“Mis problemas comenzaron alrededor de los 40 años, con numerosas molestias que fueron agravándose hasta impedirme llevar la vida a la que estaba acostumbrada. Tenía cansancio extremo, dolores, intolerancia a cualquier producto químico, alimentos, tejidos “comenta Pilar Muñoz Calero, doctora en Medicina y afectada por la enfermedad denominada “sensibilidad química” no reconocida todavía por la OMS pero sí por algunos países europeos.

“La Sensibilidad Química fue un punto de inflexión en mi vida. Supuso cambios en todos los aspectos: con mi familia y con mis costumbres. Lo más duro fue estar más de un año encerrada en una habitación, sin conexión con el exterior, sin poder hablar tan siquiera con mis hijos” añade Pilar que en estos momentos es directora de la Clínica El Olivar, presidenta y directora de la Consulta de Medicina Ambiental de la Fundación Alborada.

El relato de su vida desde que comenzó a desarrollar la enfermedad hasta su total recuperación se puede ver en el documental Snowflake que se estrenará oficialmente en otoño en los cines. Pilar junto a Ignacio López Casas son los productores de este film con la única finalidad de concienciar a la sociedad de las terribles patologías de los afectados y hacer un llamamiento a la Organización Mundial de la Salud para  que reconozca la enfermedad de la misma forma que lo ha hecho Alemania, Austria o España. El excelente documental ha sido dirigido por Rafa Russo, ganador de un Goya por el cortometraje Nada que perder en 2002.

Snowflake - trailer from Fundación Alborada on Vimeo.

“Al principio mi familia fue un gran apoyo y me ayudaron en todo lo que podían, pero posteriormente y debido a la influencia de algunos médicos que consideraban que el problema era de tipo psicológico o psiquiátrico, su actitud cambió. Afortunadamente, seguí contando con unas pocas personas cercanas que me acompañaron durante el proceso de enfermedad y recuperación” añade Pilar. Y es que ese es uno de los principales problemas que sufren los afectados. Nadie les cree y la sociedad y la medicina tradicional los envía al psiquiatra. La incomprensión es total.

Pilar fue una afortunada al poderse informar de que el Dr. William Rea en el Environmental Health Center de Dallas trataba este tipo de dolencia y allí se fue muy deteriorada físicamente, como se puede ver en Snowflake y con la piel pegada a los huesos.

 “Mi diagnóstico fue de sensibilidad química, fatiga crónica y fibromialgia en grado severo. El propio Dr. Rea me confesó que no sabía si podría ayudarme dado el grado de contaminación que tenía en mi organismo”, añade Pilar.

En Dallas la doctora Muñoz Calero conoció a fondo la medicina ambiental que pasó a ser el eje de su vida. Mientras se recuperaba estudió la enfermedad y al volver a España comenzó su labor de sensibilización y de formación de profesionales.

Así fue como la Fundación Alborada, presidida por Pilar Muñoz Calero, se convirtió en el centro de Medicina Ambiental  donde ya han tratado a más de 600 pacientes que no han encontrado ayuda en ningún otro lugar debido al gran desconocimiento que existe todavía.

La mayoría de los perjudicados, un quince por ciento de la población, según la Fundación Alborada, son mujeres y cada vez más jóvenes, aunque poco a poco se van incorporando más hombres que todos ellos sueñan con poder visitar Snowflake (título del documental) que no es ni más ni menos que un pueblo de Arizona, seco y árido en donde la contaminación es nula y un nutrido grupo de pacientes se dan cita en ese enclave para poder estar libres de contaminantes. 

La cifra de afectados, un 15% es prácticamente similar a la de los diabéticos con la diferencia que la “sensibilidad química” es algo abstracto para muchos profesionales de la medicina y de la sociedad.

Una de las pacientes de Pilar Muñoz Calero, Desiré una joven de 23 años, afirma en el documental: “No podía caminar, me dolía el estómago, el esófago, los músculos. Siempre estaba cansada  y después de pasar por diferentes especialistas y de estar ingresada tres semanas me dijeron que tenía anorexia”

“Pero yo no tenía un problema con la comida, quería comer pero todo me sentaba mal”, añade esta joven de melena rizada rubia y con unos ojos muy azules. “Pero ahora está fenomenal”, matiza la madre.

Snowflake es una denuncia de cómo hemos ido destruyendo el planeta y cómo la necesidad de consumir nos ha llevado a comprar colonias hechas con petróleo, productos de limpieza a cual más agresivo, cosméticos realizados con productos que más que ayudar a mejorar nuestra vida, la empeoran.

La carga tóxica del individuo va aumentando y con el tiempo puede aparecer la enfermedad en forma de dolores constantes, problemas respiratorios, cansancio extremo, trastornos neuroconductuales o convulsiones.

“Nuestros europeos hogares contienen entre 70 y 120 sustancias tóxicas responsables de generar  todo tipo de enfermedades como alergias, enfermedades de la piel, dermatitis, psoriasis, toxicidad general del organismo, cáncer, deformaciones congénitas, infertilidad, alzheimer “afirma Greenpeace.

“Tengo muchos planes de futuro: abrir nuevas clínicas por toda España, facilitar espacios sin productos químicos donde cualquier persona vea protegida su salud, promover la alimentación ecológica, sin la cual no es posible recuperarse de esta enfermedad, y especialmente ayudar a que toda la población conozca ciertas medidas de prevención, dice completamente recuperada Pilar Muñoz Calero. Las futuras generaciones tienen derecho a no ver mermada su salud como consecuencia de la exposición a fragancias, pesticidas, aditivos alimentarios… Esta es mi mayor motivación hoy en día desde la Fundación Alborada y desde Hospital de Día de la Comunidad de Madrid situada en la población de Brunete”.