Los sindicatos mayoritarios en Andalucía, CCOO y UGT, han convocado manifestaciones en todas las capitales el próximo 19 de febrero para protestar contra el deterioro de la sanidad pública en Andalucía. Yo apoyo sus reivindicaciones porque con la salud de los andaluces no se juega.

La última encuesta del Centro de Estudios Andaluces, del pasado mes de diciembre, destaca que la sanidad y las consecuencias de la pandemia constituyen hoy uno de los principales problemas de los andaluces y andaluzas, pero Moreno Bonilla mira para otro lado.

Son muchas las razones para salir a la calle a defender la sanidad pública. Nadie comprende que Andalucía esté a la cola de España en gasto sanitario por habitante, ni tampoco cómo la Atención Primaria está absolutamente colapsada, una situación que supondrá en el futuro graves problemas en personas crónicas, como por ejemplo, en el diagnóstico del cáncer en estados avanzados.

Moreno Bonilla aprovechó la pandemia para hacer recortes cerrando centros sanitarios, camas hospitalarias y echando también a la calle a más de 8.000 sanitarios y hay otros 12.000 sanitarios que al día de hoy tienen un incierto futuro.

Se está dando una imagen tercermundista con colas enormes a las puertas de los centros de salud. Hay grandes listas de espera que ascienden a 720.000 personas en Andalucía, triplicando las cifras de Madrid o Cataluña, y ello a pesar del infradiagnóstico de patologías y de la derivación sistemática de los pacientes menos graves a la privada.

Necesitamos muchos más sanitarios para atender adecuadamente a los pacientes. Se necesitan unos profesionales descansados y bien retribuidos, que atiendan presencialmente a los pacientes y que puedan hacer una certera detección sanitaria, sin demorar la detección de nuevas patologías. Al día de hoy, el presidente andaluz sigue sin cumplir con su compromiso de 2019 de la equiparación salarial.

Pero el problema va mucho más allá, porque el presidente andaluz ha desatendido y dado la espalda a los trabajadores de las subcontratas de limpieza de los centros sanitarios y hospitalarios, mantenimiento, emergencias sanitarias, cocina o seguridad dejándolos en una situación totalmente precaria.

Y hay otro tema de gran importancia. Se aleja la sanidad de los pueblos. Ya no se acercan los recursos a la población, será la población la que tendrá que ir a buscar los recursos sanitarios, lo mismo que hacen las entidades financieras. La Andalucía vaciada seguirá creciendo ante la falta de servicios públicos esenciales para la población. Y además cabe denunciar que se ha aumentado la brecha digital del sistema sanitario público de personas mayores, un colectivo vulnerable que precisa de una atención preferente.

Eso sí, se ha multiplicado el presupuesto para la privada, un 43%. Se pretende convertir la sanidad pública en un negocio. Y cada día son más los andaluces que ya tienen un seguro privado que los proteja en caso de enfermedad.

El deterioro de la sanidad pública no es un problema económico, es un problema de decisión política. En Andalucía hay un superávit de 2.500 millones y es la Comunidad que más fondos COVID hemos recibido para sanidad, más de 4.600 millones durante la pandemia. Hay dinero, lo que no hay es voluntad política por parte de Moreno Bonilla de tener una sanidad pública de calidad. Por todo ello yo también iré a la manifestación del próximo 19 de febrero a reivindicar que la sanidad es un derecho y no un negocio.

Miguel Ángel Heredia Díaz
Portavoz de Hacienda y Senador del PSOE por Málaga