Primero fue premiado  Pedro J. Ramírez en junio de 2013.  El  pasado viernes, en Washington, lo fue Juan Luis Cebrián.  Ambos pues han recibido de la Fundación Eisenhower -que preside para España el prestigioso abogado Javier Cremades- el Premio Primera Enmienda en reconocimiento a  la libertad de expresión.  Ambos también pronunciaron discursos. Curiosamente, o significadamente, ambos vinieron a decir más o menos lo mismo.

Eisenhower y la modernidad
Cebrián subrayó que cuando ya Ike [llamado así coloquialmente Eisenhower] era presidente "normalizó las relaciones con España". El actual presidente ejecutivo del Grupo Prisa, defendió,según publica hoy El País, "el papel de EEUU -y del presidente Eisenhower en particular-  en la apertura al mundo de España tras los años de la posguerra". Y añadió: "La apertura  exterior que la llegada de Eisenhower a la capital de España simbolizó y fue el disparo de salida para la modernización de nuestra sociedad".

¿Se hizo realidad?
Ramirez, hace un año, y tras loar a José María Aznar por el americanismo que le inyectó el presidente Bush, dijo que "para los españoles de mi generación se trataba del primer haz de luz que iluminaba el futuro tras la negra pesadilla para nuestros padres. No es exagerado decir que Einsenhower nos dejó en Madrid el caballo de Troya en un horizonte de prosperidad". Y agregó el director aún de El Mundo: "La visión de Eisenhower al contribuir a que España se convirtiera a la democracia se hizo realidad".

Amable ensueño
Pero todo esto, explicado de forma similar por ambos importantes  periodistas, es sólo un amable ensueño. El encuentro en Madrid de Eisenhower y Franco benefició fundamentalmente al dictador. El Presidente norteamericano, con su presencia en la capital de España y sus gestos evidentes de  afecto al tirano, no hizo más que protegerle y darle más fuerza a su régimen totalitario. EEUU consiguió las bases en España y a cambio ni siquiera nos llegó el auténtico  Mister Marshall. Se personó  Ike ante miles de ciudadanos madrileños para ver y hablar con Franco, cuando lo que debiera haber hecho es echarlo.

Mirando a otro lado
Estados Unidos miró hacia otro lado durante la guerra civil. Se lavó las manos, como se las lavaron otros países democráticos. Franco ganó la guerra gracias  a los pactos bélicos con Hitler y Mussolini. Y Franco correspondió con la División Azul. Acabó la II Guerra mundial y la España democrática se quedó sola, inexistente casi, en manos de asesinos.

23-F y EEUU
Eisenhower llegó a Madrid en 1959. Murió Franco en 1975 y todavía su régimen duró unos dos años.  Es decir que más de quince años después de la visita del presidente Eisenhower fue cuando se abrió la puerta a la democracia. O sea, que su charla con Franco no sirvió para nada, salvo para fortalecer al dictador. Y  conste el mal rollo del secretario de Estado de EEUU, el general Alexander Haig, que no movió una pieza para frenar el golpe del 23-F. El presidente entonces era Reagan.

Kennedy, no, decía el Caudillo
Franco dejó en sus memorias, escritas por su primo, que estuvo muy contento con Eisenhower. El 11 de noviembre de 1960  dijo: "Hubiera sido mejor que ganase Nixon, con los republicamos tenemos muchos más amigos y nos comprenden mejor (...) Entre los demócratas hay bastantes enemigos del régimen". Comentó a su primo que  no le gustaba en absoluto John F. Kennedy. Señaló que Kennedy dijo a los miles de refugiados rojosen Caracas que quería convertir a España en una democracia. Kennedy fue asesinado. Franco murió en la cama. ¿Son Ramírez y Cebrián, quién lo iba a pensar, tal para cual?

 

Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM
En Twitter es @enricsopena