Ayer le tocó el turno a la Seguridad Social que ha cerrado el año con un déficit del 0,06% del PIB. Una desviación mínima –contemplado un escenario de déficit- pero que Sáenz de Santamaría, para darle mayor dramatismo, convirtió en “cinco puntos”. Todo vale para justificar la política de tente tieso con la que han llegado al poder y que tanto se preocuparon de ocultar en campaña electoral.
De los millones que han tenido que desviar a la Generalitat Valenciana para que hiciera frente a un impago bancario, pelillos a la mar. De que el Gobierno de Valencia deje de pagar a la Seguridad Social, ni palabra. Del desvío del déficit de las Comunidades Autónomas, como la citada, en la que llevan gobernando dieciséis años, nada de nada. Eso sí, ahora se pretende hacer tabla rasa y que todas las administraciones autonómicas presenten sus cuentas para recibir el plácet de Madrid antes de que las aprueben sus parlamentos. Como es lógico Cataluña y el País Vasco ya han puesto el grito en el cielo y advierten que la medida supondría un ataque a su autonomía.
Mientras tanto, la Bolsa española se pega un nuevo batacazo empujada por la banca y la prima de riesgo, esa que subía por la falta de confianza de los mercados en el gobierno de Zapatero pero que cuando el PP llegara al poder iba a contenerse. Llegó ayer a los trescientos ochenta puntos. Conviene recordar que el día de la investidura de Rajoy la prima de riesgo marcaba trescientos cinco puntos y desde entonces no ha hecho más que crecer. A lo peor es que los mercados están viendo muchas amenazas a la ciudadanía y pocas medidas eficaces contra el déficit fiscal.
Victoria Lafora es periodista y analista política