La intervención pública de Chacón pasará a la pequeña o gran historia –según se mire y cómo se mire- del socialismo español. Tras el desastre del 22-M,  parecía que el PSOE  podría desnucarse, con mayor o menor estruendo, cayendo por cualquier acantilado, salvo que  rectificara urgentemente el rumbo hacia las derrotas. El shock producido por el triunfo abrumador del PP, sin apenas precedentes tan rotundos, se agigantó con el órdago de Patxi López y los dirigentes del PSE. Un órdago, lanzado obviamente al secretario general del partido y presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. ¿Actuó Patxi López por su cuenta y riesgo? ¿Lo hizo por encargo? ¿De quién o de quiénes?



¿Congreso extraordinario?
De prosperar la propuesta de convocar un Congreso extraordinario, podría saltar la actual Ejecutiva, con Zapatero incluido. Ello, entre otras cosas, supondría además, y de hecho, el adelanto de las elecciones generales, fijadas para marzo. ¿Alguien en sus cabales puede entender que el PSOE le regale unos cuantos meses a Mariano Rajoy, con lo que las escasas posibilidades de remontar se esfumarían definitivamente?

Batallas internas
Chacón ha desechado el presente para instalarse en cierto modo en el futuro. Su gesto ha conseguido que la presión interna del partido, a punto probablemente de estallar, apareciera -al menos de  puertas afuera- más calmada y más predispuesta a circular por el camino de la cordura. Y es que a la inmensa mayoría de ciudadanos partidarios del PSOE les enojan, con razón, las batallas internas entre sus dirigentes, además en tiempos del cólera. Es decir, les irrita aún más el desamor precisamente en estos tiempos difíciles y, para mucha gente, hasta angustiosos.



La unidad
La ministra de Defensa ha resaltado en su alocución la importancia de la unidad en el PSOE, una de las razones que le han llevado a su renuncia. La unidad –quebrada sin pudor desde unos meses antes del 22-M- está por los suelos. O, si no, así lo parece. Sin unidad básica de actuación y sin unidad básica de ideología y de estrategia resulta imposible que un proyecto político tan relevante como el del PSOE cumpla  sus objetivos.



Dos caminos
Le quedan al PSOE dos caminos. El primero conduce a la recuperación de toda sus fuerzas, muy mermadas desde 2008 en adelante. El segundo conduce no ya al abismo, sino a la marginalidad o incluso a la desaparición como partido  que tiende a vertebrar  a amplios sectores de la sociedad española. Chacón no eludió una serie de contenidos en clave progresista, cada días más necesarios en medio de un contexto europeo rebosante de conservadurismo y de xenofobia.

A toda marcha
Todo indica que el candidato a las elecciones de marzo de 2010 será Alfredo Pérez Rubalcaba. Cuanto antes, Rubalcaba debe poner el motor a toda marcha, convocar a las bases y cuadros socialistas y no prescindir de nadie y menos de quienes han dado, como Chacón, la cara. La piña entre unos y otros es imprescindible. No sobra ni un solo día de aquí a marzo. Recobrar al máximo posible la ideología socialdemócrata es prioritario. Como lo es el orgullo común de ser socialistas o de izquierdas.

Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM