Acaba de pasar. Un nuevo año hemos conmemorado el 25 de noviembre, día para la eliminación de la violencia contra las mujeres. Un año más, hemos llenado las calles -ahora que se puede- y nos hemos puesto lazos y pañuelos morados. Un año más, los titulares de prensa, radio y televisión, alertaban sobre esa tragedia que destroza tantas vidas y analizaban sus causas y consecuencias.

No es que esto sea algo malo. Es más, está muy bien. Lo que ya no está tan bien es que nos olvidemos durante el resto del año y, hasta que llegue el próximo 25 N, como dice el refrán, “si te he visto no me acuerdo”. Porque la tragedia -no me gusta llamarlo “lacra”- sigue y sigue, una verdadera pandemia, como ya dijo la OMS cuando nadie podía imaginar que la palabra “pandemia” nos sería tan familiar.

Ahora nos queda la parte más difícil. Nos quedan 364 días por delante donde no tendremos la atención mediática, donde tendremos que enfrentarnos a quienes niegan pertinazmente la violencia de género y que maldecir a quienes miran hacia otro lado con tal sacar rédito político. Nos quedan 364 días de escuchar cómo nos llaman “feminazis” y de leer mensajes de desprecio y banalización, Y lo peor, nos quedan 364 días en los que sabemos, aunque no queramos admitirlo, que iremos perdiendo víctimas por el camino.

Pero no nos quedemos solo con esto. No permanezcamos en nuestra zona de confort hasta el año que viene confiando en que sea la clase política la que haga algo. Porque aquí todo el mundo puede arrimar el hombro, y debe hacerlo. Y eso es algo que no debemos olvidar cada vez que alguien cuenta un chiste machista, que difunde una imagen vejatoria de una mujer, que ríe las gracias a quienes niegan la violencia de género y mil cosas más. Y por supuesto, es algo que hemos de recordar si sospechamos que esa amiga, que esa vecina, que esa hermana o esa hija son víctimas, o si vemos u oímos que lo es cualquier otra mujer.

La violencia de género es un problema de todas las personas y resolverla compete también a todas las personas. Un mundo libre de violencia de género es un mundo mejor, y a eso es a lo que debemos aspirar, y también por lo que debemos pelear. Todos y cada uno de los días del año