renovar el CGPJ. Además, no acepta los resultados de las últimas elecciones generales. Ganó todas las encuestas, pero sigue sin asumir que hoy no es presidente del gobierno. Por ello se encuentra en una escalada verbal donde está dispuesto a reventar todo lo que sea necesario para que se repitan las elecciones para ver si a la segunda pudiese serlo. A la derecha solo le gusta la democracia si gana, pero si pierden, ya no le gusta tanto.

El PP está en una estrategia de atacar a todo el Gobierno con la corrupción sin pruebas. Es llamativo que el primer partido político en el Gobierno condenado por corrupción en la democracia trate de dar lecciones de honorabilidad. Y más aún cuando el que hoy es su líder llegó al poder porque Casado cayó por denunciar una supuesta trama de corrupción del entorno de Ayuso. ¡Ya está bien!

Feijóo ha llevado a la política al embarramiento más absoluto con dos objetivos, el primero es que el mensaje que llegue a la ciudadanía es “todos los políticos son iguales” un mensaje que desactiva a la izquierda, pero mantiene muy activa a la derecha. Y por otro lado intenta sin éxito que todos los logros sociales y económicos que está llevando a cabo el Gobierno de Pedro Sánchez queden eclipsados.

Feijóo a mediados de 2023 predijo que España se hundiría, pero confundió deseo con realidad. Deseaban que todo fuera mal, pero se equivocaron porque España va mejor que nunca. Hasta “Financial Times” señalaba hace unos días la recuperación a dos velocidades de la zona euro y contrastaba el crecimiento de España con el estancamiento de Alemania.

España crece 5 veces más que la eurozona, liderando el crecimiento económico en Europa. Con 21 millones de afiliados a la Seguridad Social por primera en la historia. Con 3,3 millones más de trabajadores con un contrato indefinido que antes de la reforma laboral aprobada por el Gobierno de Pedro Sánchez. Con el nivel de paro más bajo desde 2008. Nuestro país genera hoy cuatro de cada diez empleos que se crean en la Unión Europea.  Se sigue moderando la inflación en el entorno del 3%. Y todo ello se ha llevado a cabo con una pandemia, un volcán y una crisis energética provocada por la guerra en Ucrania. ¿Qué no se podrá alcanzar en una situación de normalidad económica?

En este sentido, esta semana cabe destacar que la electricidad ha estado varios días en cero euros, gracias al gobierno de Pedro Sánchez y a la excepción ibérica. Eso que Feijóo llamó “timo ibérico” y que se ha dado la vuelta para evidenciar que el timo es Feijóo. Y es que todo lo que es bueno para España nunca es bueno para el PP.

Feijóo es un hombre con miedo y con miedo no se puede hacer política. Es un hombre que sabe que quienes mandan en el PP son los poderes económicos, por eso rechaza más impuestos para las grandes empresas eléctricas, los bancos y las rentas más altas. Un PP donde en política exterior se hace lo que diga Aznar. En derechos sociales lo que diga Abascal y en Maseratis, lo que dicte Ayuso. Y los tres compiten por ver quien genera más odio. Hasta se ataca y amenaza a periodistas. Mientras Feijóo calla, porque es incapaz de levantar la voz para no correr la misma suerte que Casado.

Hoy tenemos el mejor país, pero la peor derecha. Una derecha que solo se alegra con las desgracias. Una derecha que no se alegra con los éxitos de nuestro país. Una derecha que ha hecho de la mentira su quehacer diario. Una derecha que deteriora los servicios públicos para que lo privado haga negocio. En la boda de Almeida, Feijóo dio un traspiés, no sabemos si solo o si alguien lo empujó, pero lo que sí sabemos es que tras dos años como líder del PP está haciendo un daño importante a España y a nuestra democracia.