Cierto es que quien será el próximo presidente del Gobierno aún no ha dicho esta boca es mía, pero también lo es que en este caso, como en tantos otros, sirve el dicho de que quien calla otorga. De momento, estamos dejando que sean otros, como el consejero de sanidad de la Generalitat de Cataluña, quienes vayan dejando caer ideas mientras nosotros observamos las reacciones de ustedes, nuestros potenciales votantes.

Debo decir que estamos gratamente sorprendidos por la comprensión que están mostrando, lo que nos da ánimos no ya sólo para imitar estas medidas, sino para atrevernos con otras aún más audaces. Que el principal responsable de la sanidad pública de una de las regiones más avanzadas de España, asegure que la salud de los ciudadanos es responsabilidad de cada uno de ellos y no del Estado, sin que se produzca el mínimo atisbo de rebelión popular, refuerza nuestra esperanza en que el pueblo español está más que preparado para una reforma total de lo que para ustedes es estado del bienestar, y para nosotros estado de vagos y maleantes.

En los últimos días, Mariano se ha venido entrevistando con diversas organizaciones de empresarios (lo que nosotros preferimos denominar como “emprendedores”) que no dejan de aportarnos revolucionarias ideas para acabar con la crisis de la economía española. Entre todas ellas destacan las que hacen referencia a la contratación laboral. Huelga decir que el principal problema del país es el paro, y que éste se debe a unas vetustas leyes que pretendiendo defender los derechos del trabajador, no consiguen más que cabrear a los empresarios que prefieren despedirlos antes que aceptar semejante chantaje social. Para que se enteren ustedes ya de una vez: si hay tanto paro en España es porque no se puede despedir a los trabajadores.

Además de facilitar el despido y de aplicar la teoría del consejero de sanidad, Boi Ruíz, de “sánese quien pueda”, estudiamos el “estudien los de siempre”, que vendría a cerrar el círculo de lo que es nuestra filosofía social. La sociedad que proponemos no está basada en entelequias indemostrables, tiene su raíz en la más ancestral historia del hombre. Si hubieran leído un poco, sabrían que el paro era completamente desconocido en el Egipto de los faraones; que la deuda del Estado en gasto sanitario en la Edad Media era un cero absoluto; o que en el siglo XVII las universidades españolas, a las que sólo acudían nuestros antepasados (me refiero a los nuestros que no de ustedes), eran la envidia de Europa. Volvamos a las raíces de nuestro origen humano, para que el árbol de nuestra vieja España vuelva a reverdecer.

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