Es la normal en democracia. No hay que perder ni los nervios ni la mesura.

El hombre impasible
Ferraz, consciente de que el liderazgo del comandante en jefe de la derecha provoca muchas incertidumbres, lleva tiempo atacando ese flanco en un intento por el que el de Pontevedra pierda los estribos, abra la boca y se le pueda pillar.

Creo que se trata de un error táctico considerable. Rajoy no se inmutará ahora como tampoco lo hizo tras la derrota del 9-M en el 2008 cuando una parte del PP quiso tirarle por la ventana.

“Aguanto lo que me echen”, viene diciendo en privado y creo que en esa asignatura es difícil superarle. Sinceramente.

Empleo
De modo y manera que nadie va a sacar ni con agua hirviendo al gallego de su guión previo. Tiene muy aprendida la lección, básicamente de dos derrotas (aunque la del 2004 en puridad le corresponde directamente a José María Aznar), y es consciente de que el paro es su principal aliado para llegar a la tierra prometida. Lo demás le tiene sin cuidado.

Se equivocan los adversarios socialistas, desde mi punto de vista, y gastan muchas energías buscando el cuerpo al cuerpo que no llegará. El desempleo es su gran aliado y donde juega con enorme ventaja, entre otras cosas, porque el paro es una realidad innegable y se ha subido a su grupa. Es el gran asunto que interesa a una mayoría aplastante del pueblo. No son con brindis al sol o frases alambicadas como se pone coto al adversario.

Moderación
Tampoco entiendo que sea una buena estrategia intentar arrinconar a un dirigente tan escasamente ideologizado como Mariano Rajoy en el ring de lo ultra. Sencillamente, porque no es creíble. Y para que un ataque contra el enemigo político sea eficaz tiene que ser verosímil. Cosa bien distinta es que una parte (no mayoritaria) del PP esté incrustada en la ultraderecha, que lo está, y Rajoy la necesita imperiosamente para reconquistar el poder. Una golondrina no hace verano.

Talibanes del aznarismo
Prueba de lo anterior es cómo le zurran en los fortines ultras, nostálgicos del aznarismo puro y duro, los voceros insultadores del zapaterismo que han hecho fortunas en ese ejercicio. Rajoy no es santo de su devoción en ninguna área. Se puede observar a diario. Bien es cierto que es la única salida que tienen para arrinconar al socialismo en el poder. Es la pequeña venganza del gallego.

Diferencias con Aznar
Las diferencias con su predecesor son tan evidentes que produce melancolía describirlas. Aquel es el típico matón chulesco y agresivo, Rajoy camina con aires florentinos que por no mojarse ni se afeita la barba.

Que se lo pregunten, por ejemplo, a Miguel Ángel Rodríguez, qué opina al respecto de Mariano. O a determinados elementos mediáticos que abrevan en FAES y que tienen a Rajoy como un enemigo natural. Tratar de mimetizarlos es un ejercicio baldío y absurdo.

Ninguneo
Por último, observo, asimismo, otro error en la estrategia socialista para tratar de parar los pies a la derecha. El ninguneo. Rajoy ha demostrado capacidad de resistencia y de ahí a la victoria va un paso.

Tiene un sentido del poder muy acendrado, tipo práctico, y exprimirá hasta el paroxismo todas sus posibilidades. Que son muchas en la hora actual. Normal en democracia.

Graciano Palomo es periodista y escritor, director de FUNDALIA y editor de IBERCAMPUS.ES