Sin Estado significa sin el apoyo de una sanidad y educación pública, sin ayudas a los  dependientes y desfavorecidos. Con una clase media debilitada al máximo, con unos jóvenes sin perspectivas de trabajo y el que lo tenga será en precario y con una paralización no sólo económica sino también moral. Sin un proyecto de crecimiento, pues se habrán roto los caminos, que a través de años y esfuerzo, se comenzaban a vislumbrar como los avances en investigación, medicina o cultura.

Con las políticas de recortes y nula inversión que está ejercitando este gobierno no podemos pensar en un futuro optimista  para este país. La recesión durará años y tendremos que esperar a que los alemanes y franceses cambien sus gobiernos y el rumbo de Europa.

Eso, en el mejor de los casos, claro. Sería una buena noticia para los ciudadanos de a pie ver como la señora Merkel pierde unas elecciones dejando paso al Partido Socialdemócrata alemán. Y eso lo afirmo sin gran esperanza, ya que de momento están haciendo una oposición poco llamativa, pero siempre nos queda soñar que tengan un poco más de sensibilidad que los conservadores.

Lo mismo podría ocurrir con Francia. Con estos cambios muchos de los personajes nefastos que se pasean por los pasillos europeos tendrían que buscarse un nuevo empleo ( lo encontrarían enseguida en Goldman Sach) y quizás con el tiempo naciese un sentimiento europeísta solidario,  que pensase más en las personas que en la moneda. En la Europa de los ciudadanos.

Pero para que eso ocurra falta mucho tiempo y mientras tanto pueden ocurrir muchas cosas. De momento resulta alarmante leer algunos periódicos alemanes en donde a los griegos, italianos, españoles y portugueses se nos  trata de vagos, derrochadores, poco serios y menos de fiar.

Esos sentimientos se alimentan desde ciertos sectores conservadores y ese desprecio hacia “el otro” nunca ha traído buenas noticias a la humanidad. Algo parecido está ocurriendo en Francia. Sarkozy, ese señor bajito que tanto sonreía a  Zapatero y a  Rajoy y que les daba  palmaditas en la espalda, está centrando su campaña electoral en decir a los franceses que si votan a los socialistas se convertirán en griegos y en españoles.

Frente a estas posturas de desprecio “a los del sur” también nos podemos reprochar que los países del área mediterránea no hemos sabido hacer piña para defender nuestros intereses.

Con éste panorama internacional y con un ejecutivo que no sabe por dónde va, que gobierna a golpe de comunicado de prensa, con un presidente del Gobierno ausente que palidece al ver un periodista a escasos metros de él, con unos ministros que se contradicen entre sí y que viven más pendientes de agradar a los bancos y entidades financieras que a los ciudadanos que les votaron, es fácilmente predecible que  en el año 13 estaremos en peores condiciones que ahora.

Nuestros gobernantes se niegan a invertir o quizás no saben cómo hacerlo, no tienen ni idea de por dónde se pueden crear puestos de trabajo, de cuáles pueden ser las alternativas a medio y largo plazo mientras los empresarios guardan sus billetes debajo del parquet mientras que aligeran sus plantillas a bajo coste.

Se dedican a dar amnistías fiscales para que vuelva dinero a España a los más adinerados mientras que al resto de los mortales los ahogan con impuestos directos e indirectos.

¿Con qué moral vamos a hacer este año la declaración de la renta?

La confianza y el esfuerzo colectivo sólo se multiplican cuando uno tiene claro hacia donde tiene que remar", afirmaba esta semana, el economista Carlos Mulas.  De lo contrario, la incertidumbre y la melancolía acaban echando por tierra cualquier sacrificio colectivo. Por eso, lo importante es fijar bien los objetivos, imaginar en qué tipo de país queremos convertirnos, y entonces se podrá hacer una narrativa creíble e ilusionante con la que comenzar a subir los duros escalones de la recuperación”.

Y sin lugar a dudas en esos escalones está la inversión en investigación y  educación, pero Rajoy ha optado cortar también por ahí. ¿Por qué no recortan en Diputaciones, por qué no se rebajan a la mitad  los sueldos  los diputados, senadores, miembros del Consejo General del Poder Judicial, Gobierno y Jefe del Estado? ¿Por qué no se ahorran  casi tres millones de euros en pagar a los diputados que han dejado de serlo en las pasadas elecciones en concepto de indemnización ya que no tienen paro?

¿Por qué tenemos que seguir manteniendo a una Iglesia Católica intolerante y homofóbica?  Que además de no haberle rebajado ni un céntimo su presupuesto anual, se le deja expresar en TVE (medio de comunicación público) las opiniones de un individuo tan exaltado y preconstitucional como el Cardenal Reig Plá insultando a los homosexuales y condenándoles al infierno y a los prostíbulos.

Porque cuando Reig abre la boca no sólo insulta a un sector muy importante de ciudadanos, nos insulta a todos y su Jerarquía ni siquiera le calla la boca. Como tampoco le dijo nada cuando dejó el obispado de Segorbe (Castellón) con un buen  agujero financiero  por dedicarse a invertir en bolsa.

Tendremos que pensar cómo hacerlo, pero los ciudadanos no podemos esperar al 2013 sin un proyecto de salida de la crisis y tendremos que dejar muy claro que con nuestro dinero se financian escuelas, hospitales y profesionales que sepan cuidar a nuestros dependientes pero NO a una iglesia fanática e intransigente, a unos políticos que nos están llevando a la ruina por su falta de proyecto, su debilidad y su dependencia de factores externos como los bancos e instituciones financieras.

Con nuestro dinero NO.

Mercè Rivas Torres es periodista y escritora