Qué lejos quedan aquellos tiempos en que Albert Rivera se presentaba en los carteles de propaganda para las elecciones a la presidencia de la Generalitat catalana tal y como vino al mundo. “Nos importan las personas”, decía entonces el eslogan de Ciutadans. Casi trece años después, los intereses del líder naranja se dirigen hacia otros derroteros, al punto de que figuras como el eurodiputado Javier Nart haya abandonado la ejecutiva del partido y que el portavoz económico en el Congreso, Toni Roldán, anunciara el lunes su dimisión. Su disgusto se centra en el giro que ha dado el partido en los conceptos base: reformismo, regeneración y  batalla contra el nacionalismo.

Señalaba Roldán que Rivera abunda en el enfrentamiento y la polarización, que no hay eficacia en la lucha contra el nacionalismo y que los vínculos creados con la extrema derecha desvirtúan el proyecto liberal. Estas personas que muestran su disconformidad son referentes del partido y su pérdida es muy importante. Los observadores auguran una crisis en Ciudadanos del estilo de la que vive Podemos, es decir la de los partidos no mayoritarios, dudando entre mantenerse o intentar zamparse al pez grande. Rivera da la impresión de que prefiere tomar otra opción, la de asimilarse, con lo que vuelven a dar esa imagen de ser la marca blanca de los populares.

La sumisión a Vox, es una losa al cuello de Rivera, quien sigue lealmente los pasos de su referente, el PP de Aznar, de Rajoy y ahora de Casado, a quien más que controlar por la corrupción, para que se regenere como era la idea, se aproxima con ánimo reverente a ver qué es lo que tiene que hacer. O esa impresión es la que está dando.

Los observadores auguran una crisis en Ciudadanos del estilo de la que vive Podemos, es decir la de los partidos no mayoritarios

Solo así se entienden algunas cosas difíciles de explicar. Estoy pensando en Murcia y en las groserías y barbaridades excretadas contra la ministra de Justicia a través de un mensaje en Facebook por Juan José Liarte, el portavoz de Vox en la Asamblea regional. Por tales expresiones, la Fiscalía ha abierto diligencias de investigación penal contra el parlamentario autonómico. Por supuesto, el PSOE murciano y el propio presidente del Gobierno contestaron cumplidamente a tales zafiedades. Aparte de los malos modos políticos y personales, el ataque con un tufo añadido de machismo, se dirigía a una representante del Estado.

Pero llama la atención el silencio sepulcral del PP y de Ciudadanos que no han reprochado a Vox las malas artes de su representante. Todo parece tener explicación: ambos partidos sellaban ayer un pacto para gobernar en Murcia para el que los cuatro diputados de Vox son fundamentales. El candidato del PP a la presidencia, Fernando López Miras, pedía generosidad a los ultraderechistas. El cortocircuito –o teatrillo, el tiempo dirá- en Madrid entre PP y Vox, de momento, no parece afectar a otros territorios. Ciudadanos se mantenía callado a rebufo, a la espera de obtener la vicepresidencia. Así es la política de Rivera que sonroja a propios y extraños.