En un mundo en el que se nos bombardea diariamente con baterías de mentiras y prejuicios, desde las derechas y sus medios de comunicación afines, que son casi todos, la verdad sigue siendo la verdad, y lo será siempre; y la verdad es la realidad, como dijo Aristóteles. Aunque algunos llamen verdad a sus propios prejuicios o a las ideas que les conviene a sus intereses. Pero, a pesar de esos prejuicios, y de esos cientos de bulos, de infamias, acosos y grandes mentiras que recibe de las derechas incesantemente, la realidad es que Pedro Sánchez es un magnífico presidente, al que no le llegan ni al betún de los zapatos aznares, ayusos, gonzález, pages, y feijóos todos juntos, y muchos más como ellos.
Todos esos cuya consigna es hundirle a toda costa y como sea. Hundirle porque es grande, lo hace muy bien, gobierna para todos, tiene coraje, preparación, inteligencia, cultura, decencia, fuerza moral, es demócrata por los cuatro costados, y, es obvio, posee una gran resiliencia y una asombrosa paciencia infinita. Pero sobre todo, es un buen ser humano. Y, como afirma el psicólogo experto en inteligencia Howard Gardner, nadie que no sea una buena persona puede ser un buen profesional en nada.
La periodista Mercedes Milá hablaba en estos términos hace unos días en su red social, tras haberle escuchado en su intervención en el Comité Federal de su partido. Escribió: “España es un país con suerte en estos momentos. Tenemos un extraordinario presidente de Gobierno que no se arrepiente de hacer política pura, política honrada y, si hace falta, valiente, sin complejos”. Él mismo ha reconocido que ha cometido un gran error: confiar en unos personajes que no eran quiénes aparentaban ser. A mí me ha pasado lo mismo más de una vez, porque la falsedad y la hipocresía suelen ser frecuentes en la condición humana. No los ha escondido ni defendido. Inmediatamente han sido expulsados de sus cargos, del partido y puestos en manos de la justicia
Pero sobre todo tenemos a una oposición en guerra encarnizada contra él. Y es que tienen más de 30 causas pendientes de juicio. Entre mayo y junio del año próximo parece que se juzgará la trama Kitchen, y quizás eso explique las prisas del PP por forzar un cambio de gobierno y recuperar el poder, y que se dediquen a envenenar a la opinión pública con una maquinaria mediática que es una verdadera cloaca sucia, corrupta e irrespirable. Esta oposición, la más agresiva, antidemocrática y feroz de la historia de la democracia, se atreve a tachar de corrupto al gobierno, cuando está considerado el partido más corrupto de Europa, y cuya cúpula financiera en 2015 fue juzgada en la Audiencia Nacional como “organización criminal”. Y tan es así que Gabriel Rufián lo expresó con claridad contundente en el Congreso la semana pasada: en la cárcel de Soto del Real han pasado en los últimos años 88 políticos. 87 del PP y uno del PSOE.
La situación fue muy parecida con Rodríguez Zapatero. El acoso y derribo que vivió fue brutal realmente. Y es que la intensidad del ataque de las derechas a los contrincantes progresistas es directamente proporcional a su valía. Y tanto es así que “las derechas de las izquierdas” también se han unido a la guerra contra Sánchez, de tal manera que el enemigo, el peor enemigo, también está en casa. Y es que, según parece, algunos que se dicen progresistas tienen de ello lo mismo que Abascal, o parecido. Esos supuestos progresistas que atacan al gobierno haciendo buenos a los neofascistas pasarán a la historia como verdaderos traidores y enemigos del pueblo español, porque están colaborando con el regreso al poder del franquismo, de gente totalitaria y, por tanto, realmente peligrosa.
España ha mejorado con Sánchez un 70% de los indicadores económicos, sociales y medioambientales. Los datos económicos avalan el liderazgo de la España de Sánchez en Europa, otorgándole autoridad y credibilidad ante el contexto europeo, como nunca antes había tenido. Ha subido el salario mínimo, revalorizado las pensiones, atendido a las familias más vulnerables con el mínimo vital, ha invertido como nunca antes en Sanidad, en Educación, intentando mejorar la situación crítica que dejaron los recortes del Partido Popular. Ha llevado a España a un lugar de primerísimo orden en política internacional. La enumeración podría ser muy larga, pero, en definitiva, ha mejorado considerablemente la vida de los españoles, en medio de una pandemia y de una crisis económica sin precedentes.
Y todo ello, como digo, con una oposición canalla, maléfica, antidemocrática y muy inmoral, dedicada únicamente a acabar con él. Por supuesto, la gran Mercedes Milá tiene toda la razón. Sánchez es un presidente extraordinario, y además, uno de los pocos bastiones progresistas y democráticos en Europa, en el contexto de un mundo que está virando peligrosamente hacia los totalitarismos. Los demócratas tendríamos que considerar a Sánchez, como diría mi madre, “como oro en paño”, o “como para guardarle en cajita de plata”.
Coral Bravo es Doctora en Filología