Este lunes coincidieron la derechona y la ultraderechona con el resto de fuerzas parlamentarias, a excepción del Partido Socialista, en sus críticas a Salvador Illa que ha dejado el cargo de ministro para afrontar la candidatura a la presidencia de la Generalitat de Catalunya por el PSC. Todos le reprocharon que no diera cuenta ante el Congreso de los Diputados de su gestión en la pandemia. Tanto el PP como Vox añadieron la coletilla de que se había dado a la fuga. 

A Salvador Illa le ha correspondido un desagradecido papel. Después de todos los marrones que se ha tenido que tragar en el Ministerio de Sanidad, que ha dirigido en tiempos terribles y trágicos, afronta ahora con valentía la inmersión en el laberinto catalán. Le hará falta espíritu y convicción ante lo que le espera. Creo que es plenamente consciente y eso se notó en su despedida: “Yo no me he movido nunca por conveniencias. Voy donde puedo ser más útil; donde los ciudadanos me ponen. Me voy a otra oportunidad que no va a ser cómoda…” Es un modo de decir lo que le aguarda de forma muy suave.

Al ex ministro, los partidos -incluido Podemos- todos en liza, lo masacraron de manera injusta. Y ellos lo deben saber. A ver quién hubiera tenido la fortaleza de aguantar tanta muerte y dolor, con el desconocimiento en que la ciencia sigue sumida ante cómo acabar con el maldito virus. Y lo hicieron porque lo temen, hasta el punto de que el PP ha sugerido un posible apoyo al PSC si las urnas catalanas dan esa posibilidad, pero “con Illa fuera del Govern”. 

La salida de Salvador Illa supone un cambio aparentemente menor en el Gobierno, pero más importante de lo que se pueda pensar. De una parte, la nueva titular de Sanidad, Carolina Darias, tiene que coger por los cuernos un toro enrabietado y muy agresivo. Pertenece al Cuerpo de Administradores Generales de la Administración Pública. Está bregada por tanto en lo que se refiere al funcionamiento de la estructura del sector, con lo que tiene ganada la primera parte de la batalla, sobre todo en un momento en que es fundamental conocer la gestión administrativa a fondo.  Para los aspectos sanitarios, la ministra Darias ya cuenta con un buen equipo.  

Y para poner de acuerdo a las comunidades, hacer efectiva la cogobernanza y conciliar actitudes, la habilidad de Miquel Iceta será muy útil en la cartera de Política Territorial. Su papel será relevante, en primer lugar para aunar esfuerzos con el objetivo de salir de esta pesadilla. Y avanzar, como es el planteamiento del Gobierno, para ir tejiendo la España federal con las mínimas fisuras y desgarros, empezando por Cataluña y velando por el delicado asunto de la distribución de los fondos europeos. El objetivo de esos fondos es alcanzar la reconstrucción económica, avanzar hacia la igualdad y el acuerdo social.  Todo un reto.