De la noche a la mañana millones de empleados trasladaron sus puesto de trabajo desde las oficinas hasta el salón de su casa. Eso, que es sin duda teletrabajo, no es lo ideal tal y como lo hemos hecho la mayoría. La urgencia y la solución temporal obligados por el confinamiento del Estado de Alarma debe dar paso a una verdadera transformación que está muy lejos de lo que hemos vivido.

Teletrabajar, entendido como no estar todos juntos en una misma oficina, debe significar poder hacerlo en cualquier lugar siempre que eso sea posible y mantenga unos estándares.

La comunicación entre equipos y personas y el flujo de tareas se ha podido resolver con tecnología, que además ha demostrado estar a la altura de las circunstancia en la mayoría de los casos, siendo capaz de absorber el tráfico de datos desde las casas.

El problema viene con todo lo demás, con lo que afecta a los trabajadores: desde los horarios a los costes o la ergonomía. Estas son las cosas que hay que exigir a los jefes y empleadores en la Nueva Normalidad:

Espacio adecuado

Tu casa no es una oficina. Algunos con suerte disponen de una habitación extra, puede que hasta un despacho que ya tenías. Pero la mayoría de nosotros vivimos en casas pequeñas con el sitio justo. Y si vamos a dedicar unos metros cuadrados al trabajo, y el trabajo es para una empresa, es de lógica pensar que lo que se ahorra en oficinas debería compensarlo con lo que cada empleado dedica en su casa. De hecho, si eres autónomo, la ley te permite desgravar esos metros cuadrados.

Las empresas que se frotan las manos porque van a ahorrarse espacios deberán tener en cuenta que sus empleados no son socios capitalistas que aporten su patrimonio para trabajar. En esto habrá que guiarse por lo que se hace cuando un comercial o técnico usa su propio coche. Pero para el trabajo en una oficina, habrá que ofrecer alternativas como plazas de coworking en el barrio o seguir contando con determinadas plazas de oficina propia.

No debería ser obligatorio tener sitio en tu casa para tener un trabajo ¿verdad?

 

Mobiliario adecuado

De la misma manera que con los metros cuadrados, una cosa es que provisionalmente trabajemos en la mesa del comedor con las sillas de casa y otra que eso sea posible ocho horas al día todo el año. Si la ley te obliga a que las sillas, las mesas, la iluminación, etc en tu oficina cumpla con unas normas de seguridad e higiene, no puedes desentenderte de ello cuando el empleado trabaja en su casa. Si hace falta comprar esos muebles (y caben en casa) la obligación debería seguir siendo de la empresa.

Respeto por los horarios

Este ha sido uno de los caballos de batalla en la gran prueba piloto y en muchos casos hemos visto cómo la obsoleta mentalidad del presentismo se ha trasladado y amplificado por la falta de confianza en la distancia. Que estés en casa y que tengas el equipo no significa que puedas conectarte a cualquier hora para atender a tu jefe. Habíamos avanzado mucho en los últimos tiempos con las normativas de control de horarios para evitar horas extras ilegales o con la prohibición de enviar correos o mensajes fuera de horas de trabajo. Pero estos días las exigencias de control (con medidas a veces ridículas como contar el número de mails enviados) se han multiplicado.

Existen herramientas de trabajo colaborativo suficientes como para implantar la cultura del trabajo por objetivos y proyectos que van más allá de un horario sentado delante del ordenador aunque sea en tu casa.

Y por supuesto, tienes derecho a tomarte el café o apagar durante la comida, como siempre.

Mantenimiento de condiciones

Que trabajes en casa no significa que pierdas tu tiempo de comer haciendo la comida. O que como no te desplazas hasta el trabajo esa hora la dediques a trabajar. Si antes comías en la cantina de la oficina, sigues teniendo derecho a comer en una cantina, en el bar de abajo o que te traigan la comida. No estoy insinuando que te lleven la comida a casa, pero habrá que renegociar todo eso de forma lógica y razonable por ambas partes. Igual ahorras en transporte (sobre todo tiempo) pero sigues teniendo que gastar en el almuerzo. En cuanto a compartir tu vivienda con tu zona de trabajo, la conciliación es un derecho cuando es eso, conciliación, no imposición.

Cambiar la cultura de trabajo antes que la tecnología

Muchos encuestados afirman que prefieren seguir trabajando en casa cuando la pandemia termine, si termina. Pero son aquellos que lo han podido hacer igual o mejor que en sus oficinas. Por supuesto, no es lo mismo quienes además han tenido que cuidar a los hijos en casa, porque aunque hayan tenido escuela virtual han necesitado atención y seguimiento, haciendo de profesores además de seguir trabajando. No se puede trabajar, ser maestro y padre al mismo tiempo. En la oficina no lo hacías. O los que han tenido alguien que les haga la comida mientras trabajan o un bar que se la servía a domicilio. El futuro del teletrabajo se supone que sería con los niños en el colegio y con los restaurantes abiertos, pero aún así, las condiciones en las que nos obliguen a trabajar habrá que estudiarlas de forma personalizada.

Lo que sí es cierto es que el teletrabajo, entendido como Smart Working o la posibilidad de trabajar desde donde uno sea más eficaz, ha llegado para quedarse y es un avance en muchos aspectos. Por eso mismo no podemos dejar que sea todo lo contrario.

Imagen de Alterio Felines en Pixabay