Pues bien, declaró a la agencia EFE que no había para tanto. Que la “intervención o rescate de la economía española es algo que  no se podía descartar” y que si bien supondría un “varapalo” para España no sería el Apocalipsis”. O sea, que a ese diputado conservador le ha costado muy caro no coincidir punto por punto con la doctrina oficial popular. Aviso a navegantes genoveses. Prohibida, de parte de Rajoy, cualquier herejía por mínima que ésta sea.

Broche admirable
Puede interpretarse también como un broche admirable de patriotismo, inspirado en aquel grito del general Moscardó: “¡El Alcázar no se rinde!”. “¡España no se rinde!”, sostiene Rajoy respecto a la posibilidad de un rescate extranjero para mejorar la situación en la que nos encontramos. Sucede, en todo caso, que el líder de la derecha española no quiere ni hablar de ello.

De forma agria
Recordemos cuando Rajoy desdeñó de forma agria la oferta del presidente de la República Francesa de contribuir a rescatar los bancos españoles. “Hollande no sabe cómo es la banca española.”, le espetó de forma prepotente, en lugar, al menos, de agradecerle su gesto de ayudar a la recuperación financiera de España. Pero todo esto nos conduce a la alergia sistemática de Rajoy en relación con un rescate.

Teme perder su silla
Rechaza Rajoy cualquier movimiento de rescate o de intervención. Teme que en una de éstas puede perder su silla. O, dicho de otro modo,  que pueda verse obligado a salir -casi corriendo y de pronto- de La Moncloa. Le da miedo que se repita en España lo que aconteció en Italia. Adiós a Silvio Berlusconi. Pase Vd. señor Mario Monti. El pelotón mediático, que le ha puesto otra vez la proa a Rajoy, insiste estos días en su probable caída. De momento, no obstante, la caída ha sido la del diputado Beneyto. Por decir la verdad, claro.

Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM